Jefe de la Policía de Río renuncia y denuncia la «falta de recursos»
El jefe de la Policía Civil de Río de Janeiro, Fernando Veloso, presentó hoy su renuncia y denunció la «falta de recursos» del órgano, en medio de la grave crisis económica que vive el estado fluminense.
Veloso presentó su dimisión justo un día después de que renunciara el responsable del programa de «pacificación» de las favelas cariocas, el cual contribuyó a aplacar en parte la criminalidad en la ciudad brasileña, pero que también es cuestionado por sus errores.
El jefe de la Policía Civil aseguró que abandona el cargo porque su «misión» fue «cumplida», pero en una carta enviada a los delegados citó la falta de «recursos del órgano» y «las dificultades de las misiones confiadas».
«Si la Policía no tiene sistemas informáticos, no hay información para saber cómo actuar en la calle», citó Veloso en forma de ejemplo, en una entrevista concedida a la televisión Globo.
Veloso también denunció que los vehículos blindados de la Policía sufren problemas de manutención y «tan sólo uno de ellos está funcionando gracias a la iniciativa privada».
Sin embargo, el máximo responsable de la Policía de Río precisó que no está dejando el cargo por la «falta recursos» y desveló que su renuncia había sido decidida un año atrás.
La salida de Veloso coincide con la de el secretario de Seguridad de Río de Janeiro, José María Beltrame, responsable por poner en marcha el programa de «pacificación» en 2008, que se dio a partir de la toma de la favela de Santa Marta por parte de la Policía.
Según el Gobierno de Río, la salida de Beltrame no está relacionada con la actual crisis que está atravesando el programa de pacificación, derivada de los agudos problemas económicos de las finanzas del estado de Río y por el recrudecimiento de la violencia de las bandas de narcotraficantes que aún operan en las favelas.
A pesar de la marcha de Beltrame, el gobernador de Río, Luiz Ferndando Pezão, se comprometió a «dar solidez» al programa de «pacificación», por el cual se han ocupado más de 200 favelas que eran dominadas por los narcos.
El programa tiene diferentes fases: tras la expulsión de los narcos, la Policía instala las Unidades de Policía Pacificadoras (UPP), desde las que se trata de hacer una patrulla «comunitaria», más cercana a los vecinos, y se prepara el terreno para aplicar programas sociales, algo que no se ha cumplido en numerosos casos.
El programa ha tenido resultados palpables en la mejoría de la seguridad en Río, pero se ha puesto en entredicho porque, a lo largo de estos años, se han multiplicado los casos de abusos policiales.