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Carta a la MUD sobre el diálogo

Amigos, es perfectamente factible acudir al Vaticano y a los “diálogos” sin claudicar posiciones y sin salir de la calle. Pero hacer las cosas mal, como creo que las estamos haciendo, solo puede resultar en claudicar lo constitucional y que el desanimo cunda por doquier. Por eso ruego que lean este pequeño decálogo para convencer a la oposición de que ambas posturas son perfectamente validas, La calle, la presión y el dialogo. Antes que todo, debo dejar claro que yo apoyo el dialogo y la negociación en todo caso y en todo sentido, siempre y cuando sea un dialogo inteligente, que dé frutos verdaderos y que no sea de un dialogo como todos los anteriores, coyuntural, impuesto por uno de los bandos, con el único objetivo de ganar tiempo y de bajarle el animo a protestar por la situación que compromete la vida de los venezolanos hoy, pero que mañana puede ser terminal para nuestro país.

Que salgan unos cuantos presos políticos y se baje la tensión con la Asamblea, se permitan algunos de sus actos para que en contraparte se permita que Maduro se quede sin presión hasta 2017 (supuestas elecciones generales) es negociar lo increíble, nuestra propia desaparición. Allí el Vaticano se irá con loas por haber conseguido logros y Maduro obtendrá el oxigeno necesario para quedarse hasta el 2019.

Lo primero que debe hacer el liderazgo opositor es conocer de qué se trata un dialogo, porque no ha estado alguna vez en un conflicto de semejantes condiciones y siempre cae una y otra vez en la misma trampa. Desde la guerra de Corea, pasando por Vietnam hasta llegar a la veintena de conflictos africanos y finalmente las Farc, el dialogo ha sido vital para llegar a la conclusión de acuerdos y negociaciones o a la Paz. Así que no debemos tenerle miedo a la palabra dialogo, negociación porque son una vía extraordinaria para alcanzar la Paz, pero tampoco puede ser la insensatez de siempre.

Dicho esto. Lo primero que hay que hacer es reconocer que la Mesa de la Unidad no tiene un mecanismo “internacional” de dialogo abierto y permanente, con lo que el gobierno no utilice una y otra vez la excusa del dialogo en cada coyuntura cuando las cosas van mal o cuando le dé la gana. Así que sugiero que se cree ese mecanismo permanente de diálogo y negociación y que actúe bajo los siguientes parámetros internacionales:

Los diálogos, negociaciones, acuerdos y tratados son instituciones del Derecho Internacional. En los diálogos hay histórico legal, hay resoluciones, acuerdos, convenios, pactos, tratados, ajustes etc. Que demuestren por escrito las posiciones históricas de cada bando en conflicto. De manera simple “las palabras se las lleva el viento” sino están asentadas legalmente, con la firma de los garantes y negociadores de cada bando en conflicto.

El dialogo es inmediato, pero sus efectos no lo son. Vietnam duró negociando cuatro años y en las Farc comenzaron los diálogos en 2012. Así que abrir el mecanismo de diálogo permanente, es vital para alcanzar esos acuerdos no para frenar el presente, sino para alcanzar acuerdos de futuro. Con eso todo intento de una de las partes de utilizar el dialogo como excusa para que la otra ceda coyunturalmente, quedaría eliminado.

Dialogo no significa alto al fuego en el caso de las guerras, ni ceder estrategias unilateralmente en caso de conflicto político. Aunque aquí no hay un conflicto de semejantes magnitudes, históricamente los diálogos se hacen para llegar a acuerdos a determinado tiempo pero no por eso las dos partes ceden sus posiciones y estrategias porque van a dialogar, precisamente los acuerdos se hacen bajo posiciones de fuerza y no de debilidad. Las FARC comenzaron el dialogo en 2012 y el cese unilateral de fuego ocurrió en diciembre de 2015.

