Venezuela: de la depresión económica al colapso macroeconómico
La economía de Venezuela transita entre la depresión económica y el colapso macroeconómico, una situación que signará el año próximo con indicadores tan negativos como los actuales o más, así lo aseguraron los economistas Asdrúbal Oliveros, presidente de la firma Ecoanalítica, y José Manuel Puente, profesor del IESA y de la Universidad de Oxford.
En el foro Expectativas 2017, que organizó Pedro Penzini López, Oliveros precisó que el punto en el que se desenvuelve la economía nacional al cierre de 2016 trastoca cualquier perspectiva futura.
“Venezuela vive una depresión económica; son trece trimestres en recesión y con la más alta inflación, si a eso le sumas que el sistema de precios —que es la médula de cualquier economía— está severamente trastocado, entonces tienes como resultado las distorsiones que vemos actualmente”, explicó Oliveros.
Ante ese panorama, el ajuste que ha llevado a cabo el chavismo —refirió Oliveros— se centró en un recorte de importaciones y en una restricción del inconstante flujo de divisas.
“Con la mayor depresión económica en tres años hemos perdido 20% del PIB, una quinta parte de nuestra economía”, aseguró Oliveros.
El flujo de divisas habría pasado, según cálculos Ecoanalítica aludidos por Oliveros, de 22 millardos de dólares a 14 millardos de dólares en cuatro años, de 2012 a 2016.
“Desde 2012 esta economía está cerrando en rojo. ¿Cómo hemos hecho para aguantar todo este déficit? En 2016 el Gobierno se ha encargado de llevar a cabo un proceso de liquidación de activos, el financiamiento con china y un recorte importante de importaciones”, precisó Oliveros.
El factor ideológico no puede estar fuera de cualquier evaluación de la economía venezolana en estos últimos 18 años. La administración que lidera el presidente de la República, Nicolás Maduro, se impuso no acudir a organismos internacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) u otros con la disponibilidad para inyectarle a la economía nacional una parte sustancial de los dólares que requiere el país, con la finalidad de refrescar las finanzas de la República, según argumentó Oliveros.
El comodín del petrolero
“En 2017, incluso con un barril de petróleo en 40 dólares el déficit que calculamos es de 11 millardos de dólares”, precisó el economista de Ecoanalítica.
La brecha cambiaria
El financiamiento monetario, con implicaciones directas en la distorsionada estructura cambiaria del país, se multiplicará por más de cuatro, según previsiones de Oliveros.
“Hay un cambio estructural en la dinámica del cambio paralelo y es la distorsión terrible con el dólar oficial. A la banca le llegó una inyección de bolívares que pasó de 500 millones de bolívares a 3 mil millones y el tema del paralelo es que se trata de un asunto de expectativas. El financiamiento monetario se multiplicará por más de cuatro y hay una respuesta en materia de flujos que tiene una expresión en lo cambiario”.
La perspectiva para 2017 no es más alentadora. Devaluación del tipo de cambio preferencial Dipro, caída de las importaciones y un menor financiamiento de las importaciones del sector privado con divisas propias.
“El esquema cambiario es un sistema de estabilidad del poder, por eso no hay incentivos para cambiarlo”, dijo Oliveros.
Según cálculos presentados por el representante de Ecoanalítica en el foro, el precio del dólar paralelo podría fluctuar en 2017 entre 6.500 bolívares y 9 mil bolívares o incluso más, si persisten las distorsiones en la política de precios.
La Venezuela saudita que no volverá
Por su parte, José Manuel Puente resumió la situación económica nacional en dos palabras: colapso macroeconómico.
“El chorro petrolero de 897 mil millones de dólares entre 1998 y 2015 no significó un cambio sustancial para el país. Al contrario, la situación económica de Venezuela es un colapso macroeconómico, pues desapareció 20% del PIB y la inflación en Venezuela no tiene parámetros comparativos en América: multiplica por diez la inflación de las economías con peor desempeño macroeconómico y, sectorialmente, la economía vive un ciclo recesivo extremadamente alto”, argumentó Puente.
El académico del IESA y de Oxford precisó las cuatro fases de la economía venezolana hasta el momento: boom petrolero, período de desequilibrio, entorno de colapso y etapa de ajuste.
Puente reiteró que no existe una correlación entre la implosión económica de Venezuela y la caída de los precios del petróleo.
“La Venezuela saudita no volverá. El camión del petróleo ya no puede arrastrar a la economía. No hay una correlación entre el colapso económico de Venezuela y la caída de los precios petroleros; se trata de un modelo económico que no funcionó”.
Según evaluaciones presentadas por Puente, en 2016 solo 4% de las exportaciones de Venezuela fueron distintas al petróleo.
La segunda economía del mundo con la inflación más alta, por detrás de Venezuela, es Ucrania (45.76%).
“30% de la población en Venezuela gana salario mínimo y éste se ubica por detrás de países como Haití, que es de 120 dólares y detrás de Ecuador que es de 600 dólares”, refirió Puente respecto a lo que puede significar el impacto de la inflación en Venezuela.
BCV: política monetaria y el descontrol
Es evidente, según Puente, que el Gobierno no cuenta con las reservas necesarias para liquidar las divisas que el país requiere.
“La pregunta es ¿qué hace Venezuela que no hace el resto del mundo y de América Latina? Hay un choque de demanda de divisas en el país y Dólar Today no es el problema; el punto está en que el BCV no ejerce el control de la política monetaria del país y mucho menos el dominio de la política cambiaria”.
Tanto Oliveros como Puente coincidieron en que la reciente medida de sacar de circulación el billete de 100 bolívares es una acción apresurada e inadecuada en los términos en el cual se ha dado, por lo que será necesario ampliar el canje planteado por el Banco Central de Venezuela (BCV).