Terrorismo y resistencia
Para que un acto de violencia pueda ser definido como terrorista debe ser planificadamente indiscriminado. Hay terrorismo cuando el objetivo evidente de la violencia es la muerte de civiles inocentes. No hay terrorismo cuando, por ejemplo, en un ataque guerrillero a un cuartel, se producen víctimas civiles no planificadas, lo que militarmente se llama “daño colateral”.
Los atentados de Al Queida en Nueva York, Madrid y Londres, así como el de las FARC en el Club El Nogal, fueron evidentes actos terroristas. Las acciones violentas de los “maquis” franceses y de los “partigiani”italianos, durante la II Guerra Mundial, eran parte de una estrategia de “guerra asimétrica”, dirigida en contra de las fuerzas militares nazis. Se trataba de legítimos actos de resistencia frente al enemigo invasor.
El gobierno venezolano ha calificado como resistencia legítima a la violencia de la llamada insurgencia iraquí. Sin embargo, la gran mayoría de los objetivos de las “bombas humanas” en Iraq no son los militares extranjeros, ni siquiera las fuerzas de seguridad del nuevo gobierno electo democráticamente, sino concentraciones de civiles shiitas y kurdos (que representan el 75% de la población), como una mezquita, un restaurante y una fiesta. Se trata de clarísimos actos de terrorismo que, para colmo, tienen la evidente finalidad de fomentar una reacción de los shiitas y los kurdos en contra de la minoría sunita (que tuvo una posición de privilegio en la tiranía de Saddam Hussein) y desatar así una guerra civil, que conduciría a la desmembración de Iraq. Lo cual evidencia que los dirigentes terroristas no son genuinamente nacionalistas, sino fundamentalistas islámicos sunitas, en buena parte no iraquíes, que consideran a sus hermanos musulmanes, shiitas y kurdos, como heréticos y/o apóstatas, por lo cual su asesinato indiscriminado está justificado.
A mayor razón, la masacre de judíos y cristianos, incluyendo mujeres, niños y ancianos, está legitimada por una ideología nihilista, verdadera herejía del Islam. Estos fanáticos están librando una guerra en contra de la civilización sustentada en lo sagrado de la vida humana, base común de las tres grandes religiones del Libro. El terrorismo deshumaniza al adversario y también a las víctimas inocentes. Por eso, el Chacal dice que “no hay víctimas inocentes del terrorismo”. Por cierto, Chávez termina su famosa carta al Chacal diciendo: “Con profunda fe en la causa y en la misión, ¡por ahora y para siempre¡” ¿ Me lo explican?