¿Valió la pena ceder el Esequibo?
Si hay una mala praxis diplomática en el llamado socialismo del siglo XXI, fue el descuidar los intereses de la nación para conseguir un precario apoyo de los países del CARICOM, y así evitar una eventual aplicación de la Carta Democrática de la OEA.
En el caso particular de la reclamación del territorio Esequibo, fue muy mal manejado, tanto por el Canciller Maduro como por su sucesora, ya que no entendieron que Guyana siempre ha tenido en la mira llevar a nuestro país a la Corte Internacional de Justicia, lo que Venezuela evitaba utilizando el preámbulo del Acuerdo de Ginebra, que señalaba que las partes debían lograr un acuerdo práctico y satisfactorio de la controversia. Pero para lograr esa vía, era necesario ser muy firmes en las protestas por los actos a través de los cuales Guyana pretendía debilitar las pretensiones venezolanas, dando concesiones en la zona en reclamación.
Chávez y sus cancilleres prefirieron bajarle el tono a las legítimas protestas de Venezuela, por considerar que eso podría afectar su alianza política con los países del CARICOM, y así Guyana fue cada día más atrevida, al otorgar concesiones tanto en tierra como mar, debilitando así, jurídicamente, la posición venezolana, ya que el gobierno no hacía públicas sus protestas, si es que en verdad las hicieron.
Ahora, el caso está en manos del Secretario General de la ONU y no ya de las partes, y a él corresponderá determinar el método de solución de controversias previsto por el artículo 33 de la Carta de las Naciones Unidas, y lo más probable es que Ban-Ki-Moon lo remita o a la conciliación o a una solución judicial. En todo caso dependerá de terceros la solución de la controversia.
La pregunta que nos hacemos es de qué le sirvió al régimen el coqueteo con el CARICOM cuando ya varios de sus miembros votaron en la OEA en contra de Venezuela en lo concerniente a la aplicación de la Carta Democrática, y muy probablemente pronto se logre la mayoría requerida para su aplicación con el voto de otros países de esa región.
Por otro lado, el silencio ominoso del gobierno venezolano en la Cumbre de los No Alineados sobre la reclamación, que siempre fue la postura histórica de nuestro país en ese foro se debió, tal vez, a la certeza de que la inmensa mayoría de los países de esa organización respaldan a Guyana y como el gobierno quería vender un inexistente apoyo de los NOAL, prefirieron evitar el tema para no quedar mal.
Ahora estamos mucho más débiles que Guyana en el escenario internacional y todo por una pésima gestión de la política exterior de nuestro país.