Corrupción
El sustantivo “corrupción” está cada día más vigente en la sociedad contemporánea. En todos los países –en unos más que en otros, pero en todos– la “corrupción”, sobre todo la de tipo administrativo, está cada vez más presente.
“Corrupción”, por otra parte, es un derivado de “corromper”. Este, de origen latino (“corrumpere”), es un compuesto del prefijo “co-“ y el verbo “-romper” (en Latín “cum-” y “-rumpere”). Sin embargo, como una curiosa peculiaridad “corromper” tiene dos participios, uno regular, “corrompido”, usado sólo en la formación de los tiempos compuestos (“he corrompido”, “habrá corrompido…”), y otro irregular, “corrupto”, que empleamos sólo en oficios de adjetivo (“funcionario corrupto”, “sociedad corrupta”) o en oficios de sustantivo (“un corrupto”, “esa corrupta”). Sin embargo, “romper” sólo tiene un participio, irregular, que es “roto”, empleado para formar los tiempos compuestos y como adjetivo (“vidrio roto”, “esperanza rota”) o como sustantivo (“un roto en la camisa”, “un roto en el techo”). En ningún caso “rompido”.
EL DRAE registra también el adverbio “corruptamente”, los sustantivos “corruptela” y “corruptibilidad”, y los adjetivos “corruptible” y “corruptor”·
“Corrupción” es palabra vieja. Aparece ya en el Diccionario de Autoridades (1726), primera edición del Diccionario de la Real Academia Española, pero allí figura sin la acepción de “corrupción administrativa” arriba citada. Ésta aparece por primera vez en la 22ª edición del DRAE, de 2001.
Mi amigo el escritor peruano Julio Ortega, profesor en la Universidad de Brown (USA), y uno de los más connotados críticos literarios hispanoamericanos de hoy, me cuenta: “Yo estoy componiendo, burlas veras, un Diccionario de la corrupción, con ejemplos peruanos, ya que mi pobre país avanza en lo económico y se hunde en la corrupción”. Lástima que sea sólo con ejemplos de su país. Si fueran de Venezuela, el diccionario le resultaría una voluminosa enciclopedia.