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MAMUWE: Maduro emula a Mugabe y Zimbawe

El domingo 11 de diciembre del 2016, el indocumentado que usurpa la presidencia del país, le dio a los aproximadamente 14 millones de adultos que habitan estos 916.445 km2 tres turnos bancarios para “canjear” los billetes de más alta denominación en circulación, argumentando que con ese brusco operativo le darían un golpe a las mafias que en Colombia manipulan la cotización del dólar, siguiendo directrices -faltaba más- del comodín que siempre muestran los ñángaras cuando van a repartir culpas, el imperialismo yanky (El Minpopo Reverol afirma que usan los billetes de CIEN VOLÍBARES JUELTES para falsificar los de dólares, algo de ciencia ficción indudablemente). Como quiera que esta movida tiene más de dos caras, y todas son distintas de las que muestra la versión del Oficialismo, vamos a referir los elementos más importantes de esta grave y complicada situación, para quitarle el velo de los ojos a los que se empeñan en ser inocentes en plena adultez, y desnudar algunas incómodas verdades que -a pesar de sus denodados esfuerzos-, el régimen no puede ocultar o disfrazar.

Cualquier cambio en el sistema monetario debe obedecer a justificadas razones y ejecutarse gradualmente. El régimen castrochavista, además de dedicarse sistemáticamente a destruir la economía venezolana, poniendo el énfasis en el hostigamiento a las empresas privadas (más de 5.000 han debido cerrar desde 1999, muchas fueron arbitrariamente “expropiadas” sin siquiera pagar por ellas, como establece el marco legal vigente, y todas las que están a cargo del oficialismo han incrementado indebidamente sus respectivas Nóminas de Personal, con los denominados “enchufados” -gente sin preparación que recarga los costos de cada empresa sin ser necesarios para su normal funcionamiento- y al día de hoy todas funcionan por debajo de su capacidad instalada, algunas no producen, otras generan pérdidas), ya implementó hace nueve años una modificación importante del sistema monetario, quitando tres ceros a nuestro bolívar, al que sin embargo bautizaron como “FUERTE” (aunque entonces dieron tiempo suficiente para recoger los billetes del viejo cono). Como no amainaron las agresiones contra las restantes empresas particulares, ni mejoró la pésima gerencia de las administradas por el ñangarato, la economía fue de mal en peor, debilitaron la moneda con devaluaciones sucesivas, redujeron la producción hasta llevar al país a depender de importaciones para sus alimentos, medicinas y materias primas, lo cual inevitablemente generó una creciente inflación y desabastecimiento, con sus consecuentes y humillantes colas de horas para conseguir cada vez menos productos de primera necesidad. Ahora, intempestiva e irresponsablemente, le vuelven a sumar ceros al bolívar que pervirtieron, causando humillantes molestias a millones de venezolanos -en especial a quienes no tienen cuenta bancaria- y estimulando los saqueos sin garantizar protección para los pequeños y medianos comerciantes, víctimas de la anomia derivada de un régimen que sólo se preocupa por mantenerse en el poder, aunque para ello deba sacrificar el respeto a las leyes y a la propiedad privada, junto a la paz del país.

Aunque no hemos alcanzado el nivel de Hiperinflación (que requiere un mínimo de 50% cada mes, a lo largo del año, hasta alcanzar el 600% anual), los aumentos en la inflación han sido altos y constantes. Se calcula que desde que está vigente el cono monetario del “bolívar fuerte” la inflación acumulada ha sido de 2.400%, y el modelo económico colectivista [control de cambios por más de diez años, imposición de precios “justos” -a menudo por debajo de los costos-, incremento de las importaciones y los “guisos” vinculados a esas compras, por la falta de transparencia en las negociaciones, asignaciones plagadas de favoritismo, coimas, sobreprecios y selección de productos vencidos o a punto de vencerse, lo cual a su vez condujo a la pérdida por descomposición de cientos de miles de toneladas de alimentos y medicinas, con aumentos en las facturas por containers alquilados cuyo tiempo en almacenes portuarios se prolongó demasiado], evidencia su fracaso en la absoluta pérdida del valor adquisitivo del billete de más alta denominación, el de CIEN bolívares ¿fuertes?, y la imposición de un nuevo cono monetario, cuyos valores multiplican por DOSCIENTOS los valores inherentes al cono monetario viejo. Pasamos de utilizar billetes de BsF 2, 5, 10, 20, 50 y 100, a billetes de 500, 1.000, 2.000, 5.000, 10.000 y 20.000, con una relación de 250 y 200:

Cono viejo                          2,           5,          10,         20,          50          y       100,

Cono nuevo                    500,      1.000,   2.000,    5.000,     10.000       y       20.000

Relación diferencial:     250        200       200         250          200          y        200

