Opinión Internacional

¿Guerra Santa o Terrorismo?

No es nada fácil para los no-musulmanes, comprender las razones que llevaron a un grupo de seres humanos a suicidarse. Llevando consigo a la muerte -deliberadamente y en contra de su voluntad- a centenares de pasajeros, civiles y desarmados, que sin saber lo que el futuro les deparaba, habían abordado aviones de líneas aéreas comerciales.

Los suicidas además, causaron otras miles de muertes de civiles y militares desprevenidos, desarmados, que en ningún momento anterior al hecho, les habían causado a ellos -ni a sus pueblos o naciones- daño alguno. También causaron enormes daños a propiedades públicas y privadas estadounidenses. Propiedades, cuyas razones de existencia, no contemplan la agresión al Islam (la religión musulmana) ni a las naciones o personas que siguen esa fe; ni tampoco contra objetivos no-religiosos de esas mismas naciones y personas.

Sin embargo, escuchamos y vimos en televisión, al ex-árabe-saudita, Osama bin Laden, afirmar que de lo que se trata es de una «guerra santa» contra los Estados Unidos por haber profanado los lugares más sagrados del Islam, al tener bases militares en Arabia Saudita; pero ¿Es eso realmente cierto? ¿Es Guerra Santa? ¿No será más bien… terrorismo?.

Para intentar llegar a la verdad, es necesario tratar entender que es el Islam y cómo se lleva a la práctica la relación entre el Islam y sus creyentes, los musulmanes.

El Corán y el Jadíz (1)

Cómo los venezolanos son, en su inmensa mayoría, creyentes en el cristianismo católico, a aquellos que no están familiarizados con el Islam, les ayudará saber que los musulmanes reverencian al Corán como los católicos reverencian a la Biblia; y que de la misma manera en que los católicos reverencian a los Evangelios, los musulmanes reverencian al Jadíz que es una recopilación de la Palabra de Dios y las enseñanzas que el Profeta Mahoma transmitió a sus seguidores; de forma similar a como Jesús de Nazareth le transmitió a sus Apóstoles, la Palabra de Dios y sus enseñanzas.

Sin embargo, no existe en el Islam un Jadiz único -como ocurre con los Evangelios contenidos en el Nuevo Testamento-. El Jadiz es una recopilación de historias separadas, las que -individualmente- para que sean reconocidas como Jadiz, deben obligatoriamente estar certificadas como verdaderas (isnad) por una cadena (sanad) de narradores, que incluye la identificación de cada persona en la cadena humana que une -a la persona que escribió la historia- con el Profeta Mahoma.

Un ejemplo de un Jadiz certificado es éste:

«Al-Bukhari escribe: ‘Abdallah ibn al-Aswad me dijo: ‘Al-Fadl ibn al-Ata nos dijo: ‘Ismail ibn Umayya nos dijo por autorización de Yahya ibn Abdallah ibn Sayfi que él oyó a Abu Ma’bad, el hombre libre de Ibn Abbas, decir, «Yo oí a Ibn Abbas decir: ‘Cuando el Profeta, las bendiciones de Dios desciendan sobre él, y la paz, envió a Mu’adh al Yemen, él le dijo: ‘Te encontrarás con algunas Gentes del Libro [judíos, cristianos, otros], así que la primera cosa que les pedirás a ellos que hagan es profesar la unicidad de Dios. Cuando ellos hayan aprendido eso, infórmales que Dios ha prescrito cinco oraciones rituales al día. Cuando ellos hallan hecho las oraciones rituales, infórmales que Dios ha impuesto zakat [impuesto religioso obligatorio] en sus posesiones, las que serán tomadas de los ricos y dadas a los pobres. Cuando ellos hayan aceptado todo esto, entonces cóbrales el impuesto, pero déjales a ellos sus posesiones más preciadas.»

El Jadiz transmite la sunna -la tradición y las prácticas observadas por el Profeta Mahoma- Por su inconmensurable valor para el Islam, existen algunos Jadiz no legítimos -que no han sido certificados por la cadena de narradores-, pero aún así, si un Jadiz no es en sí mismo verdadero, todavía puede transmitir sunna, porque sirve para ilustrar las cosas que el Profeta aprobaría, o lo que él hubiera dicho si se le hubiese preguntado.

