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Crónica caso Flores: Audiencia de Supresión de evidencias, día de golpes bajos (I)

Por Maibort Petit
@maibortpetit

Fueron dos días intensos en el salón 14C de la Corte del Distrito Sur de Nueva York. Allí, se enfrentaron frente al juez una abultada defensa conformada por seis prestigiosos abogados y siete asistentes, dos fiscales de la oficina de Preet Bharara y nueve testigos que dejaron claras las aristas del caso de los sobrinos de la pareja presidencia de Venezuela.

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Así lucía la sala 14C de la Corte durante los dos días de la audiencia de Supresión de Evidencias del caso de los sobrinos de la pareja presidencial de Venezuela acusados de conspirar para transportar cocaína a los Estados Unidos

Cuando llegaron al salón de sesiones casi nos sorprendieron. Los dos sobrinos de la primera dama Cilia Flores vestían los uniformes de presidiarios de color azul, correspondiente a los reos que no han terminado de ser procesados. En los dos días de audiencia llegaron a la hora, enérgicos y muy simpáticos. Por un momento parecían olvidar dónde se encontraban y -por su lenguaje no verbal- aparentaban seguir disfrutando las mieles del poder «revolucionario» que tiene su familia.

El primero en entrar fue Efraín Antonio Campos Flores, que recién acaba de cumplir 30 años de edad. Lucía alegre, jovial, seguro de sí mismo y atlético. Algo que nos llamó mucho la atención fue su inglés «bastante desenvuelto», lo que le permitía conversar todo el tiempo con su abogado John Zach quien estuvo a su lado a lo largo de las dos maratónicas jornada.

Campos Flores miró a la prensa, y como lo hizo en su última aparición pública, saludó con una enorme sonrisa a los periodistas que siempre acudimos a la corte. También se tomó unos minutos para preguntarle a su abogado «gringo» los nombres de los rascacielos que pueden apreciarse desde la enorme ventana que hace frente al salón y desde donde se puede observar el famoso Empire State, el edificio de Chrysler y hasta las Naciones Unidas. Zach le explicaba además dónde quedaba su oficina.

Me dio la impresión que Campos Flores se siente esperanzado por el alto grado de profesionalismo de sus costosos consejeros, quienes se lucieron como litigantes durante las dos sesiones de la audiencia de Supresión de evidencias que se celebró el 8 y 9 de septiembre de 2016.

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John Zach y Randall Jackson se lucieron en la audiencia los días jueves y viernes

Por su lado y separados sólo por una silla que ocupó uno de los abogados estrellas del grupo, David Rody, estaba Franqui Francisco Flores de Freitas, quien ciertamente dio un cambio radical a su apariencia física. Estaba muy bien acicalado, perdió muchas libras de peso, mostraba una musculatura recién adquirida dejando ver un tatuaje en su brazo izquierdo. Estaba pálido por falta de sol, pero se veía saludable. No mostraba los mismos niveles de alegría de su primo y a lo largo de dos días de audiencia, «Francisco», como lo llamaba el narcotraficante «El Mexicano», se mostró nervioso cada vez que los testigos mencionaron su nombre en el estrado.

Todo parece indicar que Flores de Freitas no maneja aún el inglés o al menos no tan «desenvuelto» como Efraín. Se hizo acompañar por su nueva abogada latina, Elizabeth Espinosa, que le contaba en español -detalle a detalle- lo que ocurría en la larga reunión. «Francisco» no miró a las bancas donde estaba la prensa. Otro aspecto que llamó nuestra atención fue una mujer de apellido Freitas que se encontraba en el recinto junto a un hombre de extraña vestimenta, y no le quitó los ojos de encima al otrora poderoso familiar de Cilia Flores.

Empieza la sesión, se abre el telón

Eran ya las 9:45 Am del día jueves 8 de septiembre. La tropa de abogados daba carreras de última hora. Los dos días, la corte colocó un puerta de seguridad extra para entrar a la sala del magistrado Paul Crotty. Nada usual. Cuando preguntamos a qué se debía tanta repliegue, uno de los agentes nos confesó que era por la seguridad de los testigos que serían interrogados en el caso «especial» de los primos Flores.

