Si Bocaranda lo dice, eso es verdad
Bien lo dijo Fidel Castro en una oportunidad: “¡Ese Bocaranda tiene más contactos que el G2!”, (el servicio de inteligencia cubano). Es que si hay algo que caracteriza a Nelson Bocaranda Sardi es su experticia en destapar esas ollas informativas que se están cocinando y nadie lo sabe… hasta que él las da a conocer. Por algo fue el foco de la prensa nacional e internacional en 2013, cuando reveló que el expresidente Hugo Chávez padecía de cáncer. “Puedo decir que yo lo obligué a que reconociera ante el país su enfermedad, pues la saqué a la luz una semana antes”. Y aunque, evidentemente, es un ser humano y puede equivocarse, es casi un hecho que si él dice que los pelos de una vaca son rojos, es porque los tiene en la mano.
Lo más interesante de este boconés de nacimiento es que no suele ser de los que revela sus fuentes. De hecho, cuando aconteció lo del padecimiento de Chávez, varios seguidores del exmandatario iniciaron una persecución en su contra para que explicara cómo obtuvo los datos. “Pero no pudieron obligarme a que dijera quién fue mi informante. Ese ha sido, hasta el momento, el punto más álgido, noticioso y respetable de mi carrera. Lo digo porque el mismo Chávez y su familia reconocieron mi trabajo”.
¿Pero cómo fue que Bocaranda llegó a convertirse en alguien tan importante para el periodismo venezolano? Bueno, quizás su abuela paterna haya tenido algo que ver. Fue ella quien lo enseñó a leer, pero en lugar de asignarle las típicas lecciones de “mi mamá me mima”, lo sentaba a practicar con la columna que Abelardo Raidi tenía en El Nacional. ´”Me fascinaba porque era un espacio con pequeños tips noticiosos y eso despertó en mí el interés por el acontecer nacional”.
Años después, cuando estudiaba cuarto año de bachillerato en el Colegio La Salle La Colina (Caracas), hicieron un test vocacional con el fin de saber quiénes tenían cualidades para el periodismo. Esto debido a que se iba a abrir la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Católica Andrés Bello y los miembros de esa primera promoción podían estar cursando aún los últimos años de educación media. El joven Bocaranda fue uno de los seleccionados, y aunque en principio quería ser arquitecto, el fogueo en los salones de clase lo enamoró de los medios.
Desde ese momento se ha encargado de alimentar el largo currículo: El Mundo Economía y Negocios, Radio Caracas Radio, Radio Aeropuerto, Venevisión, corresponsalías en Estados Unidos, Radio Caracas Televisión, Venezolana de Televisión, Radio Capital, Kiss FM, Unión Radio, El Universal… la lista es bastante extensa.
Y en toda esa experiencia de décadas, los runrunes han sido su especialidad. “Yo los comencé en Radio Capital, cuando Luis Muñoz Tébar ‘Lumute’, uno de los creativos de la estación, me invitó a hacerlos, porque yo manejaba la fuente política”.
Esa pasión por la fuente lo ha llevado a recibir el Premio Nacional de Periodismo y el Premio Monseñor Pellín, dos de los galardones más importantes del gremio.
-¿Cuál fue esa primera olla noticiosa que destapó?
-En este momento no recuerdo. Solo sé que siempre han sido pequeñas cosas puntuales, pero bastante noticiosas. Desde el principio me ha gustado descubrir algo antes de que se de a conocer.
-¿Qué opina de las nuevas generaciones del periodismo?
-Que tienen que ponerse las pilas, porque hoy en día no se trata de agarrar un grabador y copiar todo lo que la gente dice. Creo que deben prepararse más porque hay más facilidad, pero también más retos. Con toda la tecnología existente, tú no puedes meter mentiras. No puedes llegar e inventar algo porque ya internet te ayuda a desmontar todo, así que creo que están obligados a decir la verdad.
