Detrás del 28 de Enero de 1821
El enfoque histórico en el país y la región todavía sigue centrado en el realce superlativo de fechas y héroes; soslayando que la historia es un proceso, que no lineal, donde se conjugan generaciones, movimientos, grupos y ante todo definidas clases sociales; las cuales arrastran unas mentalidades, que corresponde a las relaciones sociales de producción de ese momento histórico. Por lo que reducir la fecha que nos convoca a llevar al Olimpo a los personajes firmantes del Pronunciamiento de Maracaibo, sería caer en la trampa de la historia patria, o peor, hacerle comparsa al dicho La historia la escriben los vencedores; y en la actualidad cuando desde hace una década se impulsa La Zulianidad como coartada política y no como identidad local, no fijar posición analítica sobre estos juegos ideólogos de intereses en función de los Amos de la Cuenca del Lago, los Amos del Valle y la Boliburguesía; nos llevaría esta convocatoria a lo que casi siempre se reducen estos actos solemnes: La emoción hipócrita por los héroes del pasado, desdibujando los poderes creadores del pueblo; en nuestro caso del combate por su liberación, que el zuliano de a pie mantiene desde siglos contra sus dominadores.
La historia no es el relato de la mentira, como muy ideológicamente vocifera el historiador local Ángel Lombardi, padre; tampoco el imperio de las generaciones, que señala el conservador mariano Luís Guillermo Hernández. La historia, por desgracia, ha sido el ocultamiento de las realidades o en muchos casos el silencio por siempre de tantas conexiones de los actores sociales, que se fueron con ellos a sus tumbas. Les invito entonces para que nos remontemos más al pasado, no será un viaje demasiado largo, se buceará haciendo grandes chapuzones, con la perspectiva del materialismo histórico; para entender por qué se llegó al 28 de enero de 1821.
El Zulia es un accidente histórico que forme parte de la República Bolivariana de Venezuela, dicho accidente fue un juego de fuerzas; bien se sabe que cuando el español hace presencia definitiva en este terruño, pasa a denominarse Gobernación de Coquivacoa y Urubú en 1499; para después con el paso de los años (1528) ser Provincia de Coquivacoa y Urubú. En 1676 nos integran a la Provincia de Mérida del Espíritu de Maracaibo y será en 1678, cuando por vez primera se nos denomina Provincia de Maracaibo. En los lapsos anteriores, el actual Estado Zulia dependió administrativa y jurídicamente del Virreinato de Santa Fe y la integrarán a nuestra nación mediante la creación de la Capitanía General de Venezuela en 1777; no sin señalar que fue por disposición de Carlos II ante la petición negada al ayuntamiento marabino, el cual abogaba por seguir dependiendo del Virreinato de Nueva Granada y no de la Real Audiencia de Santo Domingo, como se impuso.
El Estado Zulia al formar parte en el movimiento independentista mediante el acto del 21 de enero de 1821, mantiene su status de Provincia y al acoplarse al decreto del Congreso de Cúcuta en el mismo año junto con Trujillo y Mérida, pasa a denominarse Departamento Zulia, que tendrá su sede en Maracaibo. Al separarse el país de la fallida Gran Colombia, se vuelve a denominar Provincia de Maracaibo.
Ante los hechos mencionados los intelectuales ganados por la ideología del secesionismo callan; como tampoco mencionan nada sobre los movimientos libertarios del pueblo de a pie; al contrario exaltan hasta el delirio figuras como José Domingo Rus, liberal a favor de la corona española, representante digno de la oligarquía marabina; y otros como el difunto cronista de la ciudad de Maracaibo, Guerrero Matheus, quien en conferencia dictada en el Instituto Zuliano de Caracas (28/01/1960), refiriéndose al sastre Pirela y su acción con apoyo de mulatos y negros haitianos; que el susodicho marabino no pasaba de ser un mercenario vendido por nueve mil pesos a unos libertinos sin objetivo; mas se explaya en elogios con respecto al movimiento de la Escuela de Cristo, a la que llega de calificar como el primer intento verdaderamente serio de independencia del país. La historia sesgada de estos hombres, tampoco dice nada de la lucha histórica desde que llegó el invasor español el 21/08/149l, de nuestros aborígenes. Relatemos.
