El sueño de Pastor y el sueño de Gerver
“Mi Victoria de Fórmula Uno”, dijo el corredor de autos Pastor Maldonado, es un “Sueño para Venezuela”. Por otra parte, uno de los mejores ensayos que se hayan escrito sobre la necesidad de desarrollar la sociedad venezolana se llama “Un sueño para Venezuela”, de Gerver Torres.
Son dos sueños en gran medida contrapuestos. Uno, el de Pastor, habla de su victoria en un deporte elitista, no practicado en Venezuela por más nadie sino por él, como un sueño que todos los venezolanos deberíamos compartir. Ha sido una victoria que complace, como deben complacer todas las victorias. Pero ha sido lograda a un costo alto, unos $70 millones entregados por PDVSA a la empresa Williams para que Pastor pueda correr su auto y llevar la bandera de Venezuela grabada en un costado del auto. Esa bandera hoy se alza en el podio de ganadores, aunque en varias oportunidades anteriores se había identificado con los retiros y las derrotas. Una victoria borra todas las derrotas? No lo sé.
El otro sueño, el de Gerver, nos habla de pasar de una Venezuela llena de gente a una Venezuela de ciudadanos, a ser un país donde todos seamos iguales ante la ley, donde la educación sea de calidad y la acción gubernanmental sobre salud no se limite a la aspirina sino que incluya al hospital. Una Venezuela democrática y libre, con un liderazgo político honesto.
Ya el sueño de Pastor parece haberse materializado: ganar una carrera. El mío, que es el mismo de Gerver, aún no. El sueño de Pastor fue más fácil de lograr. Lo felicito pero, por alguna razón, no puedo alegrarme. Tendré que seguir soñando.