Otras fuentes islámicas de guía y conducta religiosa

El Cristianismo, además de la Biblia y los Evangelios, posee otras fuentes de guías religiosas y de conducta católica en general; como los Sagrados Sacramentos; las Encíclicas Papales, los documentos producidos por los Concilios Ecuménicos, las Conferencias Episcopales, y los Sermones que los sacerdotes dictan cada domingo, desde los púlpitos de sus iglesias.

El Islam, por su parte, tiene al Fiqh (entendimiento) que durante los inicios del Islam era un conjunto de normas de conducta derivadas del Corán y la fe, que no hacía distinción entre ley y religión, y del cual con el tiempo se derivó la Sharia (el camino correcto), que hoy en día tiene una connotación casi exclusivamente legal -un sistema legal que lo abarca todo- que idealmente debe gobernar todos los aspectos de la vida islámica.

Sin embargo, por razones de bienestar público, a los gobernantes musulmanes se les permite suspender la aplicación de ciertas porciones de la Ley Pública reemplazándolas por Leyes Seculares (no religiosas). Esto ha sido particularmente cierto en cuanto a las leyes que establecen castigos. Aún así, mediante este permiso, la Sharia, no es abolida o revocada -no se puede revocar la Ley Divina- simplemente, ésta no es cumplida por razones temporales cuando no puede ser posible en el tiempo y en el lugar, hacerlo.

El Islam no tiene sacerdotes

El Islam no posee un cuerpo de sacerdotes o presbíteros propiamente hablando. Existe una clase que ha jugado un rol clerical en las sociedades islámicas que ha adquirido prestigio social y religioso idéntico al prestigio de los sacerdotes de otras religiones. Esta clase es la ulema (los conocedores) y la fuqaja («abogados»), que son intelectuales custodios de la Ley -recodermos que toda ley en el mundo islámico, debe necesariamente derivarse de la Ley Divina-. La ulema es quien tradicionalmente decide que es una «posición oficial».

La tarea principal de la ulema es la de expandir la aplicación práctica de la Ley. Esto es llevado a cabo mediante la interpretación legal de los muftis, -los jurisconsultos- y las decisiones de los qadi (jueces). Los muftis dan sus opiniones expertas sólamente cuando se les consulta sobre un punto específico no contemplado en los libros que contienen el fiqh; y sus respuestas constituyen una fatwa (decreto legal, del que no debemos olvidar debe necesariamente estar basado en la Ley Divina derivada del Corán y el Jadiz).

La aplicación de la ley

En el inicio del Islam existía un solo líder terrenal: el Profeta Mahoma. Luego de su muerte, su lugar fue ocupado por un Califa o como es mayormente conocido, un Imán (líder). Los Imán «existen en la tierra para suceder al Profeta en las tareas de defender la Religión y gobernar el mundo». Los términos Califa e Imán, son usados indistintamente; aunque el Califa es visto como la única legítima autoridad musulmana. Toda otra autoridad es legitimada mediante una delegación de poder emanada de él.

El Islam y Osama bin Laden

Vista la larga, pero ineludible, introducción anterior, debemos preguntarnos: ¿De donde proviene la autoridad de Osama bin Laden para emitir fatwas o decretar guerras santas (yijad)? ¿Cuál Califa le otorgó a él el poder legítimo para defender la religión y gobernar el mundo en representación del Profeta Mahoma? ¿Es Osama bin Laden un Califa o un Iman? ¿Es quizás él un jurisconsulto (mufti) o un juez (qadi)?. ¿Es Al Qaeda un Califato o una organización legal dentro del mundo islámico?.

Las mismas preguntas debemos hacérnoslas sobre aquellas otras personas que son consideradas como líderes religiosos de otras organizaciones extremistas islámicas como Al Fatah -que es el verdadero poder que controla a la OLP (Organización Para la Liberación de Palestina) dirigida por Yasir Arafat. También sobre Jizbolá, Jamás, la Yihad Islámica, La Nueva Yihad, o el Talibán de Afganistán, y muchas otras organizaciones extremistas existentes en el Medio Oriente..

¿Qué dice el Corán sobre la guerra santa?