El muy adelantado Ambrosio Alfinger comisiona a González de Leiva, quien debe trabajar para esclavizar a los aborígenes de la región que encontrase en su trayecto; fruto de ello caza para la venta doscientos cuerpos sin almas, según la doctrina de la santa iglesia del momento.
Como refiere el Padre Delgado Ocando en su libro Historia del Zulia: A los indios bubures les colocó en la barbilla la v de Venezuela; ante tanto atropello era lógico que muriera flechado por los nativos Don Alfinger. La resistencia aborigen duró tanto, que los españoles en carta al rey piden que se cree la Provincia de la Guajira, que comprendería desde la Guajira venezolana a Río Hacha en Colombia, habitada por casi treinta mil fieros sin dios, que no le daban descanso al ibérico; quienes en el nombre de Pacheco Maldonado podrán al fin descansar al vencer en gran medida a los aborígenes, para que se consolide luego la hegemonía española de la mano de los franciscanos con la ayuda de Juan Chourio, el esclavista; quienes reducen a los mal llamados motilones, últimos nativos. El profesor Lubi Portillo nos refiere el caso de los Barís, pueblo diezmado a favor de los ganaderos de la zona perijanera. El análisis es irrebatible, una etnia que originariamente tenía un territorio de 35.000 km2 en el año 1700, se le reduce en el año de 1980 a 2400 km2; he allí el aporte de los capuchinos en el nombre de Cristo, guiados por el negrero José Chourio entre los años de 1716 y 1741, a favor de los ganaderos, bandoleros, políticos, militares y jueces. Se prolonga el exterminio y se verá como a la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez en el 58, los ganadores perijaneros tratando como siempre de extender sus tierras cual Doña Bárbara, contratan sicarios colombianos para que efectúan una masacre. Nada diferente con lo presenciado el año 2008, cuando los herederos de esos mismos ganaderos vociferaban que se armarían ante la afrenta de esos indios, supuestamente entrenados por la guerrillera colombiana. En clamor los indios Maracaibo, Nigale, el chino Julio y el gran gramático guajiro Miguel Ángel Isayú nos hablan de su ideario, nos dicen que todavía quedan vestigios de unos pueblos originarios prestos para el combate definitivo, que el pueblo zuliano, nacional, continental y mundial, debe dar contra el sistema enajenante de la economía de cambios.
Vamos al pasado colonial y vemos que en el 7 de Febrero de 1606- se apunta del profesor Vinicio Nava: El Zulia Glorioso- hubo un levantamiento de los aborígenes del centro-norte del Lago ante el gobernador de Venezuela, Sancho Urquiza, cuando éste se juramenta en Maracaibo; sigue la rebelión con viso de elite con el movimiento independentista de la Escuela de Cristo, el 26 de marzo de 1812; pero tiene un paréntesis profundo, obviado por los historiadores acomodados: La sublevación del 19 de mayo de 1799, capitaneada por Francisco Pirela, como se ha referido.
La realidad de despojo no aparece en el ensayo La Ciudad Velada del sociólogo Miguel Ángel Campos en ningún momento; él, cristiano, debe soñar con el prototipo del hombre civilizado, el instrumentista, el cultivador de las artes, el ciudadano republicano del que hablaba el europeísta al fin, que fue Simón Rodríguez. El discurso de la Fe de los Traidores del ensayista va en búsqueda de las patologías del ser, dejando escondida la rapiña, la inclemencia de un oligarquía, el mantuanaje hoy trasmutado en la burguesía sin escrúpulos, que todavía con sus métodos de crueldad se deleita en tener a los sin dios en sus potreros, cual otros animales de establo; mientras él corrige textos para la curia universitaria, que es la Universidad Cecilio Acosta, reducto postmoderno de aquellos jesuitas; en tanto los capuchinos hacían entrar a la fe a baris y yupas; aquellos formaban la elite de la ciudad, que tantos años después tendría en los copeyanos de la década del sesenta de siglo pasado, su escenificación del autotitulado zuliano mayor Osvaldo Álvarez Paz, primer gobernador electo en la era democrática regional.
