¿Cómo pudieron Nostradamus y los Mayas tener las mismas ideas?
La pregunta del título de este escrito es hecha en uno de los episodios que el canal de televisión por cable History Channel está transmitiendo, este mes de junio de 2010, sobre las diferentes profecías que sobre el fin del mundo hicieron tanto la cultura Maya como el famoso profeta francés del siglo 16, Michel de Nostredame; mejor conocido como “Nostradamus”, específicamente sobre un supuesto apocalipsis que ocurriría en el año 2012, sobre el cual, tanto los mayas como Nostradamus, aparentemente coincidieron.
Pero a pesar de lo que puedan creer algunos—que el hecho de que personas tan distintas y de tan diferentes épocas y lugares del mundo, hayan tenido las mismas ideas, supuestamente dotan a esas ideas de credibilidad—las mismas ideas se le ocurren a cada rato a montones de personas diferentes; y la prueba más contundente de ello, no tiene nada de misterioso: la obligatoria existencia de las oficinas de registro de patentes.
Esas oficinas existen para anotar—no sólo el descubrimiento de algo totalmente nuevo o una invención para otorgar al solicitante un derecho exclusivo a su producción intelectual—sino para establecer quién fue el primero en registrar la idea—ya que aunque novedosas o previamente desconocidas o inexistentes, las mismas ideas se le ocurren a numerosas personas sin ningún nexo, conocimiento mutuo o relación, prácticamente, todos los días del mundo.
Numerosos casos realmente extraordinarios pueden citarse; como por ejemplo, las invenciones de la agricultura y la domesticación de animales, inventadas por muy diversas culturas y pueblos de la antigüedad, en diversas partes del mundo; las invenciones del cero y de la escritura, del uso de la electricidad para iluminar espacios públicos, hogares y empresas, la invención del teléfono y del avión; y hasta la Teoría de la Evolución por medio de la Selección Natural.
Las mismas ideas se le ocurren a muchas personas distintas a cada rato, simple y llanamente, porque esas personas poseen los mismos órganos sensoriales (vista, olfato, oído, gusto y tacto), así como el cerebro más desarrollado que ha producido la naturaleza—que los dota a todos ellos de un alto nivel de inteligencia y de una insaciable curiosidad—y no me refiero únicamente a los seres humanos actuales, sino que incluyo hasta nuestros remotos antepasados que surgieron por primera vez en el planeta Tierra, hace entre 60 y 75 mil años—y estaban expuestos constantemente; como nosotros, a los mismos fenómenos naturales, desde volcanes, terremotos, rayos e inundaciones, hasta las enfermedades y la muerte, el nacimiento de una nueva vida, el amor y la música; por ejemplo.
Yo le recomiendo que deje de espantarse ante agoreras profecías de nuestros remotos antepasados, y buscar la verdad en los amplios conocimientos científicos que han estado a nuestra disposición desde hace aproximadamente dos siglos y medio.