Opinión Internacional

Las Ilusiones Armadas

(%=Image(3700681,»L»)%) En noviembre del año pasado, se pusieron a la venta los dos primeros volúmenes de una serie muy interesante, constante de cinco libros, sobre la reconstrucción de un período muy importante de
la historia brasilera, comprendido entre marzo de 1964 y marzo de 1979. Se trata de la serie “As Ilusões Armadas” [Las Ilusiones Armadas], obra del periodista Elio Gaspari. El primer volumen de la serie se llama “A Ditadura Envergonhada” [La Dictadura Avergonzada] y el segundo “A Ditadura Escancarada” [La Dictadura Abierta de Par en Par]. En enero de este año, cuando estuve en São Paulo, prácticamente no había librería en cuya vitrina no estuviesen exhibidos los dos libros. Es importante reseñar, aunque sea brevemente, ambos libros, en momentos en que en nuestro país se ha venido instalando, paulatinamente, una dictadura militar.

En “A Ditadura Envergonhada” y en “A Ditadura Escancarada” , Gaspari nos narra en detalle el período comprendido entre el 31 de marzo de 1964 y el final del gobierno del general Garrastazú Medici, desde el derrocamiento de João Goulart hasta el período que siguió de inmediato a la promulgación del Acto Institucional nº 5, en diciembre de 1968, para luego seguir con la aniquilación del movimiento guerrillero de la región de Araguaia, entre diciembre de 1973 y la primera mitad de 1974.

La caída de Goulart:

(%=Link(«http://www.nethistoria.com/bios/100/bios21.shtml»,»João Goulart»)%) , conocido como “Jango” había llegado a la presidencia de Brasil tras la renuncia de Jânio Quadros, quien la había asumido, tras elecciones libres, en enero de 1961. Renunció a lo siete meses, en agosto de 1961. Goulart, el Vicepresidente, asumió la Presidencia en septiembre del mismo año, nombrando como Primer Ministro a Tancredo Neves. Gaspari recuerda que, en las elecciones de 1960, “5.6 millones de brasileros habían votado por Jânio Quadros, un demagogo que hizo su campaña electoral utilizando como símbolo a una escoba. Janio prometió barrer el orden político del que Jango era producto. Según la Constitución de 1946, la escogencia del presidente y de su vicepresidente no estaban vinculadas. Así, se eligieron al mismo tiempo a Jânio, con su escoba, y a Jango, quien, a juicio de los seguidores del nuevo presidente, encarnaba la basura que había que barrer” (1) .

En esa época, como se ha visto, Brasil no tenía un régimen presidencialista, de allí la importancia del primer Ministro. En octubre de 1962, el partido de João Goulart, el (%=Link(«http://www.ptb.org.br/»,»PTB»)%) (Partido Trabalhista Brasileiro, en las elecciones parlamentarias, se convierte en el mayor partido de la Cámara de Diputados. En palabras de Elio Gaspari, “la fuerza de Goulart procedía de la previsión social y de las alianzas con las izquierdas en el control de los sindicatos”, a pesar de que era uno de los gobernantes más faltos de preparación y más primitivos de la historia nacional”. Tan era así esto que su Ministro de Planificación, el ilustre economista Celso Furtado, según nos refiere Gaspari, en una entrevista en Playboy, en abril de 1999 dijo que Goulart “Era un primitivo, un pobre de la cabeza”. En enero de 1963 un plebiscito restableció el régimen presidencialista. Jango se fortalece en el poder y se abren claramente sus simpatías hacia el régimen de Fidel Castro así como la presencia e influencia de líderes comunistas en el gobierno y las Fuerzas Armadas. Ya para fines de 1964, en un avión de Varig estrellado en Lima, se había encontrado una valija diplomática cubana en la que se narraba la relación con la guerrilla de Julião, el líder de los sin tierra. En enero de 1964, el líder comunista Luiz Carlos Prestes, en una reunión con Nikita Jruschov, en Moscú, le había asegurado a éste que si frente al proceso revolucionario socialista “la reacción levantaba la cabeza, nosotros se la cortaríamos de inmediato”.

Para inicios de 1964, según nos dice Gaspari, se proyectaba “una tasa de [inflación] anual de 140%, la mayor del siglo”. Añade que el gobierno “gastaba más y recababa menos, acumulando un déficit de 504 mil millones de cruzeiros, equivalente a más de un tercio del total de los gastos”. (2) Era previsible que los sectores conservadores de Brasil, sobre todo los de São Paulo, reaccionaran fuertemente, buscando la salida de Jango. Así, el 13 de junio se realizó la “Marcha de la Familia con Dios por la Libertad” en la que lograron reunirse cerca de 200.000 personas con pancartas amenazadoras en las que anunciaban que estaba llegándole la hora a Goulart ( “Tá chegando a hora de Jango ir embora” que podría traducirse como “ está llegando la hora de que Jango se vaya ahora”). Había otras jocosas como “Vermelho bom, só botom” (el único rojo bueno es el del capullo de rosa).