La historia zuliana impone darle otra mirada, ya basta del Zulia Glorioso y de los crónicas mortuorias del cronista de la ciudad de Maracaibo, Guillermo Ferrer; si no miremos el recorrido de la otra etnia preterida, como son los negros traídos del África, negocio esplendido que fue para el mencionado Juan Chourio. Asentados los primeros negros en Maracaibo, luego a la subregión perijanera, con su debido marcaje irán a parar al Municipio Sucre. Sirva de anécdota que todavía en el pasado siglo el Presidente del Estado Zulia, Vicente Pérez Soto, tuvo que lidiar con burgueses como los Paris, si, los mismos que hace décadas regentaban las casas comerciales Paris; quienes perseguían a los desvalidos negros, quienes huyendo de Bobures, Gibraltar y Heras, recalaban en Maracaibo, pidiendo justicia.
Mucho hay que decir de los intentos de rebelión de los negros; no se olvide que la gaita en gran medida tuvo su génesis en esos pueblos del Sur del Lago, como un canto de protesta contra el esclavista hacendado. Loas a quienes en contra de la burla y el acecho, desde una visión de identidad negroide asumieron su papel y sus expresiones culturales, como los difuntos Juan de Dios Martínez y esa cantora de gaita de tambor, que fue doña Olimpia Maldonado.
Se debe entender que la historiografía oficial y la burguesía zuliana han tratado en todo momento de silenciar la resistencia de los excluidos y las minorías. Así se observa como el ex cronista de la ciudad Guerrero Matheus, tal se ha apuntado, califica el movimiento del zambo Francisco Pirela contra las autoridades españolas; como una acción de un mulato comprado por la avidez de unos mercenarios haitianos, afiebrados por los conceptos de la revolución francesas.
Nada dice Guerrero que de no haber sido delatada la empresa de Pirela el régimen español pudo ser trastocado gravemente y hasta la actual hegemonía burguesa del Zulia, tendría otros componentes muy posiblemente. Pero eso sí, lleva al delirio la Escuela de Cristo, liderada por el padre Saint Just, a su criterio el primer movimiento sistemático de lucha contra el opresor español. Tampoco dice nada Mateheus que esa elite comercial marabina en gran medida antes de integrarse al proceso independentista el 28 de Enero de 1821, trabajó en todo momento por mantener sus privilegios al punto que envía a las Cortes Liberales de Cádiz en España un diputado, el ahora sacado de los folios de la historia, José Domingo Ruz, como también llevaron al Panteón Regional al Atila del Zulia, Venancio Pulgar, sólo con el ánimo de atizar la autonomía regional que le conviene a la burguesía que mira el lago con desdén desde la Calle 72 y Mara Norte.