El castrochavismo pervirtió de tal manera nuestra moneda, que para adquirir lo que antes se pagaba con un billete de BsF 100 hoy necesitamos un billete de BsF 20.000, doscientas veces más dinero, aunque los salarios no han sido aumentados en la misma proporción en el lapso durante el cual este régimen destructivo redujo la fortaleza del bolívar (que estaba en relación al dólar en Bs 480 cuando comenzó la plaga roja su labor de  demolición, en febrero de 1999, hoy se requieren BsF 674 (Bs 674.000) -al precio SIMADI DIPRO, al que sólo acceden los consentidos del cogollo y sus arbitrariedades-, el dólar en el mercado informal se cotiza entre BsF 2.500 y 4.500 / Bs 2,5 y 4,5 Millones, dependiendo de los altibajos del mercado real). Cabe acá señalar que en los países desarrollados los aumentos del salario mínimo ocurren en sólo fracciones decimales. En España discuten el aumento en el Contrato Colectivo en términos de 0,50%, en EEUU el salario mínimo se establece en base a la hora, y estaba en $5/hora en el 2001, 15 años después está en $7,10/hora, un aumento del 42% en el tiempo correspondiente a casi cuatro períodos presidenciales. Maduro es tan ignorante que se ufana de aumentar el salario mínimo 30% cada tres meses, sin mencionar que con ello genera una inflación mayor, que golpea cada vez más fuerte el poder adquisitivo de quienes tienen ingresos limitados. Como dice el refrán, los salarios suben por la escalera y los precios por el ascensor. La inflación en los países donde a la economía no la hostigan ni buscan impedir la iniciativa privada, va de 0,1 a un máximo de 3% ANUAL. En Venezuela, sometida al modelo cubano-estalinista, la inflación es de 20 a 40% MENSUAL, y dada la parálisis del régimen, que no produce ni resuelve -a pesar del “decreto de emergencia” que su bufete el TSJ le aprobó y ha prorrogado ya tres veces, estamos al borde de alcanzar y superar la Hiperinflación (explicada en el tercer párrafo).

El régimen trató de justificar el atropello cometido contra la mayoría de los venezolanos en el lapso del martes 13 (¿pavoso?) al jueves 15, con dos argumentos en paralelo, que incluso se contradecían entre sí, amén de no tener sustento lógico, como se demostró posteriormente. Maduro, el que no ha conseguido su partida de nacimiento (y es menos probable que halle algún diploma de escuela primaria), afirmó que el zafarrancho en tres tandas bancarias iba dirigido a perjudicar a presuntas mafias colombianas, encargadas de manipular en Cúcuta y Maicao la cotización del bolívar respecto al dólar, complicado procedimiento financiero que se expresa a través de una página web –Dólar Today– y es organizado por el gobierno de EEUU. El zafarrancho iba acompañado del cierre de la frontera, para impedir que las supuestas mafias pudieran trasladar la elevada cantidad de billetes de cien bolívares que acaparaban, generando a los malos de la película de Maduro pérdidas incuantificables, pero muy importantes, golpe mortal a las mafias, Dólar Today y el funcionariado de Obama involucrado en la movida. Por su parte el MinPoPo del Interior, general Reverol, aseguró que los billetes de cien bolívares eran utilizados ¡ PARA FALSIFICAR BILLETES DE DÓLARES ! (y lo dijo con más seriedad que aquellos que mantuvieron desde finales de diciembre del 2012 hasta el 5 de marzo del 2013, que Chávez estaba VIVO, LÚCIDO y CADA VEZ CON MÁS FUERZA. Escasez de descaro no hay). Los dibujos animados de Maduro perdieron su nominación al Óscar desde el momento en que RECULÓ e improvisó el 2 de enero como nueva fecha tope para la muerte definitiva, sin otra prórroga ni resucitación desesperada, junto con la significativa información de que Santos y él acuerdan jugar al “Ábrete Sésamo” en la frontera, en traviesos y caprichosos intervalos para confundir a las “mafias” permitiendo que exclusivamente ingresen a territorio de la paaaatriaa los billetes de buena familia. Reverol nunca explicó la técnica para convertir un billete de cien raquíticos bolos jueltes en uno de 20, 50, o incluso 100 fornidos dólares, pero entendamos que quien se dedique a modificar la ubicación, los colores, los múltiples elementos de seguridad (las tiras metálicas, las franjas que cambian de color, las figuras que se ven al trasluz, las rugosidades del papel en ciertas partes del billete, los textos en letras liliputienses, etc), se merece nuestro reconocimiento, y que cada billete bien falsificado que produzca, circule con absoluta legalidad y sincera admiración de todos nosotros.

