Los fantasmas de la oposición
LO QUE REFLEJAN LOS COMENTARIOS. La mayoría de los opositores que ofrecen sus puntos de vista sobre los artículos de Opinión en torno al tema político-electoral, que publican diarios y portales, manifiestan estar de acuerdo con los contenidos (por supuesto que los chavistas rechazan cualquier posición que no sea como la suya, acrítica e incondicional al régimen), pero entre los opositores hay quienes expresan apoyo a opciones distintas de las específicamente propuestas por la mayor parte de los articulistas, sin dejar de respaldar lo esencial. Muchos agregan la opción ofrecida en los artículos 333 y 350 de la Constitución Nacional, como también encontramos a quienes dudan de la viabilidad de los mecanismos que son parte del sistema democrático, endosándole a quienes se empeñan en seguir aplicándolos, la condición de ingenuos, de creyentes en “pajaritos preñados” y afirman que la única opción es “salir a la calle”. Los más ultrosos son los que siempre han llamado a no Votar, sin ofrecer un esquema a seguir luego de la acción abstencionista.
Los articulistas no rechazamos las críticas, por el contrario son bienvenidas, pues enriquecen la relación con esa parte de los lectores que se expresa. Pero hay ciertas críticas, comentarios o propuestas, como quieran llamarlas, que son una proyección de tendencias que anidan en una gran proporción de la Oposición actual que, por ser de naturaleza pesimista o limitante, debemos extirpar para avanzar a mayor y más seguro ritmo en la ruta por la recuperación de la Democracia genuina, que es el propósito que debe animar a la absoluta mayoría de los opositores. En Ciencia se llama Determinismo a la corriente que establece la propensión hacia una situación particular o la inevitabilidad de llegar a esa situación, sin importar lo que hagamos, pues los factores que la hacen posible se confabulan para producir ese determinado resultado. Y precisamente se observa cierto determinismo en el esquema mental de quienes no le ven posibilidades a las acciones opositoras de naturaleza civil, democrática, pacífica, legal, para las que vaticinan contundentes derrotas, o frente a las cuales le asignan las probabilidades de vencer a quienes controlan el poder y los recursos, como una cuestión determinista, inevitable, inexorable. La Historia, y los hechos recientes, nos demuestran que las apariencias engañan y no siempre vence el más fuerte, el que tiene más recursos o el que hace más trampas.
El artículo 333 establece que todo ciudadano tiene el deber de colaborar para que sea restablecida la efectiva vigencia de la Constitución, si ella hubiere sido violada por acto de fuerza o derogación indebida. El 350 llama a desconocer cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos, o menoscabe los derechos humanos. Si los opositores respaldamos a Capriles, quien declaró que NO reconoce a Maduro y exigió al CNE la revisión de todos los recaudos que hacen posible el proceso electoral del 14 de abril, e Impugnó ante el TSJ el resultado de ese proceso por el cual se apresuraron a declarar ganador a Maduro, con Proclamación y Juramentación Express e injustificadas, ello significa que en la práctica estamos aplicando los artículos 333 y 350 (ya que la única forma de aplicarlos no es la de salir a la calle con carteles que así lo expresen). Mientras denunciemos el FRAUDE y mantengamos nuestras exigencias (como colectivo, Capriles no está solo en esto) de que se revisen todos los recaudos, y muy en especial los CUADERNOS (donde está el grueso de las evidencias de los delitos electorales cometidos para abultar la votación del oficialismo), estaremos “colaborando a que sea restablecida la vigencia de la Constitución y desconociendo al régimen y sus autoridades, por haber contrariado los valores, principios y garantías democráticas, y menoscabado los derechos humanos”. Se violaron las leyes antes, durante y después de las elecciones, y los Derechos humanos de quienes fueron detenidos por protestar ante el CNE, recibieron disparos a quemarropa, fueron incomunicados, torturados y vejados. En lugar de Auditoría Total el CNE ejecuta una burla, revisando una ínfima porción del total, papeletas y máquinas, los elementos donde hay menos evidencias del Fraude. Y en el Parlamento a los parlamentarios se les prohibió parlamentar, se les sacó de las Comisiones de las cuales formaban parte, se les agredió salvaje, cobarde y premeditadamente, exigiéndoles que reconocieran a Maduro como el presidente legítimo, lo que equivale a amenazar, silenciar y golpear a la víctima para que retire la denuncia y exonere a su victimario. El mundo entero ha sido testigo, en esta era globalizada, de este insólito atropello, que refuerza, dentro y fuera del país, las dudas sobre los resultados del proceso electoral presidencial del 14 de abril. Nada de esto habría ocurrido si no hubiéramos votado, si no hubiéramos rechazado los resultados, si no hubiéramos exigido Auditoría Total, si no hubiéramos solicitado Impugnación, si hubiéramos caído en la provocación y asumido la actitud violenta de los agresores. Los argumentos opositores adquieren cada vez más validez, el oficialismo con cada atropello o torpeza aumenta su ilegitimidad.
