¿El arte de la guerra o el de la inteligencia?
“La guerra es un asunto de importancia vital para el Estado; un asunto de vida o muerte, el camino hacia la supervivencia o la destrucción. Por lo tanto, es imperativo estudiarla profundamente.
Hay que valorarla en términos de cinco factores fundamentales, y hacer comparaciones entre diversas condiciones de los bandos antagonistas, de cara a determinar el resultado de la contienda.
El primero de estos factores es la política; el segundo, el clima; el tercero, el terreno; el cuarto, el comandante; y el quinto, la doctrina.
La política significa aquello que hace que el pueblo esté en armonía con su gobernante, de modo que le siga donde sea, sin temer por sus vidas ni a correr cualquier peligro. El clima significa la noche y el día, el frío y el calor, días despejados o lluviosos, y el cambio de las estaciones. El terreno implica las distancias, y hace referencia a dónde es fácil o difícil desplazarse, y si es campo abierto o lugares estrechos, y esto influencia las posibilidades de supervivencia. El comandante ha de tener como cualidades: sabiduría, sinceridad, benevolencia, coraje y disciplina. Por último, la doctrina ha de ser comprendida como la organización del ejército, las graduaciones y rangos entre los oficiales, la regulación de las rutas de suministros, y la provisión de material militar al ejército.
Estos cinco factores fundamentales han de ser conocidos por cada general. Aquel que los domina, vence; aquel que no, sale derrotado. Por lo tanto, al trazar los planes, han de compararse los siguiente siete factores, valorando cada uno con el mayor cuidado.”
(%=Image(4353131,»L»)%)Estas reflexiones no son mías, provienen de uno de los textos más importantes que se han escrito sobre la guerra, me refiero lo que escribió sobre la misma (%=Link(«http://www.gorinkai.com/textos/suntzu.htm»,»Sun Tzu»)%) cinco siglos antes del nacimiento de Cristo. Ahora bien, me pregunto: ¿esas condiciones están reunidas hoy para librar la primera guerra del siglo XXI.?
En realidad algunas sí, pero no todas, es evidente que el pueblo norteamericano está unido detrás de su Comandante en Jefe y las condiciones climáticas son favorables para la acción, sin embargo, hay dos de las condiciones que pone Sun Tzu para el éxito que no parecen estar lo suficientemente resueltas: el dominio del terreno y la doctrina.
El terreno en esta oportunidad es indefinido ya que no es sólo el de Afganistán, sino el del planeta en su casi totalidad, por lo tanto el enemigo es difícil de ubicar porque su rostro es en gran parte desconocido y no se sabe a ciencia cierta su ubicación, salvo la representada en la figura emblemática de (%=Link(«http://abcnews.go.com/sections/world/DailyNews/binladen_profile.html»,»Bin Laden»)%) .
En cuanto a lo que se llama la doctrina, es obvio que existen direcciones, estrategias y tácticas para ser cumplidas por la fuerza armada, pero aquí ingresamos a otra profunda interrogante, ¿cómo puede esta fuerza armada ejecutar una acción contra un enemigo de mil rostros, ninguno definible de antemano? Esto no quiere decir que la lucha contra el terrorismo no se inicie, mas pareciese que las reglas de la guerra no son las más útiles, sino las mas sutiles de la “inteligencia.”
Y cuando pienso en inteligencia quiero utilizar todas sus acepciones: inteligencia militar, inteligencia civil, inteligencia política e inteligencia humana. Este conflicto no será resuelto solamente mediante el uso de la fuerza bruta, requiere pensar , no solamente en acabar con los terroristas, sino en la creación de condiciones para que este fenómeno no se reproduzca en el futuro. Eso implicará una revisión de los esquemas de cooperación internacional, edificando instituciones sólidas mediante las cuales todos los estados del planeta coparticipen en el diseño y legitimación de escenarios locales blindados contra el germen que alimenta mentalidades capaces de cometer flagelos como el del pasado 11 de septiembre. El terrorismo nunca ha sido la solución, pero siempre ha existido. Lo que hay que lograr es que este sólo sea una anomalía social y no un fenómeno político global.