La Mujer: Remanso de la Paz
Un encuentro con el destino es, seguramente, un encuentro con la Paz. El origen del término se encuentra, para Occidente, en la mitología de los pueblos antiguos como el griego y el romano, primero con la diosa Irene y en el segundo caso con la diosa Pax. De tal manera que muy dentro del inconsciente colectivo (como lo diría Jung), se encuentra la personificación femenina de la Paz. La serenidad de la belleza femenina, la ausencia de la violencia en su lenguaje y sus maneras, la hermosa plenitud de su juicio sereno y ponderado, hizo que rápidamente las virtudes teologales mas sublimes se encarnaran en ella como representación.Así entonces, la sabiduría, la justicia y la filosofía, actividades directamente vinculadas con el pensamiento y el conocimiento de las cosas y el ejercicio de la Paz, se asociaron a una imagen femenina por considerarse caminos hacia la perfección que ella encarnaba.
No obstante, el predominio de una perspectiva del mundo netamente masculina, en la cual se privilegió al Poder en lugar del Amor, hizo que a lo largo de la Historia, los hombres no desarrolláramos un conjunto de ideas prácticas mas allá de las creencias para disipar las confrontaciones entre los pueblos y conjurar los escenarios bélicos. Al contrario, al estructurar las políticas de Estado sobre el poder y las riquezas, le conferimos una muy baja estima a los valores que eran realmente importantes como la vida, la salud, la afectividad, la preservación del ambiente. Enfocamos la vida y nuestra realidad como sociedades con una clara orientación depredatoria destinada a la aniquilación de las diferencias, al exterminio de lo extraño, al reinado de las intolerancias. Así como construimos ciudades estado amuralladas, asimismo sembramos de murallas a nuestra sensibilidad para que quedara confinada al reducto de nuestras personales pasiones, prisionera de nuestros complejos y de nuestra ignorancia.
De allí que nuestras legislaciones sean completamente ajenas a nuestra sensibilidad.Ninguna ley habla del amor, del afecto, de cariño como valores sociales.Fueron concebidas con un modelo maquinista del individuo, mas que in dividuo, el hombre fue concebido como un elemento de la máquina social que debía funcionar sin corazón, sin espíritu, de espaldas a su rostro y a su sentir. ¿Cuál es el resultado de esa incompleta formación social, autista de sensibilidad, divorciada de las aspiraciones de la entidad humana, que funciona como un mecanismo castigador de esa entidad, que la niega y que la proscribe? Allí se encuentran a la vista.Las culturas devorándose entre sí, hombres exterminando a otros hombres sin que hayan tenido la oportunidad de aprender a vivir existencialmente los principios más elementales de la vida y la convivencia. La violencia, la ausencia de paz interior y exterior, proviene seguramente de ese divorcio, de esa desarticulación de aprendizajes con los cuales construimos unas sociedades altamente agresivas.
Hoy en día, son válidas mas que nunca esas búsquedas teosóficas por la Paz, porque el ser humano continúa siendo el mismo, con sus virtudes y defectos, vestido con un creciente y cambiante vestido tecnológico. Y el papel de la mujer en la conformación de un estado de Paz es cada vez más urgente y necesario. Podríamos afirmar que la agresión en las sociedades guarda mucha relación con la presencia o ausencia de la acción femenina por la Paz
En el Japón de nuestros días, una mujer comienza a activar ese llamado militante femenino hacia la Paz. Se ha propuesto a partir del mejoramiento de la comunicación emocional de la mujer con su entorno más cercano, lograr que su sensibilidad logre permear rígidas estructuras en la administración de las relaciones humanas. Nos referimos a la notable Dra. Kaneko Ikeda. La difusión de su búsqueda introspectiva en la siembra de los valores del amor, el afecto, el cariño, comienza a difundirse en todo el mundo
Ese mensaje llega en la palabra y obra la Dra. Kaneko Ikeda y de su esposo, el Dr. Daisaku Ikeda, quienes se han dedicado con energía y pasión al fomento de la Concordia y de los Valores Humanos, creando instituciones culturales, educativas y de investigación promotoras de la Paz a través del Conocimiento en todo el mundo.
La Dra. Kaneko Ikeda ha dirigido en forma virtuosa y ejemplar sus esfuerzos de vida para crear programas promotores de la fraternidad a través de la comunicación de estados trascendentes de conciencia, convirtiéndose en importante motor de las actividades de la Soka Gakkai Internacional, incorporando a la mujer a los ejercicios y prácticas del crecimiento armónico de mente y cuerpo como claves para el logro de una sociedad armónica donde viven los valores de la felicidad individual y social como principios activos en constante transformación y dinamismo para proyectar el estado equilibrado de la Paz, indispensable para la estructuración constructiva de la personalidad y los valores de una Nueva Humanidad.
La Dra. Kaneko Ikeda le ha conferido conjuntamente con su esposo, un extraordinario impulso a los paradigmas ecológicos del Desarrollo Humano promovido por Naciones Unidas, constituyéndose en un extraordinario puente entre las actividades académicas y el Foro Universal de Naciones, extendiendo un lazo virtuoso que permite la transformación del concepto en realidad tangible para el beneficioso desarrollo del Ambiente y de todos los Pueblos de La Tierra.
De esta manera, la Dra. Kaneko Ikeda le ha hecho un aporte invalorable a la academia y la sociedad contemporáneas, para lograr con plausible éxito la incorporación de la mujer , auténtica personificación de la Paz del género humano, en un esfuerzo mancomunado de fraternidad que ha recorrido el mundo a través de las diversas actividades que ha concebido y activado en un periplo ecuménico realzando la participación creativa y sensible de la mujer en la difusión del espíritu y propósito de la Paz, fomentando la creación de auténticos valores solidarios de vida, otorgándole un apoyo fundamental a la familia, al trabajo y a la comunidad, promoviendo el crecimiento y desarrollo de la personalidad a través de un incremento significativo de la comunicación de valores de calidad entre individuos, logrando establecer auténticas redes organizacionales afectivas que coadyuvan al fortalecimiento cotidiano de la visión y misión de vida , constituyéndolas en factores determinantes para generar la felicidad social.De esa manera, los esposos Ikeda han diseñado estrategias de Educación Formal y No Formal, que propician la integración del espacio humano tanto físico, como mental y espiritual, generando un concepto sistémico del proceso formativo del individuo capaz de superar las naturales diferencias culturales, fortaleciendo la unidad teosófica del espíritu universitario en todo tiempo y lugar, la unidad de la diversidad, convirtiéndola en el soporte fundamental de su propuesta de la Paz Mundial centrada en el Conocimiento Armónico del Ser Humano, de sus sociedades y de su entorno natural.
Todos estos logros, referencias y argumentos hablan por si solos. Y la Paz, el supremo bien común, es el mayor reconocimiento que se le puede hacer a un ser humano y a la civilización donde vive. Ser agente activo de la Paz, es el trabajo mas gratificante del mundo porque define a sus practicantes como los auténticos artífices del futuro. A esa Paz personificada por el Dr. Daisaku Ikeda y su señora esposa, la Dra. Kaneko Ikeda rendimos el más auténtico tributo y el mayor de los reconocimientos.