La perversa validación de los partidos
Hay circunstancias tan peculiares en la Venezuela de hoy que resultan inexplicables para cualquier ciudadano que viva en una democracia.
¿ Cómo es que autoridades del Estado exijen a los ciudadanos validar la vigencia -o no- de las agrupaciones políticas y, al hacerlo, imponen condiciones tan difíciles, por no decir imposibles, para su realización?
Y por si esto no fuese ya, en sí, una aberración, el TSJ además sentencia que si a una persona se le ocurriese validar a más de un partido, su voto sería automáticamente anulado.
Es importante aclarar a aquellos ciudadanos de buena fe que dudan en ir a depositar su voto, que el hacerlo no los convierte en militantes del partido X o Y, sino en defensores de la democracia, en guerreros de la libertad y en auténticos ciudadanos que reclaman su derecho a exigir elecciones, como único método válido para decidir su destino.
Es obvio que el procedimiento adoptado por el régimen tiene como propósito eliminar los partidos políticos o, en el mejor de los casos, dejar que supere la prueba aquel que más le convenga para competir en eventuales elecciones generales.
Hay que recordar que en 1952 la dictadura invalidó a los partidos Acción Democrática y al Partido Comunista, y solo dejó competir a URD, y su candidato de entonces, Jóvito Villalba, ganó las elecciones, victoria arrebatada por la dictadura militar.
Hoy estamos en el siglo XXI y, si bien la intención puede ser parecida, las circunstancias no lo son. Si los venezolanos tienen el coraje de ir a hacer la cola y votar por cualquiera de los partidos, la democracia volverá a triunfar en nuestro país.