El Corán (2) -el libro sagrado del Islam y de los musulmanes- dice esto sobre la Guerra Santa:

Azora II, Aleya 186: «Combatid en el camino de Dios a quienes os combaten, pero no seáis agresores. Dios no ama a los agresores. ¡Matadlos donde los encontréis, expulsadlos de donde os expulsaron! La idolatría es peor que el homicidio: no los combatáis junto a la Mezquita Sagrada hasta que os hayan combatido en ella. Si os combaten matadlos: esa es la recompensa de los infieles. Si dejan la idolatría, ciertamente Dios será indulgente, misericordioso. Matadlos hasta que la idolatría no exista y esté en su lugar la religión de Dios. Si ellos ponen fin a la idolatría, no más hostilidad si no es contra los injustos. ¡El mes sagrado por el mes sagrado! Las cosas sagradas son talión. A quien os ataque, atacadle de la misma manera que os haya atacado. ¡Temed a Dios! y sabed que Dios está con los temerosos. Gastad en la senda de Dios y no os precipitéis con vuestras manos hacia el aniquilamiento. Haced bien: Dios ama a los benefactores.»

Como vemos, el Corán no incita a los musulmanes a tomar la iniciativa y comenzar una guerra santa (yihad) contra los infieles (los no-musulmanes), sino los llama a defenderse si son atacados y les dice en varias oportunidades en esta Azora, que no sean los agresores, que sólo ataquen si son atacados y que en sus ataques respondan en la misma forma en que fueron atacados, para finalizar diciéndole a los musulmanes que «no os precipitéis con vuestras manos hacia el aniquilamiento. Haced bien: Dios ama a los benefactores.»

Ninguna persona, organización, nación o país del mundo le ha causado a ninguno de los países musulmanes que existen, un daño -ni siquiera parecido- al que causaron los terroristas en Nueva York. Daños que hubiesen justificado -como les manda el Corán a los mususlmanes- a contraatacar con fuerza similar. Los actos fueron claramente en contra del Corán.

Ir en contra del Corán, fue lo que hizo Osama bin Laden y su organización Al Qaeda cuando agredieron y asesinaron inmisericordemente a miles de personas en Nueva York y Washington. -luego de incitar al suicidio a sus propios seguidores-

Eso también es lo que hacen otras organizaciones extremistas como el Talibán de Afganistán contra sus propios nacionales; ó las muchas otras organizaciones terroristas que existen en varios países del Medio Oriente, que dicen seguir los mandamientos del Islam, pero agreden a propios y extraños en violación del Corán.

Son extremistas políticos. No son verdaderos musulmanes. Son terroristas que no menciona ni el Corán, ni el Jadiz, ni están amparados por la Sharia.

Y claramente, los llamados a la guerra santa (yihad) y las fatwas emitidas por los supuestos líderes religiosos esas organizaciones terroristas, son totalmente ilegítimas e ilegales, por no emanar de las verdaderas autoridades del Islam.

Osama bin Laden argumenta que su guerra santa es porque desde la Guerra del Golfo de 1991 contra Iraq, se encuentran en -los lugares más sagrados del Islam-, en Arabia Saudita, bases militares estadounidenses (infieles). Pero sin ninguna duda el Rey de Arabia Saudita debió consultar a la ulema de su país antes de aprobar alguna disposición del reino saudita que permitiese la presencia de militares no-mususlmanes en su país. ¿Quién es Osama bin Laden para contradecir los dictados de los encargados en Arabia Saudita de «defender la Religión y gobernar el mundo»?

Osama bin Laden y Al Qaeda, son burdos criminales. Criminales extremadamente peligrosos, porque para ellos la vida humana no vale nada. Se dicen musulmanes, pero contradicen al libro sagrado que dicen seguir, el Corán, el que en su Aleya 35 de la Azora V, establece:

«Por esta causa prescribimos a los Hijos de Israel que quien matare a una persona sin que fuese por otra o por extender el escándalo por la tierra, fuese juzgado como si hubiese matado a todo el género humano…»

___________
(1) Todas las informaciones que aquí se incluyen sobre el Islam, fueron tomadas de: «Great Religions of Modern Man. Islam.» John Alden Williams, editor. George Braziller, New York, 1962.

(2) Traducción del Corán al Castellano, del doctor Juan Vernet, Plaza & Janes, S.A., Barcelona, España, 1980.

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