Opinión Internacional

La ONU, diplomáticos y apátridas

No oculto ni hallo razón alguna para hacerlo, mi absoluta satisfacción por las derrotas continuadas, aplastantes y consecutivas que ha venido sufriendo el régimen de Chávez en nombre de Venezuela para obtener un asiento entre los miembros no permanentes en las votaciones al Consejo Seguridad de la ONU.

Tal cosa, no solamente la evalúo como un justo y oportuno rechazo de la mayoría de la Comunidad de las Naciones a un gobierno oprobioso que se viene sumando como nuevo factor canalla en la perturbación del orden internacional, sino que resulta clave para todos nosotros, en especial para aquellos venezolanos que luchan y creen con auténtica convicción en la virtudes irremplazables de la democracia y en los valores de la libertad, que Chávez y la chatarra de todos los odios que acumula su despotismo sea finalmente vencido en todos los frentes y el terreno diplomático y las zurras que allí reciba, son sin advertencias de la mayor significación y relevancia.

Sólo tomada desde la perspectiva interna, un asiento en el CS le daría un espacio mundial súper privilegiado para alterar la verdad sobre la naturaleza democrática de la disidencia de sus oponentes pudiendo lograr denunciarlos, bloquear sus propuestas e iniciativas políticas e incluso justificar su represión al asociarlos a la condición de peligrosos terroristas, en fin.

Reafirmo esta postura abiertamente y haciendo un uso deliberado de una vehemencia irremediable que ejerzo sin complejos en el entendido que, unos cuantos internacionalistas y ex diplomáticos venezolanos contrarios al gobierno que han opinado sobre el tema, temerosos seguramente de ser acusados como vende-patrias y traidores por los “Blancas Nieves” “bolivarianos”, encubiertos con plenipotenciaria asepsia al dar su punto de vista sobre el asunto, terminaron luciendo con modales hipócritas al declarar que lo lamentaban por Venezuela, fingiendo que ligaban su admisión, pero exhibiendo a su vez inocultable la fruición que les despachó en su interior el traspié del teniente-coronel golpista del 4 de febrero.

Esas filigranas excesivas de los ex diplomáticos para juzgar el nuevo ridículo “bolivariano”,lejos de protegerlos de las acusaciones que quisieron evitar de ser etiquetados de antivenezolanos por una parte, le otorgó, de alguna manera, una falsa ciudadanía en los adentros del chavismo a su política exterior de cartón piedra y ametralladora, como si de verdad el mamarracho ideológico que lleva en sus valijas diplomáticas el chavismo fuera una coherente y conveniente política de Estado y respondiera de verdad a los intereses de Venezuela y por la otra, ha facilitado como nunca contra estos compatriotas en particular y que se ha extendido a partir de esos episodios a todos los demás, el silabario propagandístico y bastardo de los usurpadores filocastristas que se vienen solazando en las falsificaciones de sus toneladas mediáticas con sus triviales y simplistas clichés dicotómicos de calificar de antipatriotas, a todos los que no cuadren en la baratija criminal de sus dogmas.

Desde el primer momento los llamados especialistas, han debido fijar con prístina claridad sus juicios y expresar sin cara de avergonzados y sin contemplaciones ni balbuceos su deslinde de una política exterior construida- como se sabe- en la ruindad de los prejuicios y caprichos premodernos del “Danger” Sabaneta .

Para Stalin, Trostki ya no es un bolchevique disidente o vencido sino un cómplice de los nazis. Para Chávez todos somos Trotski.

¡Viva Trotski!

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