Un remedio… por si acaso
Evidentemente, el periodismo ocupa una parte muy importante en la vida de Bocaranda, pero no es lo único. Otra de sus particularidades es que es hipocondríaco. Tal vez eso tenga que ver con que es hijo de farmacéutico y nació en una farmacia, “con comadrona y médico en el parto”. Aunque ya se le ha ido pasando, es el primero que sale corriendo a tomarse algo cuando empieza a sentir cualquier síntoma. “Y si alguien me dice que tiene un malestar, yo como que lo siento, pero poco a poco lo he ido controlando”.
Otra de sus “cualidades” –por ponerle algún adjetivo– es que tiene hiperosmia, también conocida como hipersensibilidad olfativa. “Chico, eso es bueno y malo a la vez”.
-¿Por qué es malo?
-Porque hueles todo, absolutamente todo. Se te sienta alguien con las patas hediondas y lo sientes. Eso molesta. Pero también percibes olores sabrosos, que te ayudan a saborear mejor la comida y a cocinar.
¿Amor a primera vista? Eso sí existe
Bocaranda no titubea para decir que el 11 de enero de 1980 conoció a su compañera de vida: Bolivia de Bocaranda, fundadora de SenosAyuda. “Era la época de la invasión soviética a Afganistán y yo estaba en Estados Unidos transmitiendo para el canal 8 todo lo relacionado con la Organización de las Naciones Unidas”.
La sede de la institución internacional queda en la calle 45 de Nueva York, Bocaranda vivía en la 57 y una amiga venezolana tenía su apartamento en la 52. Un día en el que el trujillano fue a visitarla, quien le abrió la puerta fue Bolivia, y él, sin vacilar le dijo: “Mira, me gustas y me caso contigo”.
Aunque tal aseveración pareció locura para ella, dos años y medio después contrajeron nupcias. Ambos son padres de Cristina y Nelson Eduardo. La hembra trabaja en una compañía de diseño de alfombras, en Estados Unidos; y el varón es el editor en jefe de Runrun.es.
-¿De qué manera afectó su vida el cáncer que sufrió la señora Bolivia?
-Yo soy muy creyente y tengo varias devociones. Cuando nos enteramos de la enfermedad fue muy duro, sobre todo por los hijos, pero la acompañé en todo tiempo. Fui el primero –precisamente por lo hipocondríaco- que se dedicó a buscar toda la información para tenerla a la mano. Ella, que siempre ha sido muy directa, decidió operarse de inmediato.
Lo difícil fue saber que nuestros hijos estaban jóvenes y vivir con el temor de que ella desapareciera. Sin embargo, fíjate, lo afrontó y hoy en día es su misión de vida, pues se dedica a apoyar a las mujeres a través de SenosAyuda.
No es un final, sino un desenlace
“Pedro Nikken dice que esto no tiene final, sino desenlace. Yo coincido con él. Aquí nadie tiene una varita mágica ni una bola de cristal para decir qué va a pasar, pero estamos claros en que el país no aguanta por mucho tiempo más una situación como esta”.
Bocaranda alega sentir dolor porque Venezuela está depauperada, debido a que “quienes la gobiernan se han robado un uno y dieciocho ceros en dólares”. Sin embargo, su mensaje es claro: “Los países no se acaban, se acaban los gobiernos. Hay que tener fe en el futuro”.
Esa esperanza es la que lo motiva a emprender proyectos constantemente. De hecho, “ahora es cuando tengo más trabajos de investigación por hacer”. Actualmente está por empezar una curaduría de todos los runrunes que ha escrito en los últimos 17 años, porque no puede negarse que siempre atina en sus datos.
Nadie, excepto él, sabe cómo accede a las fuentes, pero lo cierto es que, digan lo que digan, su manera de hacer periodismo es seria y veraz. Eso queda demostrado en todos los años en los que, paso a paso, ha logrado construir una imagen que es sinónimo del buen oficio. A estas alturas de la vida, si Bocaranda lo dice, eso es verdad.