Diálogo y protesta no son antagónicos
Por alguna razón desconocida la mayoría de los venezolanos son binarios, es decir, o blanco o negro, a favor o en contra, pero les cuesta mucho entender que casi todo va de la par.
Para resolver conflictos que lucen irreconciliables es importante aumentar la presión, sea esta local, nacional o internacional, pero para lograr resultados se requiere abrir canales de diálogo, para luego convertirlos en mecanismos de negociación. Estas dos actividades deben ser complementarias, y por lo general, simultáneas.
En la situación actual venezolana la crisis solo se podrá resolver con un gobierno de salvación nacional, que asuma el compromiso de aplicar los correctivos necesarios para enderezar el rumbo del país, pero además, será necesario convocar o una Asamblea Constituyente originaria, o acordar las necesarias enmiendas constitucionales para permitir el adecuado funcionamiento de las instituciones.
Aunque hoy, por las actitudes extremas asumidas por el gobierno luce improbable -para no decir que imposible- que se logren esos acuerdos, el tiempo y las circunstancias no le dan mucho margen de juego, y ante el deterioro inexorable de la situación del país, el gobierno se verá obligado a claudicar e iniciar un verdadero proceso de negociación.
Eso sí, se debe lograr con carácter previo, un acuerdo unitario de los diversos factores opositores, para definir como prioridad la constitución de este gobierno de salvación nacional que mencionamos, así como lo que debe hacerse para solucionar la crisis y lograr la paz y la conciliación nacional.