¿Reunión social o carta social?
En el evento internacional que se realizará en Caracas el próximo 28 de Agosto, no encontraremos a los habituales participantes de la izquierda mundial, ya que esta vez los invitados serán los Representantes de la OEA quienes podrán beneficiarse de su estadía en Caracas en un viaje plenamente organizado por los anfitriones venezolanos con el fin de promocionar la Carta Social Interamericana.
Este costoso encuentro no es un evento oficial de la OEA, a pesar de la presencia del Secretario General, sino una invitación de Venezuela y lo que se discuta no servirá para fijar posiciones oficiales del organismo hemisférico. En efecto, el intercambio de ideas, reflexiones, opiniones no tendrán ninguna validez institucional ya que las posiciones inter-gubernamentales se fijarán a partir de Septiembre en Washington.
Pero a pesar de no tener validez jurídica, el Encuentro le brindará a nuestro Mandatario un nuevo escenario para repetir las propuestas que viene formulando Venezuela desde el 2001 en Lima y que ha llevado a nuestro Jefe de Estado a estar presente de Cumbre en Cumbre, para reiterar la formulación venezolana que trata de minimizar la importancia de la Carta Interamericana Democrática, que este Gobierno antagoniza con fuerza.
La propuesta que viene repitiendo la diplomacia venezolana, no parece que pueda lograr el éxito deseado, como tampoco tuvieron éxito las propuestas del Fondo Humanitario Internacional, ni la presentación de ALBA, ni el proyecto de Tratado de Seguridad del Atlántico Sur, ni la creación de un eje anti-norteamericano en la OEA, ni la concretización de Petrocaribe, Petroandes. Petrosur, o Petroamerica, ni la proyección de Telesur como competidora de CNN.
Cada una de estas propuestas han recibido el rechazo de los Gobiernos respectivos, por tratarse de iniciativas presentadas sin preparación suficiente y con la prepotencia de una “diplomacia de partido” que no utiliza los instrumentos profesionales, integradores y persuasivos de una Diplomacia de Estado. Si algunas de estas iniciativas se hubiesen presentado correctamente, hubieran tenido resultados más positivos. Lo que no quieren entender las altas autoridades, es que los generosos aportes no son suficientes para convencer a una comunidad regional, hemisférica o mundial que rechaza todo tipo de hegemonías y que exige con firmeza una participación plena en el diseño de una Comunidad Democrática de Naciones.
En el texto y en las declaraciones que se presentarán a fines de Agosto, Venezuela resaltará la necesidad de luchar contra la pobreza, de darle vivienda a los más necesitados, de asegurar la salud para todos, de garantizar el empleo para los ciudadanos. Pero lo cierto es que mientras formulamos recetas para los otros países, estamos padeciendo los efectos sociales, económicos y culturales de un colapso institucional preocupante a pesar de los cuantiosos ingresos petroleros que hemos recibido en los últimos años. A pesar de los gastos millonarios en misiones y comisiones lamentablemente la población venezolana sufre precisamente los graves deterioros de lo que nuestros “diplomáticos” propondrán como obligación que debe adoptar la Carta Social. Para eso si servirá la Reunión Social programada.