Empieza el desfile de testigos

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Primer testigo llamado por la fiscalía fue el agente de la policía haitiana que le puso las esposas a los acusados. Estuvo acompañado por una intérprete. El oficial, cuyo nombre no fue revelado por razones de seguridad, explicó frente al juez que trabajaba para la Unidad Antinarcóticos de la Policía de Haití por más de 3 años y fue instruido, por sus superiores, para trabajar en la operación de arresto de los dos acusados de delitos de narcotráfico.

Bajo juramento, el oficial haitiano informó los detalles de la llegada de los efectivos al hotel donde se hizo el arresto «como misión específica las autoridades haitianas», atendiendo una solicitud de los EEUU donde se solicitaba a los dos sujetos de nacionalidad venezolana.

El abogado Randall Jackson le preguntó cómo había sido el momento del arresto y «si había visto a los dos acusados nerviosos», a lo que el oficial respondió que: «Fue un procedimiento apegado a las normas de Haití. Los dos hombres no se resistieron al arresto, ambos colocaron las manos para ponerles las esposas y en todo momento nosotros nos identificamos como policías nacionales».

Jackson pidió mayores explicaciones sobre por qué usaba un pasa montaña en el rostro, y el oficial dijo que era «la vestimenta normal cuando se procedía en una operación de narcotráfico, donde la seguridad de los policías está en juego».

Randall Jackson es la estrella de la defensa de los sobrinos de Cilia Flores
Randall Jackson es la estrella de la defensa de los sobrinos
de Cilia Flores

Jackson, un abogado agresivo y de verbo duro, replicó que sí no había percibido «el pánico de sus clientes, y la posibilidad que ellos creyeran que estaban siendo secuestrados debido a ser familiares directos de la pareja presidencial de Venezuela» a lo que el oficial dijo que «cuando los oficiales llegaron a la mesa del restaurante del hotel donde se estaban haciendo las negociaciones, se presentaron como la autoridades y les dijeron que iban a ser arrestados». Además, agregó, que los uniformes tenían las insignias que decían POLICE muy claramente.

Jackson quería sacarle el máximo de provecho al interrogatorio. Colocó a la vista del oficial una foto tomada el día del arresto, donde aparecen un grupo de seis oficiales uniformados, uno de ellos mirando hacia el frente y -por su equipos de seguridad y un chaleco- no se le ve la palabra POLICE. El resto de los efectivos estaban de espalda y se les veía la insignia perfectamente.

—¿Por qué ese oficial no tiene insignia? Preguntó el aguerrido defensor.

«Es obligatorio usar el uniforme, es la ley, y nadie puede quitarle las insignias al uniforme sin ser sancionado», replicó el testigo.

Luego Jackson se enfrascó en preguntar una docena de veces la misma pregunta de las insignias obteniendo la misma respuesta en todos los intentos. Seguidamente, le pidió que narrara cómo habían llegado los policías al hotel, tratando de comprobar la tesis de la defensa, según la cual, fue la DEA y no la policía la que procedió con el arresto, o mejor dicho, «el secuestro».

El policía explicó que él había llegado al lugar en una patrulla con otros 3 oficiales. Reiteró que usaron máscaras por el tipo de operación criminal, y que siempre actúo bajo las órdenes de su supervisor, quien también portaba el uniforme. «Al hotel entramos tres oficiales y luego nos siguieron otros que vinieron aparte en otro carro, todos de la policía de mi país».

El testigo explicó que una vez arrestado en el hotel se dirigieron a la estación de policía para hacerles los registros correspondientes, que los policías no tuvieron interacción con los sujetos arrestados y que se procedió a tomarles la fotografía de rigor y a llenar las formas prevista para ese tipo de casos.

La recién estrenada abogada latina de Flores de Freitas, Elizabeth Espinosa, insistió en que aclarara el número de oficiales que participó a lo que respondió: «No recuerdo si eran 7 u 8».

— ¿Cómo llevaban las armas?

Una pistola en la pierna y el arma de asalto en las manos, como suele ocurrir en estos casos. No teníamos otro tipo de armas.

—¿Es usted esa persona que aparece en la foto? Preguntó Espinosa.

