Marx con revisiones
La autoproclamación del presidente Chávez como “marxista” ha provocado contradictorias reacciones en la opinión pública venezolana e internacional. Voceros neoliberales, a quienes Marx siempre ha inspirado horror, se alegran de que el autócrata expropiador se haya “sincerado” y confesado por fin su más “tenebrosa” afinidad ideológica. En cambio, a quienes vemos a Marx (con indispensables críticas y revisiones) como un titán, fundador de la Ciencia Social moderna, nos parece absurda la pretensión del Presidente de ser discípulo de ese gran hombre.
El principal aporte de Marx fue, sin duda, el materialismo histórico. Antes de él, nadie había señalado con tanta profundidad la importancia “en última instancia”, de los factores materiales, económicos, en la causalidad histórica. Junto con ello, creó el concepto de “estructura” del cual se nutren las ciencias sociales contemporáneas. Y señaló que siempre han existido, como motor de la historia, conflictos sociales (a veces interrumpidos por treguas) entre minorías hegemónicas y mayorías subordinadas. Los cambios estructurales se plasman en sucesivos modos de producción y expresiones culturales, y existen etapas históricas ineludibles, que no pueden ser violentadas. Las fuerzas ascendentes y sus dirigentes mueven la historia hacia la liberación del ser humano, pero no deben caer en voluntarismos que ignoren la sucesión de etapas determinadas por una concatenación dialéctica universal.
Otra importante contribución de Marx fue la explicación de los mecanismos de explotación del trabajo humano para generar beneficios no devueltos a la sociedad bajo el modo de producción “burgués”. Su análisis del trabajo “socialmente necesario” como generador del valor promedio de las mercancías, y del constante empeño patronal en reducir los costos laborales, mantiene su vigencia.
Sobre todo, Marx fue paladín de la democracia y enemigo acérrimo de toda dictadura de caudillos o élites sobre la mayoría trabajadora y popular. Sin cese, condenó procedimientos despóticos como los que, después de su muerte, serían puestos en práctica por Lenin, Stalin y el Partido Comunista (bolchevique). Junto con ello, rechazó todo dogmatismo y dijo que, si los dogmáticos eran “marxistas”, él mismo no lo era.
En cambio, Hugo Chávez no toma medidas estructurales para empoderar a los asalariados, sino predica un destructivo odio entre clases “ricas” y “pobres”. Violenta las etapas históricas, queriendo implantar un “socialismo” donde aún no se ha cumplido un previo desarrollo capitalista nacional, soberano y productivo. Menosprecia y oprime a la clase trabajadora a través de un brutal capitalismo de Estado, y ha implantado un despotismo personal de corte bonapartista, como el que Marx denunciaba en su El 18 Brumario de Luis Bonaparte.