Debemos erradicar ese convencimiento latente en una parte de la Oposición, que considera inocuas las acciones -dentro del marco legal- de Denuncia, Reclamo, Formal Solicitud de actuaciones tribunalicias a través de un documento bien substanciado. No es ingenuidad ni comenabismo el transitar las vías y los pasos legales, aunque sepamos que el régimen controla todas las instancias. Si no responden o se niegan a actuar conforme a lo que las leyes pautan, quedan en evidencia, y con ello nos dan la razón (como en la negativa del CNE a realizar una Auditoría plena, que incluya los Cuadernos y en especial, escanear las huellas digitales de quienes en ellos aparecen como Votantes el 14 de abril, y cotejarlas con las Bases de Datos que alimentan a las Captahuellas, las que sostienen al REP y las que sirven de soporte a la Cedulación a nivel nacional. Negarse a revisar los elementos esenciales que contienen las pruebas del Fraude que denunciamos, lo convierte en un hecho obvio e incontrovertible. Igual que haber cerrado las puertas del hemiciclo de la AN, enfocado la cámara al techo y no permitir los videos del sistema de grabación interno y permanente de ese espacio, refuerza la denuncia de que ocurrió una emboscada, primitiva, torpe, cobarde, y contraproducente).
Hay otros dos aspectos que resaltan del cuestionamiento de algunos a las acciones legales; En mi anterior artículo expresé que apoyé sin reservas a Capriles desde que la mayoría lo eligió Candidato Unitario en nuestras Primarias, alguien afirmó que “no lo he apoyado desde siempre, que me interesa que Capriles quede mal pues no era mi candidato antes de las Primarias”. Afortunadamente son pocos los que piensan así, pero existen y hacen daño al espíritu unitario y al respeto mutuo que debe prevalecer entre los opositores. Señalar que Capriles era o no era nuestro candidato, antes de las Primarias, habría servido para echarle leña a esa fogata del “purismo” que nos desune. Hay una minoría que se siente con más pedigree y por ende con más derechos, porque han sido “caprilistas” más tiempo, con lo que pretenden discriminar, descalificar, o de alguna manera disminuir a quien haya respaldado a cualquiera de los otros candidatos. También hay quienes se sienten más opositores por el hecho de que jamás simpatizaron con el chavismo, y consideran inferiores o permanentes merecedores de desconfianza a quienes, habiendo compartido en mayor o menor medida con el proyecto rojo, han venido distanciándose y suman todos sus esfuerzos a esta lucha por el rescate de la Democracia, la Tolerancia, la Convivencia y el logro de la Prosperidad sin exclusiones, autoritarismos ni anacronismos. No ayuda a la causa de la Unidad Democrática esa terquedad en seguir señalando a quienes tuvieron preferencia por un candidato opositor distinto a Capriles, y ciertamente perjudica nuestra necesidad de crecer, cuantitativa y cualitativamente, el empeño en descalificar a quienes en alguna medida estuvieron del lado chavista y hoy son opositores. Hemos logrado ser Mayoría gracias al proceso gradual de vasos comunicantes que ha traído a la antes escuálida Oposición, a ese creciente conjunto de militantes o simpatizantes del chavismo que han pasado a ser descontentos, insatisfechos, desilusionados o asqueados por el sectarismo, la corrupción, la incapacidad y la doble moral que impera en el reino de lo rojo rojito. Dejemos el monopolio de esos vicios al decrépito e ilegítimo régimen, que con sus permanentes torpezas y arbitrariedades a diario pierde apoyos.
