Glenda López: “La vida de mi hijo depende de un pen de insulina”
La escasez de medicamentos afecta a todos los venezolanos, pero existe un grupo de pacientes que los necesita con mayor urgencia, ya que pueden morir en corto tiempo si no se inyectan constantemente insulina. Estamos hablando de los pacientes que tienen Diabetes Tipo 1.
Glenda López es madre de Milán Aron de 2 años. Convulsionó por una hipoglicemia y terminó en el Hospital J.M. de los Ríos. Ella es estudiante avanzada de Comunicación Social de la Universidad Bolivariana. Desde que su hijo debutó con Diabetes Tipo 1 en abril de este año, no ha podido comprar insulina, ni cintas reactivas (para medir el azúcar) en ninguna farmacia. El tratamiento de su hijo lo consigue a cuentagotas gracias a la solidaridad de familiares y amigos. “Me ayudan familiares cercanos al gobierno y un vecino que trabaja en una compañía farmacéutica”, me señala.
Una alimentación sana es fundamental para que Milán evite desequilibrios con su glicemia: “con amigos que trabajan para el gobierno consigo para el mercado, pero cuando se acaba salgo a la calle. Los niños se cansan de comer siempre lo mismo y he aprendido a sustituir alimentos. La situación del país está difícil, pero mientras tanto uno tiene que resolver”, explica Glenda.
Continúa López: “no estoy inventando nada. Uno habla para que los demás no vivan la situación que uno pasa. Sé que hay inseguridad y otras cosas, pero debemos centrarnos en la salud. De un “pen” (de insulina) depende mi hijo, y de las cintas reactivas. A mí no me vale tener la nevera llena de insulina sino no tengo como medirle (la glicemia)”.
Para quienes no lo saben, estos niños no solo necesitan insulina, sino también cintas reactivas que permiten, mediante un glucómetro, medir su glicemia y saber a ciencia cierta cuánta insulina se deben inyectar. Este monitoreo debe realizarse por lo menos 3 veces al día. Si se inyectan insulina en exceso, se producen hipoglicemias (bajas de azúcar); si no se inyectan suficiente insulina se producen hiperglicemias (subidas de azúcar).
María Eugenia Merlo Galindo, es mamá de Efrén Silva de 12 años. Debutó con Diabetes Tipo 1 hace 4 años. Ella ha visto como poco a poco ha empeorado la posibilidad de conseguir los insumos para su hijo. “Desde hace un año y medio aumentó la crisis. Al principio yo conseguía casi todo, incluso para mejorarle su calidad de vida buscaba las jeringas y las agujas del pen tipo nano. Ahora, esas agujas no existen en Venezuela. Tampoco llegan al país las insulinas que mi hijo usa. Antes, yo tenía un enlace con la industria farmacéutica. Una línea 800. Si tú comprabas 100 cintas y le llevabas la factura, ellos te entregaban una caja de 25. Lo cierto es que las cintas desaparecieron. La empresa ya no está aquí”.
Agrega María Eugenia, “si yo no le doy insulina a mi hijo, en unos días puede tener un cuadro complicado. Si le inyecto insulina sin medirle el azúcar, también puedo generar un problema”.
Tampoco consigue alimentos especiales para su hijo, cómo galletas sin azúcar, y si las consigue son demasiado caras. “Hay veces que no le compro gelatina sin azúcar porque prefiero invertir ese dinero en el deporte que lo necesita”, dice Merlo.
Cerca de 350 niños (hasta los 19 años) con esta condición se controlan en el Hospital J.M de los Ríos. Estos pacientes no tienen los insumos mínimos para garantizar su vida y cada día que pasa es una bomba de tiempo para ellos.
En la actualidad no hay cintas reactivas en el país y buena parte de esos niños se están inyectando insulina al tanteo, generando los desequilibrios anteriormente nombrados. A mediano plazo, ello podría generarles graves complicaciones propias de su condición.
Quienes tienen un poco más de recursos económicos se han visto obligados a comprar en Ebay (en dólares), las cintas reactivas que originalmente fueron importadas para Venezuela y que se venden en Cúcuta o Florida.
La Dra. María Esperanza Velázquez, médico adjunto del Servicio de Endocrinología del Hospital JM de los Ríos considera también que este año la situación empeoró aún más: “Muchos de los laboratorios que comercializan las insulinas se han ido del país y ha disminuido la oferta lo que hace aún más complicado su adquisición por parte de los pacientes. Aunque tengas dinero no tienes garantía de tener la insulina cuando la necesitas. Te ves en la obligación de tener un stock de insumos porque la vida de tu hijo depende de ello”.
Se calculan que existen mensualmente de 8 a 10 nuevos casos de Diabetes Tipo 1. Así que estamos hablando de unos mil a 1200 casos pacientes por año pacientes, donde un buen porcentaje tendrán problemas para conseguir lo mínimo necesario para mantener controlada su condición y salvaguardar su vida.
En la actualidad se está conformado una Red de Apoyo para Padres de Niños con Diabetes. Quienes quieran participar o aportar, el correo es: [email protected]