La batalla del arroz y la caraota
En la Venezuela actual vivimos una situación que bien podríamos llamar de surrealismo mágico. Es decir, que los que gobiernan desafían la realidad de los hechos con medidas que solo se conectan a ella en su pensamiento mágico, basado en lecturas superficiales y -por lo tanto no entendido- de textos del siglo XIX.
Uno de los ejemplos más estrambóticos de esa actitud, que muy bien hubiera podido pintar el belga Rene Magritte, ha sido el de designar a 18 generales de las Fuerzas Armadas bolivarianas, para controlar, sí, «controlar«, la distribución de productos básicos, y no para incrementar la producción, que es lo que es necesario hacer en una crisis alimentaria como la que hoy padece Venezuela.
Si no fuera trágica esta decisión, sería risible pretender que los generales maiz, caraota, café, azúcar, ñame, farmacéutico etc., puedan resolver una crisis estructural basada en errores de políticas económicas del gobierno, y no en una inexistente guerra económica.
Estas decisiones atolondradas son típicas en lo que los franceses denominan fin de régimen. Sin embargo, sus consecuencias pueden ser deletéreas, porque en vez de resolver la distribución de lo poco que queda, crearán caos y más corrupción.
Es hora de movilizarnos con lo que nos quede de energía y, pacíficamente, en todos los rincones del país, exigir que el gobierno y el CNE cumplan con la Constitución y permitan que este año el pueblo exprese a través del referéndum revocatorio si desea o no que Maduro siga gobernando al país.
Faltan apenas 6 días para la toma de Caracas, que debe ser la clarinada que despierte a toda Venezuela y le haga entender al oficialismo que no se puede seguir burlando de la voluntad de un pueblo que desea vivir en democracia.