Opinión Nacional

Chávez “stoneado” o Stone “eschavetado”

Esta semana hemos visto una arremetida de Chávez en la prensa internacional, de la mano de Oliver Stone. Stone en el mejor de los casos está enfatuado con Chávez, y quiere convertir a ese “incomprendido” y “malquerido” en rutilante estrella de unos medios que ya no lo quieren. Que ya no lo ven como el “buen salvaje” o el “buen revolucionario” o como el enfant terrible a quien todos aceptan risueñamente sus impertinencias, su falta de politesse. Ahora se trata de un sujeto que lo mandan a callar y que progresivamente ha perdido el discreto encanto del “revolucionario”, para convertirse en la bien recordada figura de un dictador, de un líder totalitario de las que ya muy bien conoce el mundo.

La aparatosa pérdida de popularidad internacional del comandante debía ser combatida. Y aquí intervino Stone. Aquel que nos contó con un descarnado lenguaje cinematográfico, como mataron a Kennedy o la cruenta guerra de Vietnam, allá y en casa (de ellos, los gringos). Todo empezó con un corto dedicado al “magnifico”. Su documental  “Al Sur de la Frontera”, presentado por primera vez en la Mostra de Venecia, fuera de programa. Documental que todo el mundo sabe que fue financiado por el propio Chávez, el mismo lo declaró. Stone aceptó el sesgo de su trabajo argumentando que como a Chávez lo han demonizado, él lo santifica. Stone se ha convertido en forjador de la “historia oficial”.

Esta semana Stone ha reaparecido cerca de Chávez en una entrevista con la BBC de Londres y otra para el Financial Times, como coach del comandante. La entrevista con el periodista de la BBC, Stephan Sackur, del programa Hardtalk, fue una torta para el criollo, quien nunca pensó que habría repreguntas tan contundentes-aparentemente o no conocía el estilo de Hardtalk o pensó “me la voy a comer”. No pudo contestar las interrogantes sino que utilizó el manido argumento de no contestar e insultar –lo hizo con Sackur -, y  responsabilizar  a los demás de sus problemas e incapacidades. 

Enfatuado o no, Stone también necesitaba estas entrevistas para mercadear su cortometraje, y evitar que una mala imagen de Chávez mostrara las costuras de una película por encargo. Pero no lo logró. Quizás pudo hacer de coach, evitando que perdiera la compostura, pero no le pudo escribir el guión ni editar las entrevistas y las respuestas de Chávez. Todo lo contrario, lo que logró fue revelar más claramente el carácter dictatorial del proyecto comunista y  aumentar el desprestigio de Chávez y de él mismo.

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