La concertación chilena en la encrucijada
En una muy importante entrevista concedida al vespertino LA SEGUNDA, de Santiago de Chile, el presidente de la ODCA, Gutenberg Martínez hizo declaraciones demasiado trascendentales como para dejar en el tintero los comentarios que ameritan. Resumido a una frase, el líder de la democracia cristiana latinoamericana fue categórico: habrá un antes y un después de la decisión que asuma la presidenta Michelle Bachelet en respaldo a la candidatura de Hugo Chávez a un puesto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Imposible soslayar la amenaza que resuena en las palabras de quien ha decidido renunciar a una nueva reelección del importante cargo que detenta. Sin poder eludir, además, otro hecho de particular trascendencia: Martínez es el esposo de la ex canciller de la república y actual presidenta de la Democracia Cristiana chilena, la Sra. Soledad Alvear. Ambos alevosamente atacados por el ex embajador de Venezuela en Chile, recientemente trasladado a Honduras para satisfacer las perentorias exigencias de su retiro formuladas por el gobierno chileno ante su descomedida ingerencia en los asuntos internos del país sureño. Extremadamente sensible a ataques de esa suerte, dada la naturaleza unitaria del gobierno de la Sra. Bachelet.
En efecto, al atacar a Gutenberg Martínez y a Soledad Alvear, el embajador pretendió hacerse eco de los sectores de tendencia socialista que hacen vida en la alianza de gobierno y generar una fisura entre sus componentes. Como en efecto sucediera. Invocar la figura emblemática de Salvador Allende y replantear la responsabilidad de la DC chilena por el golpe de Estado que terminara con su suicidio implicaba cuestionar la vigencia de la Concertación. Sin pretender soslayar el hecho crucial: las relaciones internacionales constituyen por ahora dominio de la DC, el actual canciller está bajo las órdenes de la presidencia de su partido y atacar dicho dominio es poner en tela de juicio la vigencia misma de la concertación. El problema del respaldo a la candidatura de Hugo Chávez pone así en entredicho la política concertacionista misma.
Es lo que se deduce al finalizar la entrevista del presidente de ODCA. Deja el entrevistador en el aire el tema de las alianzas y evoca indirectamente una figura de la UDI, el principal partido opositor, de derecha. ¿Podría eventualmente pensarse en una ruptura de la Concertación y un regreso de la DC a sus antiguos predios de la centroderecha?
Puede que aventurar una tesis semejante a estas alturas del partido no tenga asidero en el sólido piso de la alianza de gobierno. Pero en político los tiempos cambian. La tozudez de la presidenta Bachelet y su reiterada identificación con los sectores más extremistas del socialismo chileno insistiendo en la necesidad de apoyar la candidatura de Hugo Chávez bien podrían contribuir a desatar una crisis latente entre la izquierda de la concertación y su representación centrista. Facilitada sin duda por el escándalo que han despertado en el seno de las Fuerzas Armadas chilenas las revelaciones de un acuerdo militar entre Venezuela y Bolivia que apunta sin duda a alterar el equilibrio geoestratégico de la región. Las declaraciones del ex comandante Cheyre fueron en este sentido muy categóricas y terminantes. Las Fuerzas Armadas chilenas no tolerarán que se cocinen acuerdos que afecten su soberanía en la región. De acuerdo a su doctrina, que es la doctrina de las Fuerzas Armadas chilenas, un acuerdo entre Venezuela y Bolivia que altere el equilibrio fronterizo implica una grave ingerencia en los asuntos internos de Chile. Chávez comienza a jugar con fuego. Podría salir quemado.