Los diálogos no se llevan a cabo IN LOCO. Ni se llevan en el Palacio de Miraflores, ni se llevan en Margarita. Se llevan a cabo en una locación neutral que ambos bandos sientan cono “garante” y donde cuenten con las garantías de esa neutralidad para operar a sus anchas y libres de cualquier presión de una de las partes. Los diálogos secretos Cuba-Estados Unidos se llevaron a cabo en Canadá y en el Vaticano desde el 2012. Los diálogos de la Paz de Cesar Gaviria en México, las de Pastrana en Suecia, Noruega, Italia, Vaticano, España y Francia y la de Uribe principalmente en Oslo, con garantes en la Habana y Chile.

Los diálogos son en sí batallas diplomáticas. Escoger el terreno de la batalla es tan vital como contar con un buen ejército. A nadie en su sano juicio se le hubiera ocurrido que Ho Chi Minh en persona fuera a los diálogos y mucho menos la idiotez de hacerlos en la casa de gobierno de Vietnam del Sur. O que las Farc hubieran llevado a todos sus cabecillas al Palacio de Nariño. Sin terreno neutral y garantes no hay dialogo.

Los diálogos con el Vaticano funcionan… en el Vaticano. El Papa Francisco y su enviado, son gente tan ocupada que en verdad no tienen ni la mas mínima idea, por más informados que estén (en reuniones) de la profundidad de las desgracias reales y sus posibles soluciones. Hay que aprovechar el momento e instalar la mesa allí, usando el prestigio del Vaticano e incorporando a la Unión Europea. Solo en el centro de poder se pueden lograr los acuerdos necesarios para volver a la democracia.

Los diálogos cuentan con garantes de ambos bandos. No hay que pelear con Zapatero, ni reunirse con Zapatero. A una sola, única y fuerte voz opositora se debe decir: “Bienvenidos señores Zapatero, Fernández, Torrijos etc. A los diálogos de Venezuela (…) como representantes del gobierno revolucionario”. En cada alocución, en cada artículo y en cada rueda de prensa se debe decir: “El representante del gobierno revolucionario Rodríguez Zapatero” y en las actas de cada sesión debe quedar claro que Zapatero y el resto de los presidentes representa al gobierno. De esa forma a Zapatero se le cae la mascarilla que lo enseña mundialmente como un negociador imparcial y lo coloca exactamente en el lugar político, en el que ningún político quiere estar, defendiendo lo indefendible. Acto seguido deben estar los representantes de la oposición en el dialogo, llámese Aznar, Pastrana o quienes considere la oposición siempre del mismo tamaño que los del gobierno.

Los diálogos no tienen a las cabezas de ambos bandos. No, ni Capriles va a un dialogo, ni Maduro, ni Ramos Allup, ni Istúriz, ni Falcón, ni Rodríguez. Como en los diálogos USA-CUBA no fueron Obama, Hillary, Raúl o Fidel. Como en los diálogos Farc gobierno no fueron los presidentes y cabecillas principales, ni los ministros. A los diálogos solo van negociadores de altísimo nivel, con una agenda previa muy clara y unas peticiones muy concretas. Un “dialogo que requiera a las cabezas políticas, no es un dialogo es una estrategia política para neutralizar a las cabezas políticas.

En los diálogos lo importante no son las condiciones previas, sino los argumentos posteriores durante el dialogo y las negociaciones con los garantes. Se busca la resolución del conflicto y para ello, hay que poner en aprietos hasta a los garantes. Jamás la oposición había estado en un mejor momento para negociar, la revolución ha fracasado, sus éxitos y logros eran mentira, del salario más alto terminó en el más bajo, hay crisis humanitaria, la inflación es del 500%, hay hambre y la pobreza volvió a su estado original, por lo tanto el gobierno ha perdido todo el argumento social, la base moral que lo sostenía. El gobierno llega al dialogo sin el favor popular comprobado en las urnas y alejado de la democracia.

El gobierno revolucionario perdió todo su fundamento político y los argumentos de la oposición simplemente están en la Constitución, por eso estos últimos tienen hoy absolutamente todo a su favor para ganar en el terreno del diálogo y que el gobierno se entrampe en su propio diálogo y quede como un paria global. Si cumplimos con estas premisas básicas de dialogo inteligente, ganaremos otra batalla más.

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