23 de enero de 2017; no se trata de oposición, sino de cómo drenas el descontento
La ciudad amaneció acordonada. Piquetes de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) en el centro de Caracas, en las inmediaciones del Consejo Nacional Electoral (CNE), y a lo largo y ancho del municipio Libertador, eran parte del paisaje de un lunes casi normal, prácticamente como cualquier otro, de no ser porque la oposición convocó, una vez más y para iniciar el año, una nueva marcha otro 23 de enero. El objetivo: exigir el respeto a elegir, a votar y manifestarse pacíficamente.
─ “Por qué la oposición no esperó el sábado. Hoy lunes la gente trabaja”, se podía escuchar en una especie de debate urbano, como en una pequeña escala, en las calles de Caracas.
Ya la rutina era conocida, la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) convocó una movilización hacia el CNE y eso bastó para que el Gobierno se adjudicara un mártir que llevarían al Panteón Nacional un 23 de enero, todos a la calle, con el pueblo, y también con la oposición. Se les informa a los señores usuarios que por motivos de orden público cerraremos seis estaciones del sistema metro, era el sonido de fondo en las estaciones del sistema de trasporte en el que ya se veían pequeños grupos de empleados públicos que abordaban los pocos trenes con franelas rojas. Quienes aún no lo recordaban, se enteraron en ese momento que en la ciudad la gente caminaría, una vez más. Esa es la práctica: el gobierno vacía ministerios, entidades públicas y cualquier oficina cuyo nombre incluya las palabras «popular, gobierno y púbico».
Una hoja de ruta
Desde tempranas horas de la mañana, hubo cambios, modificaciones, ajustes, en los puntos de concentración. El punto de la avenida O’Higgins ya no era una buena opción. En el oeste de la ciudad las calles estaban desiertas de alguna manifestación opositora.
11:55 am
En la frontera entre este y el oeste de la capital, en la florida, desde el comité ejecutivo nacional del partido Acción Democrática (AD) comenzaba a imperar la ansiedad, la impaciencia. Camisas blancas se apostaban en la entrada, esperando instrucciones.
─ “Si van a esperar que llegue más gente a esta hora y no salimos de una vez, perdemos tiempo”, cuestionaba Linda Clemente, con sus 68 años, una asistente a la manifestación.
En la espera de más instrucciones, entre llamadas, saludos, preguntas y respuestas, Simón Calzadilla, dirigente de Avanzada Progresista, reconocía que la movilización en la parte oeste de la capital era cuesta arriba. “Todo está tomado”, decía, pero confiaba en el carácter nacional de la movilización.
No se trata solo de oposición, sino del descontento
Quienes salieron a manifestar el 23 de enero de 2017, lo hicieron por los mismos motivos que quienes también lo hicieron en el año 1958: aborrecer un sistema dictatorial, restablecer las libertades y exigir democracia.
En una reciente entrevista, el sacerdote jesuita y ex rector de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), Luis Ugalde, rememoró que hace 59 años la fuerza de movilización fue el profundo descontento con el sistema político de entonces. Este lunes 23 de enero de 2017 también había mucho de eso, demasiado descontento con quienes están al frente del gobierno.
─ “¿Cuál fue el discurso del ex presidente Chávez para llegar al poder?: igualdad, oportunidades, justicia. Cómo me puede hablar ahora la cúpula del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV)”, dice Omar González, franela negra, con rayas blancas, un jean y un alto contrate con tantas camisas blancas en las inmediaciones de la casa de AD, en la Florida. González es un contador de 46 años que, aclara, no milita en ningún partido político, pero que salió a manifestarse porque la situación es inaguantable.
Unos metros más abajo, la policía esperaba, al trancar los accesos y salidas de la avenida Libertador, a quienes caminan desde los puntos de concentración dispuestos más al este de la ciudad: santa fe, parque cristal, Altamira, Chacao.
─ “¿Cómo drenas con esta situación? Aquí no se puede manifestar. No se trata de oposición, no. Se trata de descontento”, dice González.
Una tarea difícil
─ “Por abajo, por abajo”, gritaban los manifestantes que se agolpaban en varios puntos a lo largo de la Av. Libertador y que no querían llevar a sus casa una nueva frustración, por no poder pasar uno, dos, tres piquetes de la PNB, que impedían el flujo de la marcha hacia la sede del CNE. Era la 1 de la tarde, el sol ya calentaba lo suficiente como para enardecer los ánimos, pero quienes dirigían la manifestación llamaban a la calma. La manifestación, aclaraban, era pacifica, como todas.
─ “Van a tener que anunciar 10 minutos antes qué es lo que harán para la próxima”, era una de las exigencias de los manifestantes respecto a la estrategia opositora de convocar las movilizaciones y luego quedar atrapada entre piquetes policiales y funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana, sin poder llegar hacia donde se lo plantean.
Los cuestionamientos retumbaron en los oídos del gobernador del estado Miranda, Henrique Capriles, que estaba a la vanguardia de la manifestación y encaraba el primer piquete de la PNB en la Libertador.
─ “Las próximas manifestaciones en Venezuela serán sorpresa”, dijo con un tono entre la indignación, la inconformidad y la firmeza.
En su último discurso como presidente de los Estados Unidos, Barack Obama reflexionó en torno a lo que implican las conquistas democráticas. “La democracia es una terea difícil. A veces sangrienta”.
─ “A qué le temen”, gritaba el diputado a la Asamblea Nacional por el bloque de oposición, José Manuel Olivares, frente al piquete de la PNB.
Lo que no se ve, pero se siente
Recientemente el periodista y escritor puertorriqueño, Héctor Feliciano, escribió que la historia íntima de un pueblo se compone de las emociones y sentimientos que lo recorren, “de las altas y bajas que afectan su estado de ánimo”.
La movilización del lunes 23 de enero de 2017 tal vez tenga mucho de eso que definió Feliciano.
“La oposición tendrá el inmenso reto de reconstruir el «momentum» perdido de participación social para la defensa de sus derechos políticos”, escribió en su cuenta de Twitter el presidente de Datanálisis, Luis Vicenete León, respecto a la movilización de la oposición.
Nuevamente, y como se preguntaba Omar González, ese manifestante un poco desconcertado, “¿cómo drenas?”, ese será el reto de la oposición después del 23 de enero de 2017.