Traidor
Generalmente las personas disponen de un número determinado de palabras, de uso común y general. Son las que usamos cada día.
Hay, por supuesto, personas que sólo conocen esas palabras. O sea, que tienen un vocabulario muy limitado y su expresión es sumamente pobre. Sin embargo, se trata de personas cuyas necesidades expresivas no pasan de ahí, y sólo con esas palabras satisfacen su necesidad de expresarse y de comunicarse. Son, por supuesto, personas de un escaso nivel de educación y de cultura. El número de palabras que una persona emplea es uno de los índices de su nivel cultural.
Por otra parte, en el acervo de palabras disponibles por el usuario, pero que no son de uso diario o frecuente, hay algunas que se emplean muy poco y permanecen como olvidadas, y, al contrario, hay otras que parecen ponerse de pronto como de moda, y se las oye o lee a cada rato.
Una palabra que parece estar de moda es el adjetivo “traidor”, con frecuencia usado también como sustantivo. El DRAE define al “traidor” como el “Que comete traición”. Y a esta también el DRAE califica como “1. f. Falta que se comete quebrantando la fidelidad o lealtad que se debe guardar o tener. 2. f. Der. Delito cometido por civil o militar que atenta contra la seguridad de la patria”. En concordancia con esta última acepción el diccionario agrega la locución “alta traición”, la cual se refiere a “La cometida contra la soberanía o contra el honor, la seguridad y la independencia del Estado”. La llamada “traición a la Patria” es, por cierto, uno de los actos de “traición” más frecuentemente usados como acusación, la mayoría de las veces de un modo ligero e irresponsable, sin conocer bien el sentido de esa expresión, y sin reparar en las consecuencias que el abuso de la misma puede acarrear.
Cuando una persona actúa “quebrantando la fidelidad o lealtad que se debe guardar o tener”, y abandona a otra persona o a un grupo o una institución por motivos innobles, para obtener beneficios de manera oportunista, puede decirse que ha habido “traición”. Pero si se ha actuado por razones de conciencia, en razón de principios éticos que se considera menoscabados, el abandono mal puede calificarse de ese modo.
“Traidor” deriva del vocablo latino “tradĭtor, -ōris”.