 —No lo sé. Se parece a mí pero no estoy seguro de ser yo. No sabía que habían tomado esa foto.

—¿Por qué los uniformes no tienen insignias?

— Yo le veo las insignias. Es obligatorio. Nadie puede quitarles las insignias. Nadie está autorizado para hacerlo.

—¿Habló usted con los acusados?

—No. Solo mi supervisor que habla español y fue quien les explicó claramente que estaban siendo arrestados por una acusación en su contra.

—¿Estaban agentes de la DEA con ustedes en el arresto?

No. Sólo estábamos los oficiales de la policía. Mí supervisor estaba en la patrulla conmigo. Los agentes de la DEA estaban en la estación. No fueron al hotel con nosotros en los carros de la policía. Desconozco cómo era la movilización de los agentes de la DEA.

Así prosiguió el interrogatorio para buscar elementos que permitieran probar la tesis de secuestro. El oficial explicó en múltiples oportunidades que actuó bajo órdenes, que eran una operación de arresto, que usaron uniforme y que los agentes de la DEA no habían intervenido con ellos aquel día.

Luego le preguntaron que sí sabía quiénes eran los arrestados y si no habían pensado en lo desconcertante que era para esas personas ser arrestados en un restaurante. El oficial explicó que su supervisor había hablado con el manager del hotel sobre la operación para que estuvieran al tanto. Acotó que él hizo lo que tenía que hacer en el cumplimiento de sus funciones como oficial.

La fiscalía objetó y se concluyó así el episodio inicial de la jornada.

Segundo testigo: El Agente especial Sandalio González

El agente especial de la DEA, Sandalio González, era el único del equipo que comandó la operación de los sobrinos de Cilia Flores que habla español perfectamente. Fue el encargado de entrevistar a los acusados durante el trayecto del viaje desde Puerto Príncipe a Nueva York y de explicarle los derechos Miranda, de leerle las formas y de comunicarles las razones por las cuales estaban siendo arrestados. Trabaja en la DEA desde 2006, nació en EEUU pero se crió en México y Costa Rica.

Relató que el 1° de septiembre de 2015 fue contactado por una de las fuentes de la DEA en América Latina, para informarle que dos individuos de nacionalidad venezolana estaban planeando hacer un envío de cocaína desde Venezuela a Honduras, para luego introducirla a los Estados Unidos vía México.

El agente comunicó a sus superiores la novedad y desde ese momento empezó la investigación que condujo a la custodia de los sobrinos de Cilia Flores. La fuente inicial del contacto resultó ser un narcotraficante que estaba siendo encausado por los EEUU por delitos relacionados con las drogas, pero que había acordado colaborar para disminuir su pena. El individuo se encontraba en Honduras, era inválido y durante el proceso fue conocido como CW-1 o «El Sentado». Este informante fue asesinado -por una supuesta deuda de un millón de dólares- el 3 diciembre de 2015 según informó la fiscalía de Nueva York.

González explicó seguidamente que se inició la activación de varios agentes y de fuentes confidenciales a quienes dotaron de los dispositivos de grabación y audio que no pueden ser alterados. Y se comenzó a trabajar en la operación que concluyó con la captura de los sospechosos el 10 de noviembre de 2015.

Sin violar las normas de seguridad del gobierno, González informó que «El Sentado» sostuvo conversaciones con los dos acusados. En octubre se establecieron los planes para llevar la droga desde Caracas a Honduras y luego exportarla por México a la Costa Este de Estados Unidos, en especial a Nueva York y algunas ciudades de California.

«El Sentado» recibió los equipos de grabación para lograr las evidencias en el encuentro con los Flores un día antes del hecho. La DEA ordenó proceder con la operación. No obstante, el la reunión que se sostuvo en un restaurante de Honduras, a donde acudieron los dos acusados, el informante dijo no haber registrado el encuentro con los dispositivos. Finalmente sólo envió una fotografía en las afueras del restaurante donde se observa al El Sentado, Campos Flores, Flores de Freitas y dos personas no identificadas.

