Opinión Internacional

Vive la Martinique libre

En su más reciente viaje a Cuba, nuestro Presidente reiteró los valores de la Revolución Bolivariana, aceptó la ayuda de los guerrilleros salvadoreños de Shafik Handal en la defensa de la Patria Bolivariana y prometió apoyar a las fuerzas anti globalizadoras en contra del capitalismo salvaje. Después de la defensa a los ideales revolucionarios, nuestro Mandatario viajo a Martinica, Territorio de Ultramar, para rendirle homenaje a Chirac y a Francia y transmitirle el pesar por los muertos en el trágico accidente aéreo.

El viaje a Martinica nos hizo recordar a Charles De Gaulle, quien en su viaje a Quebec, a pesar de las excelentes relaciones que Francia mantenía con Canadá, no dejo de defender la libertad de la comunidad francesa al proclamar su conocida frase “Vive le Quebec Libre”, que genero airadas protestas de Ottawa. El heroico General hizo su `proclamación con el fin de ser consecuente con los planteamientos que había asumido en defensa de la francofonía.

Debo confesar mi admiración por la cultura Francesa. Pero no puedo dejar de sorprenderme por la perdida de la brújula política en el improvisado viaje del Presidente Chávez a la Francia Ultramarina, ya que los revolucionarios de Martinica y Guadalupe, enclavados en el Mar de las Antillas, no escucharon ni una frase de apoyo del líder de la Revolución Mundial a su causa independentista.

Al no pronunciarse a favor de los “revolucionarios” Antillanos, demostró haber escogido un mal momento, un mal lugar, y un mal enfoque.

Un mal momento, porque si bien es perfectamente loable expresarle el pesar del Gobierno y del pueblo venezolano por los muertos franceses de la tragedia aerea, es inaudito que en ese mismo momento se constate el silencio oficial al no darle el mismo pesar a los familiares de los muertos del Hospital Magallanes de Catia, que fallecieron por la negligencia del Estado que mantiene colapsados a los Hospitales de Venezuela, a pesar de los inmensos recursos producidos por la bonanza petrolera.

Lo hace en un mal lugar. Su viaje a Martinica representa el primer viaje de un Jefe de Estado a una isla Francesa, que constituye una ficcion geográfica, ya que representa la continuidad del territorio francés. Los celebres DOM TOM permiten que la Administración Francesa designe desde Paris a sus Prefectos, a sus administradores y elija a los parlamentarios para sesionar no en Fort de France, sino en la Parisina Asamblea Nacional ubicada al lado del Quai d’ Orsay.

Lo hace finalmente con un mal enfoque desde su perspectiva “revolucionaria”. Por qué no pronuncio una sola palabra citando a Frantz Fanon, a quien evoca de manera permanente en sus “Alo Presidente”, ni mencionó el nombre del conocido Alcalde de Fort de France, Aimé Cesaire, ni citó al dirigente comunista Leopold Bissol ni a otros revolucionarios independentistas que se oponen a la presencia francesa nada menos que en la misma región Caribeña donde la manguera petrolera bolivariana quiere inponer la solidaridad de Petrocaribe?

Los asesores diplomáticos de la Presidencia deberían ser más diligentes para evitar que se cometan estos errores de momento, de lugar y de enfoque, que no solo dejan mal al Presidente sino a todo el país

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