Fabiana Zapata: Cartografias del poder
Deconstrucción y reconstrucción del espacio:
“Esta materialización del espacio es una manifestación de dinámicas sociales, que más allá de un hecho estético traduce comportamientos y situaciones que hablan de realidades vividas en primera persona…”. (Fabiona Zapata, 2016)
En la ambientación “Construcción, Deconstrucción y Reconstrucción de la Materialidad Espacial,” 2016, de Fabiana Zapata expuesta en la Galería Giotto, Club Ítalo Venezolano, de la Galería Villalón de Barquisimeto. Los elementos que la integran juegan con el espacio, y parecieran absorberlo cual remolinos silenciosos. Estas cartografías develan el color como fuerza centrípeta, a partir de líneas, cuadrados, y rectángulos como abstracción de la sociedad y sus tensiones. Cartografías poetizadas, vinculadas a la que hizo Piet Mondriand en cuadros como “La Ciudad de Nueva York”, 1944, donde la tensión entre horizontales, verticales, y colores puros crea una atmósfera de ritmo y dinamismo urbano. De igual manera en esta obra de la artista larense, se está ante imágenes que recrean la trama de la urbe, como latencias de vida, alegrías, tragedias y pesadillas a través de resonancias anímicas de la línea y el color que proyectan metáforas de cómo el Poder incide en las formas socio-culturales del espacio.
Las geométricas manchas cromáticas se entrecruzan con líneas que hacen referencias a espacios y concreciones sociales, culturales y psíquicas de la urbe, entre vacíos y plenitud de existencia. Elementos modulares integran la instalación transmitiéndole la noción de serialidad. El color genera atmósferas musicales que brotan de los contrastes y degradaciones de las líneas al entrecruzarse y perderse. Es esta una poesía visual, que no se aísla de la realidad, sino que se convierte en metáfora de la paradójica pequeña Venecia: país que ha invertido su riqueza en controlar, y empobrecer a su población.
Estas abstracciones de la sociedad están deconstruidas, fragmentadas como nuestro proceso histórico. Eso se evidencia al otro, a través del hilo de la máquina de coser las telas de algunas piezas, unen la fragmentando, y neutralizan la polarización que ha impedido a la sociedad venezolana enfrentar el caos. Estas piezas son remendadas, reconstruidas por un recurso milenario como es el coser, el amarre, y el nudo; el arte se convierte a través de ellas, en símbolo de la reconstrucción de Venezuela, que está por venir. Esto se evidencia en la superficie de varias de estas piezas, al ser recorridas por delgadas mangueras plásticas cortadas, entrecruzadas y anudadas entre sí, al unir lo irreconciliable y crear una realidad donde las contradicciones del pasado y el presente sean superadas. Composiciones que emanan esperanza, por la certeza de que tras toda crisis viene la calma y la madurez.
Las pieza titulada “Anemona verde” asume la tridimensionalidad como escultura móvil, dinámica, y multiforme. Está elaborada con mangueras de plástico verde cual alga levitando en un océano imaginario. El cambio como esencia se muestra en esta pieza, al interactuar y transformarse con la manipulación del espectador.
En el módulo “Candela”, 2016, los amarres de plástico amarillo, recubren y entrecruzan la superficie, como líneas tridimensionales que brotan del cuadro e interactúan con el espacio. El nudo se convierte en un elemento básico de este lenguaje, para generar una continuidad entre lo bidimensional y lo tridimensional.
Dos de estas piezas se muestran en su soledad, en soportes de tablas de madera, con patina de tiempo, espacios dentro de espacios que muta en dimensión lúdica y estética los elementos cartográficos, al crear estructuras geométricas cubiertas con tiras plásticas, y costura en la superficie del lienzo que se hacen eco de lo colectivo. La artista desea que el otro descubra estas técnicas y la huella creativa, al dejar los extremos de los hilos visibles. Une así las técnicas artesanales al arte, y les transmitirle su calor humano. Es el arte como una dimensión para la vida.
Petróleo y Militarismo:
“Tras la creación de la Compañía Anónima Militar de Industrias Mineras, Petrolíferas y de Gas (Camimpeg) puesta en el decreto N° 2.231 de fecha 10-02-2016 emanado de la Presidencia de la República, y publicado en la Gaceta Oficial N° 40.845, me suscitan grandes inquietudes con respecto al manejo de los hidrocarburos en nuestro país.
¿Cómo puede actuar un ente de resguardo al país en el manejo de riquezas naturales y su posterior impacto en la economía? ”. (Fabiana Zapata, 2016)
En la instalación “Se enciende el cielo con los iluminados del decreto 2.231”, 2015, soldados de juguetes, manchados de petróleo entre cajas de fósforo revelan el país petrolero que es Venezuela desde principio del siglo XX. Don Arturo Uslar Pietri afirmaría que no se supo sembrar el petróleo sino el caos y la violencia, como se evidencia en los índices de criminalidad del país al ser uno de los más altos del planeta, al igual que su inflación y la dramática escasez de medicinas y alimentos. En el centro de la pieza entre la tropa manchada de petróleo, destaca una mancha de negro y una estrella roja que hace referencia al dominio del comunismo.