Goulart se enfrentó al Congreso, dando la impresión de que quería salirse con las suyas en la sucesión presidencial, tal como lo había hecho Getulio Vargas en 1937. Los más apasionados partidarios de Goulart hablaban de un asamblea constituyente propiciada por Jango para lograr una reforma política que le permitiera a éste disputar la reelección, prohibida por la Constitución de 1946. Gaspari cuenta que en enero, “en una entrevista por TV Tupi, Luiz Carlos Prestes, el mitológico secretario general del Partido Comunista, anunció su apoyo implícito a la maniobra: «El propio presidente João Goulart puede pretender ser candidato. Tal vez incluso, el candidato del presidente Goulart a la presidencia de la República sea él mismo. No sé cómo puede llegar allí. ¿Será a través de una reforma constitucional? Puede ser, ¿no?. Reformar la Constitución para permitir la reelección». Prestes y los apoyos sabían que el Congreso no votaría ese tipo de enmienda. Minutos después respondería: «Podríamos estar de acuerdo con la disolución del Congreso si hubiera un gobierno que diera las garantías democráticas necesarias a todas las fuerzas patrióticas y democráticas y asegurara elecciones libres para una Asamblea Constituyente. […] Una Asamblea mucho más avanzada que ese Congreso que no refleja la opinión pública de nuestro país»”.

Hay un hecho que tuvo un peso muy determinante para determinar la caída de Goulart. En la Marina, unos doce graduados habían creado una entidad para-sindical, controlada por el Partido Comunista. Lo habían hecho transformando a una Asociación de Marineros y Fusileros Navales. Un grupo de “sargentos, cabos y marineros se había amotinado en el palacio del Acero, sede del Sindicato de los Metalúrgicos de Río de Janeiro controlado por el PCB. Durante cuatro días se habían negado a abandonarlo, exigiendo que se revocaran los castigos. Una tropa de fusileros enviada para desalojarlos fue desmoralizada por 23 de sus soldados que echaron sus armas al suelo y se adhirieron a la revuelta. Las crisis se superó solamente cuando oficiales del Gabinete Militar de la Presidencia fueron al sindicato y se sentaron en la mesa de negociaciones con el líder de la rebelión, el marinero de primera clase José Anselmo dos Santos, conocido nacionalmente como Cabo Anselmo . El arreglo que surgió de esas conversaciones dio lugar a una doble humillación para la oficialidad de la Marina. Primero, porque los marineros presos fueron llevados a cuarteles del Ejército. Segundo, porque poco después, liberados, salieron a marchar por las calles de Río, cargando en hombros a dos almirantes de izquierda. El ministro de la Marina renunció, y Jango, al no conseguir a un oficial activo para substituirlo, nombró al almirante Paulo Mario Cunha Rodrigues, cuadro de la reserva de la Fuerza, cercano al Partido Comunista. El almirante de 68 años, había estado fuera de la tropa desde 1959 y ni siquiera llegó a durar tres días en el cargo”.

Se tenía previsto que el Presidente Goulart diera un discurso, el 30 de marzo de 1964 para un auditorio compuesto por suboficiales y sargentos de las Fuerzas Armadas, en el salón del Automóvil Club, en Río, en Cinelândia. Esa noche, en el palacio de Laranjeiras, residencia oficial del Presidente en Río de Janeiro, estaban con él el diputado Tancredo Neves, líder de la bancada oficialista en el Congreso y el Secretario de Prensa de la Presidencia, Raul Ryff; ambos trataban de convencer a Jango de que no fuera a la reunión porque, según ellos, “la presencia del presidente sería como echar leña al fuego en la crisis militar que atravesaba el país”.(3) Refiriéndose a esa noche, Elio Gaspari titula el capítulo que comienza en la página 45 del libro: “El Ejército Durmió Janguista” . Vemos como el 1º de abril, el Ejército no despertó así, tal como lo denota el siguiente capítulo, titulado “El Ejército Acordó ser Revolucionario” . Y es que en esos días había dos golpes en marcha: uno de Goulart y el otro del sistema militar anti-Goulart. Gaspari cita las palabras del gobernador de Pernambuco Miguel Arraes: “Tengo la certeza de que habrá un golpe. De acá o de allá, aún no lo sé” (4). Las palabras de Gaspari son muy claras a este respecto: “Si el golpe de Jango tenía como destino mantenerlo en el poder, el otro buscaba sacarlo fuera. El árbol del régimen estaba cayendo, se trataba de empujarlo hacia la derecha o hacia la izquierda”.(5)

En una próxima entrega, narraremos cómo se produjo la caída de João Goulart y se inició un largo período de dictadura militar. Una primera fase, a la cual se refiere Gaspari como la “Dictadura Avergonzada”, los militares buscaron darle un ropaje de institucionalidad, de respeto a los poderes, hasta culminar con el Acta Institucional nº 5 con la que se inicia una eliminación marcada de las libertades y una franca ruptura del orden constitucional –ya de por sí resquebrajado. La segunda fase, a la cual se le llama la obra de Gaspari “La Dictadura Abierta de Par en Par”, es la del quiebre definitivo de las libertades, la instauración de la tortura, el terrorismo de Estado y terrorismo de oposición, las luchas internas entre militares por el poder. Culmina con la llegada de Ernesto Geisel a la presidencia, quien recibió “una dictadura militar que había apoyado, a sabiendas de que dentro de ella se había montado una máquina de exterminio de las dirigencias izquierdistas. Ya no había más guerrillas y mucho menos terrorismo. Había quedado la máquina ”. Los otros tres libros de la serie aún no han sido publicados.

Notas:

(1): Elio GASPARI, A Ditadura Envergonhada”, Companhia das Letras, Brasil, 2002, p. 47
(2): GASPARI, op. cit., p. 48.
(3): Ibidem, p. 45.
(4): Ibidem, p. 51, nota 27 citando a Araújo Netto. “A paisagem”, en Alberto Dines y otros, Os idos de março e a queda em abril, p. 31 (Los idus de marzo y la caída en abril).
(5): Ibidem, p. 52.

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