¿Ingobernable o desgobernada?
Vuelve a plantearse con fuerza la interrogante sobre la gobernabilidad de Caracas, dramáticamente justificada por el caos creciente en todos los aspectos de la vida ciudadana. Hace ya casi 14 años, el 30/11/99, discutíamos el mismo tema en un artículo en El Universal, pero hoy es forzoso reconocer que las cosas han empeorado notablemente. Para la época corría el mito del tamaño excesivo de la ciudad y su desbocado crecimiento, argumentos ya entonces insostenibles, pero en cambio se sufrían los efectos del pésimo desempeño de la economía nacional (recesión económica sostenida desde 1980) y de la estúpida liquidación de la OMPU, su cerebro en materia urbanística.
Hoy ese cerebro ha renacido en el Instituto Metropolitano de Urbanismo que incluso, hace poco más de un año, presentó el Plan Estratégico Caracas Metropolitana 2020 (el último plan de la OMPU databa de 1983) y los precios del petróleo se han mantenido en niveles muy altos durante un período excepcionalmente prolongado; aunque con la inflación más alta de la región, el PIB, no sin altibajos, registra números positivos.
¿Cómo explicar entonces la imparable decadencia de la ciudad sobre todo en una época durante la cual, en la misma Latinoamérica, muchas otras registran avances sustanciales? La única explicación posible está en esa mezcla letal que conforman el afán de control total de la sociedad la esencia misma del llamado Socialismo del siglo XXI que encarna el Ejecutivo Nacional, la abrumadora incompetencia de sus agentes y la penetración capilar de la corrupción en órganos vitales de la sociedad. En el caso de Caracas ello se ha expresado en el intento de vaciar de recursos y competencias a la Alcaldía Metropolitana, el deliberado menosprecio de aquellas de las que no han podido despojarla (es el caso del Plan Estratégico) y la creación de autoridades paralelas a los gobiernos locales, a veces viciadas de inconstitucionalidad y siempre de incompetencia, que usurpan las funciones de estos actuando incluso, como reconociera hace poco el llamado ministro para la Transformación de Caracas, sin atenerse a planificación alguna: el problema no es de ingobernabilidad sino del desgobierno inducido por quienes pretenden el sometimiento total de la sociedad.
El espacio no permite ahondar en otros aspectos de la actuación del Ejecutivo Nacional que comprometen seriamente el futuro de nuestras ciudades, por lo que se concluirá insistiendo en la importancia de las próximas elecciones municipales como instrumento para revertir ese desgobierno. Si esa coyuntura permitiera conquistar la Alcaldía de Libertador para las fuerzas del progreso y la reconciliación, otros aires pueden empezar a soplar para la maltratada Caracas.
@marconegron