Pobre país Rico
El presidente del Instituto Nacional de Estadísticas de Venezuela (INE), Elías Eljuri, considera que la situación de escasez y desabastecimiento, se desencadena por la «guerra económica».
La impericia que ha tenido el gobierno, autoproclamado bolivariano, en el manejo de la economía de uno de los países más ricos del continente americano, ha llevado al país, en la última década, a una extraordinaria escases de divisas que ha terminado por asfixiar la economía y cuya consecuencia ha sido desmejorar la calidad de vida del venezolano común, aunque pareciera que a muchos no les interesa. Unos amigos de un pueblo cercano a Caracas, me decían esto es terrible, uno va a la panadería y no hay pan, pero, da ira pues al parecer nadie se da por enterado, nadie protesta. Tampoco tenemos harina de maíz para hacer arepas.
Según Eljuri, quien repite las consignas y monsergas de Maduro, actual presidente del país, todo se debe a una guerra económica desatada por el imperialismo y por los opositores al gobierno (al parecer ex escuálidos pues ya no los llaman así, lo cual debe ser considerado como un gran avance en la retórica oficialista).
La tragedia comenzó el mismo día en que se dictó el control de divisas, se le quitó la potestad al Banco Central de Venezuela de ser agente regulador de la economía, y por otra parte se instauró fijación de precios el año 2003, lo cual está comprobado, ambas medidas son un cáncer para la economía pues termina con la ley de la oferta y la demanda y produce acaparamientos, mercado negro y una inmensa corrupción en el ámbito oficial.
El oficialismo venezolano copió el sistema económico cubano, el cual es totalmente corrupto y al servicio de las clases gobernante las cuales viven su propio mundo de fantasía, apoyados por un pueblo que se acostumbró a pasar hambre por décadas. En Cuba, como en Venezuela (y ahora Argentina) el gobierno maneja las divisas, fija los precios, controla las importaciones, y reporte los dividendos entre aquellos más leales al régimen.
En Venezuela se ha llegado al paroxismo de que no hay suficientes medicinas para los enfermos renales, por ejemplo. Pero eso no es todo, no hay importación de trigo ni de harina de trigo para fabricar pan, la harina de maíz pre-cocida desapareció hace tiempo de las estanterías y la poca que hay se vende a diez veces su valor oficial; lo mismo pasa con el papel higiénico (los venezolanos que tienen una fina vena humorística dicen que no lo necesitan pues ya no comen), no hay leche en polvo, ni aceite de maíz, lavaplatos, bombillos eléctricos, afeitadoras desechables (una fábrica maracayera afín al gobierno, las exporta todas a Cuba, siendo pagadas por Venezuela); no hay repuestos para vehículos, no hay acetona excepto para los narcotraficantes que la usan de materia prima, no hay papel ni para periódicos ni para libros. No hay divisas para viajeros, excepto para los miembros del partido PSUV o del gobierno, hay líneas aéreas que están anunciando que dejarán de volar a Venezuela pues se les debe ciento de millones de dólares; las universidades no reciben divisas para sus intercambios o investigaciones; no hay divisas para las remesas a los estudiantes becados o no becados en el extranjero.
En general, se puede decir que (considerando que la inflación llegó a casi un sesenta por ciento (la más alta del continente) y que podría superar el 100% durante este año), la economía venezolana tocó techo. Pero, por otra parte, debemos decir que ningún gobierno cae por sus fracasos económicos, al contrario, el hambre, la falta de educación, y la dependencia del pueblo al oficialismo, hace que este sea más fuerte, más duro y permanezca más tiempo en el poder. Hay que ver a Venezuela en el espejo de Cuba. Por otra parte, en Venezuela hay una clase empresarial interesada solamente en el hoy y no en el mañana y, como dicen los venezolanos, “agarran aunque sea fallo” y apoyan abierta o soterradamente al gobierno.
*Candidato a PHD en Comunicación Estratégica