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El agente dijo -además- que la fuente confidencial CW-1 obtuvo una grabación de una conversación telefónica a principios de Octubre de 2015, den la cual un oficial venezolano de nombre Bladimir Flores le informó que enviaría a sus dos sobrinos a la reunión de Honduras.

Cuando se refirió a los dos informantes confidenciales CS-1 y CS-2, el agente señaló que esos dos hombres fueron a cumplir una misión en Caracas en octubre de 2015. Ambos habían prestado sus servicios en otros casos internacionales y los dos fueron presentados a la DEA por otra fuente que no fue mencionada.

González comentó que se les proveyó de los dispositivos 1 y 2 para que registraran todos los encuentros que sostuvieran con los targets. Aclaró que el dispositivo 1 graba audio y video y el # 2 solo audio.

Seguidamente Jackson Randall le preguntó por qué los informantes no había traído la prueba de la cocaína y los guantes latex que usaron para verificar la calidad de la droga que supuestamente se estaba negociando Campos Flores. Vale destacar que una de las evidencias que la defensa busca eliminar son las imágenes en las cuales aparece Campos Flores y Flores de Freitas manipulando un ladrillo de cocaína y las grabaciones relacionadas con ese encuentro.

González explicó al juez que por razones de protección de los informantes y por el peligro que representaba transportar los guantes y la droga para pasar la seguridad de los aeropuertos internacionales no se tenía la prueba que solicitaba la defensa. Esa dificultad se presenta -especialmente- para salir de Venezuela, acotó. El agente recordó que los EEUU no tienen cooperación con ese país y si la policía detenía a los informantes por la presencia de las drogas iba a generar grandes problemas y el arresto de las fuentes.

Informó que la DEA conocía por las fuentes que los «dos targets» estaban vinculado con los altos niveles de la política de Venezuela. Asimismo explicó que los informantes reportaron que la droga que Campos Flores estaba negociando era proveída por la Farc a través de un intermediario.

Explicó que -junto a otros dos agentes- viajó a Puerto Príncipe el 9 de noviembre de 2015 para coordinar los detalles de la operación. Viajaron su supervisor y otros dos miembros de la DEA.

Negó que hayan sido agentes de la DEA los que ejecutaron el arresto. «Fueron los oficiales de la policía de Haití quienes procedieron arrestar en el restaurante del hotel a los acusados, cumpliendo lo establecido en las leyes de ese país. Nosotros esperamos que se cumplieran todos los protocolos para luego tomar custodia de los dos hombres».capturecampoflores

La defensa atacó al agente González en su estrategia para tratar de probar la tesis del secuestro de los primos Flores. Re-preguntó en varias oportunidades el procedimiento utilizado por la DEA y el itinerario seguido por los agentes desde que llegaron a la isla. Querían desmontar la acusación y buscar elementos que le permitieran sostener que a los dos sujetos fueron capturados por los agentes norteamericanas.

En la audiencia también se conoció que dos informantes de la DEA, que viajaron a Caracas en octubre de 2015 para hacer las negociaciones con los sobrinos de la pareja presidencial venezolana, engañaron a los investigadores estadounidenses, ya que llevaron a cabo negocios con droga durante el tiempo que se desarrolló la operación.

El abogado defensor de los Flores, Davis Rody, preguntó al agente González si la DEA sabía que dos de sus informantes -que operaron en Venezuela- consumían drogas, eran narcotraficantes y gastaron dinero del presupuesto de la agencia norteamericana en el pago de prostitutas, strepers y cocaína cuando se suponían estaban trabajando en la investigación.

González respondió que para el momento que los informantes suministraban información sobre la operación que involucraba a los sobrinos de la pareja presidencial, la agencia no sabía que estaban involucrados con el tráfico de drogas ni que uno de ellos era adicto a la cocaína. Conocieron los detalles en abril de 2016 y fueron encauzados en junio en una corte en California.

La defensa busca suprimir las evidencias entregadas por los informantes CS-1, CS-2 y CW-1. Asimismo, los abogados de los dos acusados buscan eliminar la evidencia principal del gobierno que es la confesión de culpabilidad que Campos Flores y Flores de Freitas hicieron en durante el vuelo de Haití a Nueva York el 10 de noviembre de 2015.