Por último, algunos sintieron cierta incomodidad porque en el título y en el texto expresé Desacuerdo con Capriles (y lo ratifico, no comparto que de esta grave crisis por la profunda Estafa ocurrida antes, durante y luego de la fraudulenta elección, el régimen obtenga la fácil y conveniente salida con la repetición de la elección, dejando impunes todos los múltiples delitos cometidos contra la voluntad popular y el futuro del país). Es innegable que otro de los fantasmas que nos espantan, es la tendencia a minimizar las críticas, impedir el Debate entre las corrientes opositoras, diluir las diferencias, posponer las imprescindibles discusiones, apuntalando una peligrosa unanimidad de criterios y acciones, que podría convertirnos en una caricatura del chavismo. Nosotros no buscamos fabricar a un líder imprescindible, ni sostenemos su infalibilidad, ni pretendemos crear un Culto en torno a nadie, esas posiciones son estalinistas y en ellas son expertos los castristas y sus lacayos en todas partes. La Oposición debe respetar la diversidad y estimular la confrontación civilizada de las ideas, sin prejuicios ni tabúes. La unidad de criterio deriva de la discusión en torno a los desacuerdos. De la tolerancia y el consenso surge una mayor fortaleza. Se puede disentir y mantener el respaldo a la vez, eso es la esencia del sistema democrático, que respeta las diferencias negociando las disgresiones, para poner el énfasis en los acuerdos.
*A mi anterior artículo, “En desacuerdo con Capriles” le faltó una parte, por descuido mío al copiar del original para pegar en el formato de correo electrónico (que envío para la publicación). Resumo lo esencial de lo publicado, para añadirle la parte que extravié en el trámite de envío por Internet: “Hubo FRAUDE, y al demostrarse, se debe reconocer al LEGÍTIMO ganador del proceso electoral, Proclamar y Juramentar a Henrique Capriles Radonsky, y proceder conforme a las leyes y lo que derive de las investigaciones (en especial del cotejo de las huellas dactilares de los que votaron por otros: vivos, muertos o apenas virtuales), y de quienes hicieron posible esa inmensa Estafa (dentro del CNE, en las oficinas encargadas de cedular, y cualquier otro cómplice en este esquema organizado para delinquir electoralmente y robarnos la Presidencia). En paralelo debe auditarse a fondo el Registro Electoral Permanente, excluir fallecidos, electores virtuales, y multicedulados, revertir los traslados inconsultos, incorporar la FOTO del elector en el REP depurado y en los Cuadernos,* a partir de la próxima elección (todo debe estar saneado antes del proceso Municipal), para erradicar los elementos que hacen posible la ejecución de Fraudes y la burla a la voluntad popular”. Donde está el asterisco debió ir lo siguiente: No permitir la modificación de los Circuitos Electorales basada en la trampa del Gerrymandering o Método de la Salamandra, que hizo posible que el oficialismo, con el 48% de los votos, se adjudicase 97 diputados de 162 (3 son indígenas y emanan por otra vía). Sin los cambios viciosos de los Circuitos, la Asamblea Nacional estaría integrada por esos 3 diputados indígenas, 78 chavistas y 84 opositores. Sería inaudito aceptar esa imposición de nuevo ! Como es evidente, evitar la trampa del Gerrymandering es imprescindible, para que las Municipalidades sean fiel reflejo de la mayoría, que es de Oposición.