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La solidaridad es el primer paso

El régimen madurista ha cerrado las vías democráticas e intensificado las formas de sometimiento sobre los venezolanos, apuntalando a un Estado Malandro predatorio, cuyas acciones depauperan cada día más a nuestro país. Frente a este estado de cosas nos encontramos en la disyuntiva de aceptar las terribles condiciones que nos impone vivir esta inédita situación o embarcarnos  en la búsqueda e implementación de nuevas formas de reaccionar  ante ella.

El 2016 se inició luego de los resultados electorales del 6D, con los que  una gran mayoría de los venezolanos avalaron sus grandes expectativas de cambio.  Cambios en lo económico y social,  así como en el gobierno, que permitiesen salir de la crisis y plantear un proyecto de país incluyente y productivo. Un año después estos objetivos no se han podido lograr.  El régimen de Nicolás Maduro ha bloqueado todas las vías democráticas, con la cancelación del RR y el aplazamiento de las elecciones regionales, así como secuestrado espacios institucionales a través de la manipulación del TSJ y el CNE. También  ha incumplido los mínimos acuerdos logrados en la mesa de  diálogo.

Estas navidades y fin de año son muy duras para los venezolanos. Se producen en medio de una crisis aguda, inédita en lo alimentario, la salud o la inseguridad, con los venezolanos agotados luego de un año de luchas que han resultado infructuosas y frente a un 2017 conflictivo y difícil. La desesperanza, la impotencia y el abatimiento es aprovechado por el régimen madurista para imponer formas de validación de su nefasto modelo de poder.

El canje forzado de billetes de cien se da en medio de las navidades trastocando la vida de los venezolanos en un momento necesario de sosiego y encuentro. Retirar el 60%  del efectivo de un país en menos de tres semanas, sobre las bases de una “lucha” contra mafias y complots internacionales, es una medida irresponsable, sin fundamentos racionales y realizada a conciencia de los efectos demoledores que esto significará para la ya la fracturada economía de las personas. Los hechos de violencia y saqueo sucedidos en Ciudad Bolívar y Guasdalito son una consecuencia atroz de esto, junto al manejo desordenado y caótico que ha tenido el régimen madurista en la implementación del canje y la entrada de los nuevos billetes al sistema nacional.

La reedición, aunque disminuida,  del “Dakazo”, a través de un operativo absolutamente irregular sobre la empresa Kreisel, se presenta con el alegato de que los juguetes decomisados serán distribuidos a los más necesitados, en una clara perversión de la tradición navideña.

Estas acciones se producen con arbitrariedad, impuestas por la fuerza, conscientes de las graves implicaciones que tendrán sobre las personas pero supeditadas a los intereses del grupo parasitario en el poder. Buscan normalizar una forma de gobierno autoritaria y de sometimiento, manteniendo a las personas en el desánimo, la impotencia  y la anomia. Nos obliga a que aceptemos que el poder está en manos de unos malandros y reconocernos impotentes frente a ello, preocupándonos sólo por sobrevivir.

Y eso no lo podemos aceptar.

En nuestro trabajo en el Municipio Libertador, hemos visto una respuesta de la gente que se rebela frente a esta imposición. Una respuesta que apela a lo mejor de nosotros,  a nuestra fortaleza y resilencia, pero sobre todo a  nuestra solidaridad.

En los mismos días en que el gobierno decomisaba juguetes para luego repartirlos como un botín mal habido, en distintas comunidades del Municipio Libertador pudimos coordinar con las personas la recolección y entrega de juguetes. Apoyando a la iniciativa de Alimenta la Solidaridad, que se mantiene y sigue ampliándose gracias a la participación de la gente, organizada para establecer más comedores, en escuelas e incluso sus mismos hogares. Gente que también viene construyendo redes de apoyo con otros sectores de la ciudad  para fortalecer y reproducir esta iniciativa.

La entrega de juguetes  no es caridad. Es el reconocimiento de  la terrible situación que tanto los niños como sus familias atraviesan en estos momentos. El mantenimiento de lazos de convivencia fundamentales nos permite articularnos entre nosotros, para hacerle frente no solo a la crisis sino también a los desmanes destructivos del régimen, que busca desintegrar por completo la normalidad de nuestras vidas.

La entrega de juguetes  es la articulación de una respuesta de la gente que se niega a ser avasallada y a sucumbir frente a un paquete de antivalores, que explota nuestras falencias y busca imposibilitar la realidad de lo que somos y de lo que queremos para los nuestros,  que Nicolás Maduro y su gobierno se han empeñado en forzar al país.

Debemos encontrarnos con el otro, organizarnos, resistir y sobreponernos. Nuestra primera acción, en estos momentos aciagos, es ser solidarios. Este debe ser nuestro primer paso para empezar a reaccionar.

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