Opinión Internacional

¡Ay Jalisco no te rajes!

Lo que acaba de acontecernos en relación con México es más triste de lo que
pudiera resultar un hecho similar con cualquier otro país. Mi generación
vivió, creció y se desarrolló envuelta en la cultura y hasta en la
subcultura mexicana. Como un recuerdo de mi más tierna infancia está una
pared de la habitación de la ayudante de mi mamá (en mi casa estaba
prohibido llamarla el servicio o aún peor, la sirvienta, como en casi todas las demás) nuestra inolvidable Guillermina, tapizada de hojas de revistas
con fotografías de Jorge Negrete y Pedro Infante, los Enrique Iglesias,
Ricky Martín y Luis Miguel de la época. Pero -para que se conozcan las
diferencias- aquellos actores y cantantes mexicanos no eran fenómenos
mediáticos ya que no existían la televisión ni el video clip ni los disc
jockeys. La gente oía sus canciones por la radio, veía sus películas y
suspiraba (las mujeres y hasta algunos hombres pero éstos subrepticiamente).

La muerte de Jorge Negrete fue una tragedia de incalculables dimensiones en
el mundo centro americano y del Caribe. Hubo suicidios femeninos y las
lágrimas vertidas podrán haber provocado un deslave. Guillermina no llegó al
extremo de quitarse la vida, pero lloró por días enteros pegada de la radio
que sádicamente difundía una y otra vez los mayores éxitos del viril y muy
macho cantante y actor, amén de regodearse repitiendo su biografía.

Los hombres ¿qué decir de ellos? Los de a pie que eran casi todos en una
Venezuela provinciana y pobretona, seguían la moda mexicana al pie de la
letra. El traje y el peinado de “pachuco” causaban furor. Esos copetes, esos tacones como de bailarín de flamenco, aquellos sacos largos y pantalones
tubito. Las mujeres se apretaban la cintura para parecerse a María Antonieta
Pons o a la Tongolele, las rumberas más prodigiosas. María Victoria gemía sus
canciones. María Félix de una belleza singular, acentuaba su acostumbrada
maldad cinematográfica alzando una ceja. Confieso que pasé largas horas ante
el espejo tratando de imitarla sin ningún éxito. Joaquín Pardavé podía
hacernos reír o llorar según fuera su pareja en el cine: si era Sara García,
sollozos asegurados. Las películas de Chachita, una réplica mexicana de
Shirley Temple pero india y más crecidita, obligaban a llevar tres o cuatro
pañuelos de tela como mínimo, aún no existían los desechables de papel tisú.

Mi mamá y yo hicimos cola durante más de dos horas en aquella Caracas
plácida y poco poblada, para ver “Que Dios se lo pague”, en el cine
Hollywood. Esa película me causó un trauma profundo: desde entonces no puedo
ver a un mendigo sin pensar que es un millonario como lo era en ella Arturo
de Córdova. Por supuesto que Cantinflas fue lo máximo e insuperable, su
popularidad logró igualar a ricos, pobres, cultos y gente de pocas luces;
fue un genio del humor con sentido humano más que de la simple comicidad.

Aún púberes unas y niñas otras, mis hermanas y yo éramos fanáticas de los
“Pepines” y los “Chamacos”, unos folletines ilustrados que aparecían
semanalmente. Esperábamos ansiosas que una vecina los leyera y luego nos los
prestara, su precio no cabía en nuestro presupuesto familiar. Cuando
crecimos y estudiamos descubrimos que había mucho más que el cine y la
literatura folletinesca de México. Ambos entraron en decadencia y lo que
quedó fue la música mexicana (rancheras y corridos) en todas las radios de
sintonía popular.

Pero vino el exilio cuando Pérez Jiménez y México, que ya había abierto sus
brazos a los perseguidos españoles anti franquistas, los abrió de nuevo para
recibir a los venezolanos expulsados por la dictadura. Allá vivió y escribió
Rómulo Gallegos nuestro novelista universal y allá vivió, escribió y murió
nuestro más grande poeta, el mismo que hasta los chavistas reconocen como
tal: Andrés Eloy Blanco. Estoy segura de que si Andrés Eloy no tuviera
descendencia viva y si los testigos de su militancia adeca no estuvieron aún
en este mundo, ya Chávez en algún ¡Aló Presidente! , lo habría decretado bardo
histórico del socialismo del siglo XXI. Luego al visitar México y conocer
sus maravillas precolombinas y coloniales, su artesanía, su delicado gusto
para transformar hasta lo feo en hermoso, leer a sus grandes escritores y
disfrutar de sus exquisiteces culinarias y del agudo humor de su gente; me
convirtieron en su eterna enamorada. Nunca olvidaré cuando nuestro anfitrión
en una visita oficial nos preguntó si conocíamos a la mujer tacón. Ante la
sorpresa general, dijo: “pos la Primera Dama, le decimos así por respeto,
para no decirle la mujerzuela”
.Y jamás la gracia infinita de Don Andrés
Henestrosa, uno de los más queridos y respetados poetas mexicanos, quien
cada vez que oía decir que el pan engorda, respondía: “Si, pero más engorda
el PRI””
.

¿Se acabó todo eso por culpa de uno que se molestó con quienes sabotearon el
ALCA y de otro que, más bocón y chabacano que los demás, llamó “cachorro de
Bush” al primero? El oficialismo no podía perder la ocasión de transformar
nuevamente a Chávez en el héroe de una cruenta batalla, de la que salió vivo
gracias a su valor excepcional. La Asamblea Nacional aprobó un acuerdo de
respaldo a la posición del oficialismo endógeno con el inexplicable apoyo de
Acción Democrática; el resto de la Oposición salvó su voto. El Embajador
mexicano se marchó de Caracas solito y sin alharacas. En cambio López
Obrador, el virtual ganador de las próximas elecciones presidenciales en
México, actúo como Dr. Jekyll y Mr. Hyde: por un lado ofreció un
nacionalista apoyo a Fox, por ser el Presidente de su país, y por el otro su
Partido le organizó una despedida de mártir o héroe al embajador venezolano
Vladimir Villegas, cuestionado por el gobierno mexicano aún antes del
impasse bilateral. Pero como todo se olvida y las pasiones bajan de nivel,
esperamos que esta ruptura sea solo temporal. Los grupos de mariachis que
amenizan el 99, 9% de las fiestas venezolanas pueden dormir tranquilos: los
chavistas enchufados son sus más fervientes admiradores y más asiduos
clientes.

Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Te puede interesar
Cerrar
Botón volver arriba