Angeles y Fantasmas
La vigencia del legado de Simón Wiesenthal, el “Cazador de Nazis”, de evitar la impunidad de criminales racistas del pasado y del presente, quedo evidenciada hace pocos días en Rusia cuando un grupo de neo nazis asesinó a golpes a un joven estudiante peruano e hirió de gravedad a dos de sus compañeros extranjeros. El aumento de este tipo de agresiones xenófobas en Europa obliga a la reflexión de cuan importante fue y sigue siendo, asumir lecciones de la historia sobre los fantasmas de totalitarismo e intolerancia que azotaron al mundo en el siglo de los mayores avances tecnológicos y a la vez, paradójicamente, de grandes pasos en la lucha por los derechos humanos.
A diferencia de Alemania, en donde se hizo una genuina autocrítica sobre su el rol de su pasada generación en las masacres de la II Guerra Mundial, la mayoría de los países europeos como Austria, que aprobó un referéndum para anexarse a la Alemania Nazi, o Francia, cuyo gobierno de Vichy colaboró con el de Hitler, evadieron su responsabilidad en el peor genocidio de la historia. La ex Unión Soviética tampoco ha revisado su historia de limpieza étnica contra sus minorías bajo el régimen de Stalin.
A falta de este examen de conciencia no es de extrañar que con el crecimiento demográfico de minorías religiosas y étnicas en el Viejo Continente, mientras los gobiernos se integran, muchos de sus habitantes perciben a los extranjeros y a sus hijos como producto de “invasiones bárbaras” y ante el temor que les produce la perdida de su identidad y de su poderío de siglos como grandes potencias, se aferran a fantasmas del pasado: fascismo, comunismo, antisemitismo, nazismo – en fin – nacionalismos chauvinistas.
Es así como proliferan grupos radicales, siendo lo común a ellos, el racismo y la intolerancia. En una Europa en donde candidatos xenófobos como Zhirnovsky en Rusia, Haider en Austria y Le Penn en Francia han coqueteado con el poder, el antisemitismo se incrementa, la FIFA lidia con agresiones a futbolistas africanos, no es de extrañar que radicales ultra nacionalistas siembren dolor en muchos hogares.
El vandálico asesinato del peruano Enrique Ángeles, víctima de ángeles de la muerte neo nazis, ejemplo de muchas otras acciones violentas contra minorías, que proliferan en muchas sociedades industrializadas, enfatiza la necesidad europea de un profundo análisis de sus fantasmas, antes de dar lecciones de humanidad en casa ajena.