Esas otras historias vedadas relatadas dieron génesis entonces a que el 28 de Enero de 1821 en la Provincia de Maracaibo cierto segmento de su élite al mando del Coronel Francisco Delgado, quien se desempeñaba como Gobernador Político, Intendente y Comandante Militar de esta provincia, la declara República Democrática e integrante del departamento Zulia al proyecto de la Gran Colombia. Pero más allá traigamos al recuerdo algunas hechos, que nos dicen que este pronunciamiento no fue gratuito, un simple acto de idealismo romántico. Esa misma élite sabía de los adelantos del ejército del Libertador, quien después de la firma con Morillo en Trujillo del Tratado de Armisticio y Regularización de. la Guerra en 1820, nombra a Rafael Urdaneta, Comandante en Jefe de la División de la Guardia con jurisdicción limite de acuerdo con el referido tratado, desde Barinas siguiendo una línea hasta Moporo en la orilla del Lago. Los mantuanos de Maracaibo entendieron que no eran los tiempos de 1811, cuando las tropas al mando del Rodrigo del Toro, enviadas por los patriotas fueron repelidas desde Maracaibo por las fuerzas militares españolas, como también se olvidarían que por sus intereses e intercesión del José Domingo Ruz a Maracaibo en 1813 las Cortes de Cádiz le otorgó el título de Muy Noble y Leal Ciudad. El mismo grupo de notables, que a partir de 1830, al tanto del decaimiento de Simón Bolívar a su muerte le tilda de tirano, para correr a sus negocios y casar a sus hijas con los intereses capitalistas ingleses que surcaron la cuenca; origen según los estudios del primer núcleo de la burguesía comercial marabina; la cual en su hipocresía histórica nueve años después, 1839, ante la sustitución de la burguesía inglesa por la burguesía alemana, vuelve a mezclar las faldas de sus hijas ahora con los teutones; para que en 1920 asuma los modismos norteamericanos traídos ante la explotación petrolera y en la actualidad se robe ella misma con casos silenciados como la Vuelta; donde los empresarios y usureros de la ciudad se estafaron y nadie está preso. Atrapada y sin salida la burguesía marabina y sus diversos componentes, es vox populi como los paracos colombianos, árabes y la mafia guajira dominan el comercio informal y los grandes centros comerciales llamados Malls; sin que el conflicto social dejé de cesar en todas las direcciones de nuestra entidad federal.
Hemos ido al pasado colonial y vemos que en el 7 de Febrero de 1606- se apunta del profesor Vinicio Nava: El Zulia Glorioso- hubo un levantamiento de los aborígenes del centro-norte del Lago ante el gobernador de Venezuela, Sancho Urquiza, cuando éste se juramenta en Maracaibo; sigue la rebelión con viso de elite con el movimiento independentista de la Escuela de Cristo, el 26 de marzo de 1812; pero tiene un paréntesis profundo, obviado por los historiadores
acomodados: La sublevación del 19 de mayo de 1799, capitaneada por Francisco Pirela, como se ha referido.
¿Qué queda de la fecha que nos convoca. Creo que casi nada, el imaginario social del zuliano es, por desgracia, una carpa fenicia flotando sobre su lago. El zuliano promedio se abisma en vallenato y aguardiente, mientras los paracos, la mafia árabe y cierta grupos guajiros, junto con los amos de la sesenta y dos; siguen drenándole los poderes creadores al pueblo. En medio de esa realidad se impone clamar por el Zulia Posible y trabajar por cosas elementales como el rescate definitivo del lago, no puede seguirse dando el contrasentido que seamos una ciudad de espalda al lago, tapiado permanece en tanto los grandes proyectos de región yacen sepultados; sino preguntémonos que quedó del proyecto siderocarbonìfero, cuándo reflotará el Sur del Lago, llamado desde hace tiempo a convertirse en el granero y la res que alimenta el país; las zonas industriales de Maracaibo y Ciudad Ojeda no se activan con el rigor de la técnica que requieren estos tiempos; en materia turística nada se ha avanzado; la burguesa hace su fiesta construyendo sus Malls y el ciudadano común se lanza como buhonero ante la inexistencia de empleos productivos; el ánimo de la entidad federal apenas se reaviva con los taladros petroleros, nada diferente a casi un siglo de aparición del chorro petrolero. El zuliano sigue anclado en su puente, chinita y gaita, nada quiere saber de lo propio y en ese contexto avanza una inmigración no calificada del vecino país Colombia ante la desidia de los gobernantes. Casi nada se proyecta en el Zulia para el país, si bien el centralismo no nos ha convertido en una playa de pescadores, lo real concreto es que somos un bazar persa y no una factoría industrial y científica.
Un proyecto para el Zulia se impone. El desarrollo postergado no puede seguir. Subregión como El Sur del Lago exige convertirla definitivamente en el granero de Venezuela; la subregión Guajira grita por la modernidad, el empuje de la etnia guajira clama por sus brazos en producción y acabar con sus males casi endémicos: contrabando y falta de agua; si es la Costa Oriental del Lago, también requiere que se le retribuya su aporte al producto interno bruto nacional y dejar en la nostalgia el balancín del Zumaque; la subregión Perija necesita que se le abra de nuevo la fortaleza emprendedora y trabajar con seguridad en su propia tierra; en tanto, la subregión capital debe entender que la planificación del caos en que se desenvuelve no puede seguir. Maracaibo, San Francisco y Cabimas no son el Zulia, como Caracas, Maracay y Valencia no son el país.
