Cáncer en el alma
En un evento anterior, Eva se había comprometido públicamente a trabajar para Senos Ayuda, fundación dedicada a prevenir, apoyar e informar sobre el cáncer de mamas. Eva fue una gran vocera y su libro “Fuera de foco” pronto se convirtió en un “best-seller” por su honestidad y su lenguaje claro y directo.
Bolivia Belisario de Bocaranda, presidenta y motor de esa maravillosa iniciativa, con voz quebrada por la emoción, habló sobre Eva y sobre las vicisitudes que pasan los pacientes de cáncer en Venezuela. Contó, por ejemplo, del caso de los pacientes de El Sombrero, Estado Guárico, donde los pacientes son trasladados a Caracas en un camión, como si fueran reses o cerdos. Al llegar a la capital los “cambimbean” de un hospital a otro hasta llegar a alguno donde en el mejor de los casos, les aplican la mitad de la dosis necesaria para su tratamiento. Luego, con el malestar entre pecho y espalda, de vuelta en el mismo camión para el pueblo.
Continuamente en el Twitter pasan mensajes pidiendo remedios para el cáncer para personas de todas las edades. Me impacta sobremanera cuando el paciente es un niño. En el concurso de Montblanc todos quedamos conmovidos por la carta que Susana González, una joven profesional madre de dos pequeños, le escribió al tumor que le salió “cerca de su corazón, en la mama izquierda”.
No es poca cosa tener cáncer. Pero tener cáncer y no tener acceso a un tratamiento adecuado, es el calvario con la cruz a cuestas. Un tuitero a quien sigo, @LuisTrincado, decía el jueves pasado que “duele el alma ver la cantidad de peticiones de ayuda para conseguir medicamentos y tratamientos en este pobre país rico petrolero”.
Por eso me llena de ira que el Presidente de la República, quien supuestamente también padece de cáncer, no haya desarrollado (a la par del cáncer) la piedad para quienes -como él- lo padecen. Es posible ¡claro que es posible! pero no es justo, que Chávez se haya dado el lujo de dilapidar la friolera de casi 13 millones de dólares (cifras del Diputado Carlos Berrizbeitia) en su tratamiento. Vale la pena recordar la primera parte de la entrevista que el viernes 20 de abril le hiciera Pedro Pablo Peñaloza para El Universal:
#Los últimos viajes del presidente Hugo Chávez a Cuba no habían generado ningún tipo de polémica en la Asamblea Nacional. Un vocero del PSUV exponía razones humanitarias y legales a su favor, otro de la oposición le deseaba pronta recuperación, demandaba un informe médico y, a lo sumo, cuestionaba que no delegara el poder. Luego, ambas bancadas levantaban los brazos y el comandante volaba a La Habana.
Sin embargo, el sábado 14 de abril algo cambió. Antes de que la AN autorizara nuevamente por unanimidad el desplazamiento de Chávez, el diputado Carlos Berrizbeitia (Proyecto Venezuela-Carabobo) encendió la discusión cuando lanzó esta afirmación: el mandatario es «el venezolano que tiene la enfermedad más cara en la historia democrática del país».
Berrizbeitia sostuvo que de los últimos 340 días, «desde el 11 de mayo de 2011 hasta el 8 de abril, el Presidente ha pasado 200 días de reposo y 80 días en Cuba». «En el avión que llaman ‘chupadólares’, son más de 56 horas de vuelo. Nada más en esa partida se han consumido casi 1 millón 700 mil dólares», enfatizó el legislador, que contrastó estas cifras con la situación que enfrenta la unidad oncológica del hospital Razetti en Puerto La Cruz, que lleva ocho meses paralizada”.
¿Es que Chávez no mira hacia los lados? ¿No le inspiran compasión esos pacientes que son tan pacientes como él, pero que no tienen la chequera del gobierno y en ocasiones ni siquiera tienen chequera?
Si los CDIs y los médicos formados con tanta alharaca por el chavismo fueran tan buenos como dicen, Chávez debería haberse tratado en ellos y con ellos. Pero no. Los demás que se frieguen. Él, como dijo en cadena nacional, va, se hace el tratamiento y se regresa en el avión. En “su” avión. Yo sí sé dónde tiene el cáncer Hugo Chávez: lo tiene en el alma.