Otro de los principales actores del selecto elenco de la película de Burla y Terror producida por los “Estudios Miraflores, en sociedad con Fuerte Tiuna S.A, BCV Incorporated y Triangulación Cubana del siglo 20”, es el galán que viene de protagonizar “Pederastia en Naiguatá”, un film que contiene acción playera, reacomodo de senos y nalgas, sexo (el fondo musical “50 y 17”, casi gana un Grammy) y una investigación policial con coitus interruptus no por incontinencia sino por inconveniencia. Nada menos que el presidente del Banco Central, dedicó demasiado  tiempo a describirnos las imágenes del anverso y reverso de los billetes del nuevo cono monetario, como si no los conociéramos en más de nueve años de usarlos. Lo único nuevo es la denominación, pero ni Merentes, ni Maduro, ni Reverol, nadie del socialismo del siglo 21, asumió la responsable y gallarda actitud de reconocer que la exagerada INFLACIÓN desintegró al bolívar “fuerte” y toda la demagogia con la que vino al mundo, incluyendo la fantasiosa “guerra económica” con la que han pretendido maquillar el rotundo fracaso de estos 18 años.

Merentes, cabeza del BCV, no mencionó ninguna CIFRA, CANTIDAD, PROPORCIÓN (de billetes de cien impresos y en circulación, por ejemplo, de Inflación, de Producción a partir de las empresas en poder del Estado), para orientar a la Ciudadanía acerca de lo que este régimen buscaba con el improvisado retiro del billetaje. No refirió las expectativas del régimen en la recepción de 611.000 millones de billetes de cien en apenas 3 días, ni las razones que respaldan la introducción del nuevo cono monetario (lo que implica explicar la inutilidad del viejo cono, algo incómodo incluso para profesionales en descaro y cinismo, como todos ellos). Uno espera de un presidente del Banco Central que se exprese de manera cónsona con el cargo, con términos académicos, no eufemismos evasivos, eso de «montañas de dinero…sus cuestiones normales…quien traiga la cantidad adecuada» sin explicar a cuánto equivalen esas “medidas”(montaña, cuestión normal, cantidad adecuada). Si no informan las cantidades específicas a partir de las cuales el Oficialismo determina que hay irregularidad, todos quedamos como pajarito en grama, pues nunca sabremos lo esencial de este tejemaneje, ni nos dan garantías de que «los camarados y las camaradas» que pudieran haber ahorrado sus montañitas, no van a pasar de contrabando esas formaciones nada geológicas, y mediante ese zafarrancho que obligó a más de 15 millones de adultos venezolanos a hacer largas colas para entregar sus billetes de CIEN (imposible realizar esa proeza en tres días). Quizás eso es lo que perseguían los merentes de esta mojiganga billetosa, que el RELAJO fuera tan descomunal, que no se notaran las “montañitas” al ingresar al sistema bancario, para transformarse en cordilleras legítimas y bien lavadas. El único antecedente de una operación tan absurda e INAUDITABLE, como esta ¡qué casualidad !, lo tenemos en la Cuba castrista, que en 1961  obligó a «canjear» los billetes EN DOS DÍAS. Eso no ocurre en los países civilizados, donde hay Democracia, respetan a la Ciudadanía y la propiedad privada, no destruyen su economía, ni pervierten la moneda hasta volverla polvo.

A Leopoldo López lo sentenciaron a casi 14 años, sin permitirle defenderse, y sin demostrar los delitos que le inventaron. Maduro provocó la crisis de los billetes, saqueos, muertos, pérdidas cuantiosas, ruina de cientos de negocios, ¿y va a salir impune de esta tragedia?. Los billetes de cien que están en posesión de comerciantes colombianos TENDRÁN QUE SER RECONOCIDOS Y CAMBIADOS POR EL RÉGIMEN DEMAGOGO Y CORRUPTO DEL INDOCUMENTADO MADURO, porque esos billetes fueron dados por venezolanos que compraron en la hermana república productos de primera y segunda necesidad (alimentos, medicinas, cauchos, baterías, etc) que en Venezuela no hay. Esos billetes eran de curso LEGAL hasta que al indocumentado se le ocurrió el caprichoso e irresponsable zafarrancho. No hay forma de que el régimen se niegue a reconocer y cambiar esos billetes, porque la comunidad mundial entonces apartaría a Venezuela del mercado internacional, por MAULA.

Australia era una inmensidad tan en las antípodas del mundo civilizado, que Inglaterra la usó como cárcel, hoy es una pujante y próspera nación. Singapur y Chile hasta hace relativamente poco formaban parte del tercer mundo, hoy muestran índices de producción y bienestar social que los ubican ya ingresando al primer mundo. Chávez y Maduro optaron por emular a Cuba y a Zimbawe, a los dictadores -Fidel, Raúl y Mugabe-, que condenaron a sus pueblos a vivir sin libertades, en medio del mayor atraso y la más insoportable miseria (los tres elementos sobre los que se consolidan y perduran las peores dictaduras).-

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