Dos años de deshielo solo han servido para fortalecer la dictadura cubana
Por Emilio J. López, especial para EFE
El inicio de normalización de relaciones entre EE.UU. y Cuba cumple este sábado 17 de diciembre dos años oscurecido por la represión virulenta de la disidencia y la falta de derechos en la isla.
Los primeros frutos del histórico deshielo bilateral tiene un marcado sabor amargo al confrontar las medidas de mano tendida promovidas por el presidente estadounidense, Barack Obama, con la falta de espacios para la libre expresión, pluralidad política y de avances en el terreno de los derechos laborales en la isla.
«Lamentablemente, la política cubana del presidente Obama sólo ha servido para contribuir al fortalecimiento de la dictadura» en la isla, afirmó a Efe el periodista e intelectual cubano Carlos Alberto Montaner.
A juicio de Montaner, los expertos del Departamento de Estado o de los servicios de inteligencia estadounidenses le podían haber advertido a Obama de este más que previsible desenlace, pero el presidente «les ocultó las negociaciones con La Habana para seguir su ingenuo instinto».
Para el escritor y ensayista cubano, la realidad es que Obama no quería escuchar lo obvio: «que Cuba y Venezuela son enemigos de Estados Unidos, tanto de sus intereses como de sus valores, y como tal había que tratar a esos países».
En términos parecidos se expresó el exanalista de la CIA Brian Latell, quien aprecia cómo en estos dos años de normalización de relaciones entre Washington y La Habana el «régimen castrista ha trazado una línea más dura contra aquellos que teme», por la preocupación de que «la situación se les vaya de las manos».
Una preocupación creciente entre la nomenclatura del régimen que tiene que ver mucho con la «generación más joven de cubanos» en la isla, en este nuevo contexto y marco de relaciones bilaterales.
De hecho, apuntó a Efe Latell, que acaba de publicar el ensayo «History Will Absolve me: Fidel Castro, Life and Legacy» («La historia me absolverá: Fidel Castro, Vida y Legado»), el Congreso de abril pasado del Partido Comunista Cubano (PCC) «confirmó esta línea dura ahora dominante en la esfera política».
Desde el 17 de diciembre de 2014, fecha en que Obama y el presidente cubano, Raúl Castro, anunciaron el deshielo de las relaciones, EE.UU. ha mostrado su voluntad de «levantar restricciones a la dictadura de Castro», pero no así el régimen cubano a su población, privada de derechos civiles, humanos y laborales, dijo a Efe Ramón Saúl Sánchez, presidente del Movimiento Democracia.
Opinó Sánchez que el «gran fallo» de la gestión de Obama en su política hacia la isla fue «confundir al pueblo de Cuba con la dictadura de Cuba», además del error que supuso no condicionar el avance en las negociaciones a la «cuestión del respeto a los derechos humanos».
Pero el horizonte próximo que se abre ante el régimen cubano es «muy preocupante», con la «pérdida de aliados en la región», una situación muy negativa de la economía cubana y en peligro su subsistencia sin el crudo venezolano que recibe en condiciones muy ventajosas, añadió el activista.
La legisladora cubano-estadounidense Ileana Ros-Lehtinen calificó, por su parte, de «desastrosa» y «fracasada» la política hacia Cuba de Obama, una normalización de relaciones que «solo ha resultado en altos niveles de represión y más cubanos desesperados por escapar del régimen de Castro».
La republicana por Florida cree que, después de dos años de relaciones, «ninguna de las concesiones unilaterales» del mandatario estadounidense, tales como unos mayores lazos comerciales, «han producido significativos resultados para quienes siguen viviendo bajo la opresión de Castro».
En esa misma línea, el congresista Mario Díaz-Balart se mostró convencido de que en estos dos años de política de «apaciguamiento» de Obama hacia la «dictadura de Castro» las condiciones en la isla «no han hecho más que empeorar» y los «arrestos políticos» suman 9.484 en lo que va de año.
Sin embargo, en opinión de Emilio Morales, presidente del influyente Havana Consulting Group, radicado en EE.UU., Obama «hizo lo más difícil que podía hacer un presidente con respecto a Cuba, cambió la política hacia la isla 180 grados con el riesgo de un alto costo político».
Un cambio de perspectiva política gracias al cual hoy las aerolíneas más importantes de EE.UU. vuelan a Cuba y el turismo estadounidense ha tenido un «aumento meteórico».
Como dato, solo en el primer semestre de 2016, sin aún entrar en el mercado los vuelos regulares de aerolíneas de EE.UU., el turismo estadounidense, incluyendo los cubano-estadounidenses, creció un 27,42 % respecto del mismo período en 2015.
Pero Morales advirtió que, de no producirse grandes cambios en la economía cubana, la «crisis podrá tomar dimensiones en la isla muy críticas».
Una crisis que podría agravarse si, además, la Administración del presidente electo, Donald Trump, «invalida las medidas encaminadas al deshielo, especialmente las que violan la Ley Helms-Burton vigente» en Estados Unidos, apostilló Montaner.