Pedro Almodóvar retorna con «Julieta» a su mejor cine femenino, por Martha Escalona
Por Martha Escalona Zerpa
Especial para Analítica desde Berlin
En sus ultimas películas, Los amantes pasajeros (2013) y La piel que habito (2011), Pedro Almodóvar se distrajo con manierismos grotescos y un desborde de cursilerías. Ahora, con Julieta, su última película, cuyo estreno mundial se dio en el Festival de Cine de Cannes en mayo 2016, retoma felizmente su fina y detallada observación del alma femenina como en sus mejores películas: La Flor de mi secreto (1995), Todo sobre mi madre (1999), Hablé con ella (2002) y Volver (2006).
En su nueva película, la historia gira en torno a Julieta (en el rol, las actrices Adriana Ugarte y Emma Suárez), una mujer de mediana edad, profesora de mitología griega en Madrid y su relación con su hija Antía (Blanca Parés). Y comienza cuando la vemos empacar sus maletas para marchar a Portugal con su novio Lorenzo (Darío Grandinetti) y comenzar allí con él una nueva vida lejos de Madrid.
Sin embargo, al parecer el destino o el azar tiene otros planes con ella y su vida. Haciendo unas diligencias, se encuentra en la calle con la mejor amiga de la infancia de su hija Antía y ésta le cuenta haberla visto con sus dos hijos en Suiza. Su sorpresa es inmensa y su reacción nos delata que ha quedado conmocionada con esa noticia.
Regresa a su apartamento y comienza a deshacer las maletas, no sólo para quedarse en Madrid y cancelar los planes con Lorenzo, sino para mudarse al edificio donde hace ya muchos años llegó a vivir en un apartamento con su hija Antía.
Su mudanza es un regreso psicológico y mental a su pasado. A su pasado como joven chica estudiante de literatura y sus primeras clases como docente en la universidad.
Su encuentro con Joan (Daniel Grao), un pescador y su relación de amor con él. Su relación con el padre ( y su joven amante) y su madre demente. Y, sobre todo, un querer recordar cada detalle de su relación con su hija, desde su nacimiento, pasando por la trágica muerte de su padre ahogado en el mar, hasta el momento en que se marchó de su vida sin despedirse, dejándola sola con todas las preguntas por hacer.
Frente al ventanal de su apartamento en Madrid la vemos escribir sus recuerdos sin parar, horas enteras, días y días, tratando de darle un lugar a la culpa, a los remordimientos, a los auto-reproches. Una acción radical en la búsqueda de la absolución y de darse una tregua a la obsesión de no saber qué pudo producir en su hija, para que esta nunca más en 12 largos años quisiera contactarle o escribirle. Al cumplir 18 años Antía tomó todas sus pertenencias y se fue sin una palabra de explicación. Desde ese momento, Julieta se martirizó buscando explicaciones por la repentina e inesperada ruptura de su hija con ella.
Un destello de ilusión se deja entrever al final de la película. Después de esa dura fase de recogimiento y expiación psicológica y espiritual termina regresando a Lorenzo, quién la salva de un accidente en una avenida, y en camino con él a Portugal, nos delata que ha recibido una postal de su hija, donde la invita a visitarles a Suiza.
La alegría de un reencuentro, sin exigencias, ni explicaciones, con su hija y sus aún desconocidos nietos, la llena con otros sentimientos, donde hasta ahora había habido aflicción y malestar. Una reconquista del amor y, si se quiere, del amor a si misma. Y un chance a la vida.
La historia de Julieta se basa en tres relatos de la escritora canadiense Alice Munro, Premio Nobel de Literatura en 2013. Los relatos provienen del libro Runaway, publicado en 2004, y son una suerte de tríptico, donde la figura que teje los tres relatos es Julieta. De allí que Almodóvar, también como guionista, decidíése llamar a su película con el nombre de Julieta.
Y, Julieta es, sin duda, una de sus mejores películas. La número 20. Puro arte de la narrativa fílmica. No es fortuito. Recordemos que Pedro Almodóvar, como ningún otro exponente del cine hispanohablante, ha recibido innumerables distinciones a lo largo de su carrera como director, guionista y actor: ha sido ganador del Oscar en 1999 y 2002, de los Premios Globo de Oro en 2000 y 2003, de los Premios BAFTA en las categorías de dirección y guión en 1999 y 2002 y de los Premios Goya en las categorías de dirección y guión en 1988, 1999, 2006 y 2014. Además cuenta con dos atribuciones del título Dr. Honoris Causa de las universidades de Harvard en 2009 y de Oxford en 2016.
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