En esta primer día de la audiencia también estuvieron presentes el agente especial Kimojha Brooks de la NYFD y el agente Leith Habayeb quienes explicaron nuevamente los aspectos relacionados con la investigación y los mecanismos usados para recolectar las evidencias del caso que condujo al arresto de los dos acusados.

Brooks hizo hincapié en que las declaraciones juradas, dadas por Campos Flores y Flores de Freitas en el avión, se hicieron luego de que los acusados recibieran de manos del agente González las formas usadas por la DEA, en español, y se les leyera y aclarara cualquier duda sobre los derechos Miranda.

Caso Flores es llevado por una latina
Elizabeth A. Espinosa es asociada del bufete que lleva el caso la defensa de Flores de Freitas desde el mes de mayo de 2016

Habayeb dijo que los procedimientos de este caso se hicieron ajustados en derecho, tal como lo establecen las leyes norteamericanas y el manual de procedimiento de la agencia.

Explicaron que Campos Flores fue interrogado por casi dos horas y a Flores de Freitas por unos 45 minutos. Las entrevistas concluyeron cuando el avión empezó a descender para aterrizar en el aeropuerto de White Plains en Nueva York.

La defensa trató en todo momento de buscar vías para desacreditar las fuentes, incluyendo a los agentes de la DEA a quienes acusaron de estar ocultando información y de tergiversar la investigación para probar que fue una operación normal, y no, una emboscada que buscaba envolver a dos jóvenes que no tenían ningún tipo de experiencia en el tráfico de drogas, por razones de política internacional.

La sesión del jueves terminó a las 5PM. El juez Crotty llamó a la defensa a centrar sus preguntas en los aspectos que se requerían para la verificación de las evidencias que pretenden suprimir antes del juicio. En tanto, la fiscalía sostuvo que los abogados de los sobrinos de la pareja presidencial venezolana intentaban en sus interrogatorios «pescar» elementos que les permitieran seguir adelante con la tesis planteada en su estrategia de defensa violando lo establecido en la regla 17 de los procedimientos.

Cuando los agentes del Departamento de Prisiones procedieron a llevarse a los dos acusados, observamos que el hijastro de Nicolás Maduro aún mantenía la alegría, la sonrisa y el entusiasmo que mostró en el inicio por alguna razón que nosotros desconocemos. Lo mismo ocurrió con sus abogados que destilaban satisfacción y buen humor.

Los periodistas salimos rápidamente de la sala y nos topamos con la pareja que había permanecido en la última banca, haciendo un esfuerzo por lo llamar la atención de la prensa. La mujer de unos 55 años de edad, usaba una especie de velo en la cara para tapar su rostro, y el hombre, de aproximadamente unos 65 años, estaba vestido con traje de invierno, nada acorde al caluroso verano neoyorquino de esta época el año. Ambos hablaban español con acento venezolano y se mostraron preocupados a lo largo de la jornada.

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Mi amigo, quien tiene ya 25 años trabajando en la corte del Distrito Sur de NY, me comentó ante mi inquietud por la alegría de uno de los acusados y de sus defensores: «Esas sonrisas son parte de la estrategia que usan para mostrarse a la prensa como invictos, como ganadores de una sesión que -según ellos- puso al gobierno de los Estados Unidos contra la pared. De la alegría aparente al hecho que de eliminar las evidencias claves para desmontar el caso, hay mucho que recorrer. Hasta ahora la causa probable se mantiene y todo indica que el juicio será un duelo donde no habrá ganadores».

Y con esa reflexión salimos de aquél salón decorado con madera fina. Tuvimos la suerte de juntarnos con cuadro de los abogados «triunfantes» en el ascensor. Allí aproveché para preguntar a Jackson y a Zach qué tan bueno era su español. Ambos contestaron «Hola no hablo español» con un acento que lo dejaba todo claro. Entonces confirmé que Campos Flores uso los 10 meses que lleva tras las rejas para aprender hablar el idioma del Imperio.

En la próxima entrega les daré detalles del segundo día de audiencia, cuando los abogados acusaron al gobierno de incompetente y a los informantes de mentirosos. Esta historia apenas comienza….

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