La obra rechaza la estética complaciente. Estos soldados de plástico en posiciones bélicas en forma de cometa le transmiten una doble lectura a la instalación, al asociarla a la guerra y al juego. Lo bélico se manifiesta en los soldados armados, y la dimensión lúdica está presente, por elementos propios de los juegos infantiles, valencia que es potenciada por la estructura de papagayo de la ambientación. El cometa es parte de la cultura popular, y asume la estéticas de la insurgencia: en “papagayos”, no para volar en el cielo, sino para despertar la conciencia con frases y aforismos que los han convertido en un icono de la rebelión contra el régimen, al recorrer silenciosamente los espacios donde se evidencia la crisis, con sus pensamientos inscriptos sobre cometas libertarios.
Y transmite una atmósfera de horror, ante la pérdida de los derechos humanos que se viven en Venezuela por la violencia y represión que promueve el Estado, llegando al extremo el militarismo y su ideología a dirigir la estructura económica del país. Hace la instalación referencia específica al decreto 2.231, que ubica dentro de las funciones del ejército la industria del petróleo, para lo cual no está educado ni adiestrado. El sistema se apoya firmemente en la ideología castrense, para dominar áreas ajenas a su formación y praxis, pues desea la sumisión de sus subordinados para implementar un proyecto de país irracional. A través del tipo relación humana y comunicativa que se da entre el ejército y el Poder de imperativos, ordenes, imposiciones, como son las palabras emanadas por el dictador que sólo desean imponer su voluntad. Es la visión del mundo opuesta al espíritu democrático.
La instalación son rectángulos dentro de rectángulos, como podrían ser las cárceles de seguridad que el régimen impone a los presos políticos y adversarios entre soldaditos de plástico dentro de cajas de fósforos que revelan la represión del sistema a cualquier oposición; y delatan la tensión social en que vive el país, a la sombra de una guerra civil, sino se da solución a la crisis. Este sentido lo delata la artista a través de la cola de papagayo de fósforos.
Bolivarianismo=Militarismo
“Me pregunto ¿Qué es libertad en esta nación? ¿Quién es la libertad en esta nación?¿Qué rostro quiso tener esa libertad?¿Cuantas caras tiene la libertad?…Y así la historia que me cuentan cada uno de estos sellos postales, y la historia que me trazo para repensar la libertad construyo, deconstruyo ese rostro de libertad que tenemos tatuados en el inconsciente colectivo venezolano, el libertador”(Fabiana Zapata, 2016)
El avasallante culto al bolivarianismo del régimen, es una justificación al militarismo y una vía de minimizar las virtudes ciudadanas y a los héroes civiles. Artistas de la nueva generación han asumido el arte como compromiso de repensar el totalitarismo, y la perdida de la libertad. Zapata evidencia esto en sus collages de la serie “»Depende del concepto del Libertador», creados utilizando estampillas con la esfinge de Simón Bolívar de 10 céntimos de los 70, signo de una fracción monetaria inexistente en la Venezuela presente. Así la estética desenmascara al socialismo del siglo XXI que ha destruida la infraestructura productiva, tergiversar el pensamiento y el sentido integracionista del Libertador, al descontextualizarlo y convertirlo en slogan proselitista. Esto lo evidencia la artista, a través de la técnica del collage, al recortar en estampillas postales los rostros de Bolívar, y reubicarlos junto a otras, para transmitir nuevas significaciones a través de las relaciones de ideas que transmiten las imágenes.
Utiliza el vacío de donde extrae el rostro del icono, para afirmar la ausencia de contenidos trascendentes en que se ha convertido el bolivarianísmo, al ser manipulado para imponer un proyecto político cuyo objetivo es perpetuarse en el Poder. Y a su vez realiza un juego simbólico al hacer coincidir el vacío, sobre un signo de Bs. 2. Señala la pérdida de valor de este signo monetario. La relación de sumisión del régimen ante la isla se evidencia en el rostro de Simón Bolívar invertido, al asociarlo con la imagen del Palacio de las Comunicaciones de la Revolución Cubana. Es la metáfora de la cubanización del país. Asumiendo también esta inversión un toque irónico, como afirmación visual de la grave crisis que atraviesa el país. Estos sentidos hacen referencia, a una de las grandes obras de la democracia, la represa del Gurí, que al ser descuidada y no controlar la extracción minera en las fuentes de los ríos la están destruyendo.
Esta involución en la historia política del país se evidencia en el collage, donde se reinsertan dos rostros recortados de Simón Bolívar sobre dos estampillas del rey Juan Carlos de España. Se muestra la conversión del bolivarianísmo, en un sistema con rasgos monárquicas, donde el líder es rodeado por una mitología política y un rito que lo diviniza, e incluso delega el poder en su elegido como lo haría un rey, dinámica dada en Venezuela, con el fallecimiento del ex presidente. Hay una diferencia entre ambas situaciones, el monarca español lejos de jugar funciones autoritarias facilitó la transición de una dictadura como la de Franco hacia la democracia, a diferencia del elegido por el expresidente que radicalizo los rasgos dictatoriales del Estado.
Las zonas de exclusión y peligrosidad, la crisis y el atavismo que se está dando en la historia contemporánea de Venezuela se representan en las tramas urbanas, huellas de las heridas al ser colectivo. Es esta una de la razones por la cual la artista desea que las redescubramos. Así como a través del collage y lo lúdico se enfrenta el espectador a las estrategias de coacción del Poder.