El Zulia exige unidad pero no la unidad del Hombre del Sur, Omar Barboza, Rodrigo Cabezas, el General Martínez de Corpozulia, Pineda Belloso y los Auvert. La unidad es otra y se sintetiza en: sanción definitiva a la Ley de la Hacienda Pública Estatal; retomar la planificación en el estado, las actuales gestiones en el Palacio de los Cóndores trabajan al impulso del efectismo político y un verdadero desarrollo impone coordinación; ello no implica desconocer que también se debe acabar con gobernaciones paralelas y hasta alcaldías con pretensiones de Gobernación. El pueblo llano exige respeto, un Zulia ciudadano nos reclama; por ello se impone reanimar las zonas industriales, transformar el sistema educativo memorístico y sin habilidades concretas, por las escuelas de oficio y técnicas; donde se forje el recurso humano de calidad. Ya basta de los mercados fenicios en casi toda la geografía regional.
Sin ánimo xenofóbico el Zulia debe peticionar ante el gobierno nacional un drástico control ante la inmigración colombiana. El costo de esa población vecina nos está cobrando hasta la identidad local, cada día flotando como una carpa fenicia en el lago. Y si el Zulia es puente, chinita y lago, se debe priorizar el saneamiento de la cuenca del lago; trabajos con la rigurosidad científica ha efectuado la Facultad de Ciencias de Luz, en los que se evidencia los riesgos para la propia vida, si el caos que se deriva de la intervención de la Sierra de Perija y la explotación irracional del carbón prosigue, con el consiguiente deterioro de nuestra ríos y el Lago.
Un llamado por el rescate de la entidad federal, que no es una concepción regionalista enfermiza; sino como integramos lo local en lo nacional y lo internacional; creemos y profesamos la autonomía pero no esa autonomía del fraccionamiento, el secesionismo y los intereses de las castas de la entidad federal y de más allá de nuestras fronteras Dejemos atrás el llamado Zulia Glorioso y cabalguemos con devoción mariana por el Zulia Posible, ese que sólo puede ser realizable producto de la confluencia de los intereses encontrados pero reconciliables de sus actores… El Zulia es Venezuela y abre el debate.
La región pionera de emprendedores y realizadores no se puede quedar paralizada ante el devenir histórico actual. Un verdadero pacto local debe aparecer en escenario; so pena de reproducir con mayor metástasis los desequilibrios en la región. Un Plan Regional es posible, articulado con el nacional siempre en pro de lo local con la debida solidaridad interregional. La lucha es por un Zulia con base en la ciencia, la tecnología y un sano humanismo; que se reduce llanamente en forjar ciudadanos y ciudadanas de calidad y con visión de futuro.
El discurso de tarima debe dar paso a la gestión de gobierno y la creación del reales emprendedores económicos; finalicemos de recrearnos en el pasado, ya es tiempo de dejar de navegar en Piraguas, oír el reloj de los Haticos, leer los reportes de las inundaciones producidas por el desborde de los ríos Chama y Catatumbo; el secuestro en tierra nativa de hombres y mujeres por paramilitares y guerrilleros colombianos, y observar como un estado con tanto aporte a la riqueza nacional, se le transfieren limosnas para apaciguar sus recurrentes problemas, exponenciados por el crecimiento de la población y los vecinos que llegaron para quedarse. No batallemos con la aurora, démosle una direccionalidad al rayo del Catatumbo. Basta de sensiblería cada 17 de noviembre y tomemos impulso para refundar un estado abismado en su desconocimiento, escenario que políticos y definidos grupos económicos han trabajado para mantenernos aletargados. La hora de la batalla es nuestra, mas con organización, productividad y moral. Una vanguardia zuliana debe emerger para que definitivamente el Zulia tome se rango de emporio y granero de Venezuela.