Opinión Internacional

En torno al ALBA

Jacqueline Giménez, se dirigió de manera muy respetuosa a “Venezuela Analitica” para hacer uso de su derecho a replica. En esa comunicación rechaza las afirmaciones que he dado a la prensa, en las que he manifestado mi inconformidad con la marcha de la actual Diplomacia, y la propuesta de ALBA.

La Diplomacia Venezolana ha eliminado los canales de dialogo que existen en todos los otros gobiernos de América Latina (con excepción de Cuba) resultando imposible que analistas, internacionalistas o diplomáticos que no estén de acuerdo con las acciones internacionales del Gobierno, puedan presentar sus observaciones, opiniones o criticas frente a los posiciones adoptadas por los responsables del Gobierno o del Partido de Gobierno,. Por ello, la única posibilidad que nos queda (todavía) es presentar nuestras opiniones divergentes recurriendo a los medios de comunicación no oficiales para exponer nuestras dudas y angustias. Que es lo que hice al emitir mis opiniones.

La interesante defensa que hace Jacqueline Gimenez de ALBA Alternativa Bolivariana para las América -posiblemente por el hecho de sentirse directamente aludida al considerarse como “creadora del modelo Latino-Caribeño”- nos ofrece una oportunidad para el debate sobre la verdadera significación del ALBA.

Desde su punto de vista vislumbra a ALBA como el “UNICO modelo de Integración conocido en la región y que ha sido propulsado e impulsado por Venezuela una vez que el presidente está seguro de que ese modelo existe, está diseñado por una experta, reportando todos los adelantos tanto a su cancillería como a la Sala Situacional, a varias misiones de la OEA, y estoy trabajando con un grupo internacional para lograr expandirlo y hacerlo realidad”

A pesar de que no lo considero factible, acepto la invitación que formula Jacqueline Giménez para reunirme con los integrantes de la Sala Situacional, acompañado por un grupo de expertos internacionalistas para manifestarles nuestras dudas sobre el ALBA, por considerar que es el desarrollo de una alternativa que lejos de propiciar la integración, lo que hace es separar a Venezuela de la Comunidad Latinoamericana de Naciones.

Integrar es “Hacer un todo con partes desiguales”. Es por ello que Arístides Calvani insistía en la noción de proyectar una “Unidad en la Diversidad” es decir en el respeto de las diferencias y especificidades de cada país, y no en la imposición de una ideología que pretende imponer la “unidad en la identidad ideológica” A este respecto es conveniente recordar una segunda noción que formó parte de la Diplomacia de Estado Venezolana basada en el “Pluralismo de Ideologías” que acepte posiciones distintas, en una sociedad plural.

El ejercicio que Jacqueline Gimenez adelanta ante la OEA y ante diferentes Gobiernos del Hemisferio es el correcto. Nadie puede estar en contra de su formulación de fortalecer una integración energética, agrícola, industrial. Sin lugar a dudas resalta la agenda correcta de los países de América Latina. Y es por esa misma razón que durante la I Cumbre Hemisférica cuando se suscribió el Consenso de Washington en 1994, los Jefes de Estado Latinoamericanos adoptaron los mismo temas que Usted resalta pero además asumieron un compromiso en la lucha contra la pobreza, la defensa del principio de la democracia, la defensa y promoción de los derechos humanos y especialmente los derechos laborales, la defensa de un desarrollo sostenible y tantos otros temas de fundamental importancia para nuestra región, que lamentablemente no han continuado avanzando por las evidentes trabas que se han venido oponiendo a una nueva versión de la “Alianza para el Progreso”.

No se puede construir a un proceso de integración hemisférica a través de una dialéctica de confrontación que fundamente un proyecto alternativo utilizando conceptos de división en una reiterada campaña anti- capitalista, anti-occidental, anti-norteamericana. Anti-Bush, anti-Fox, anti-Toledo, anti-García, y quien sabe que otros anti

La base de las declaraciones oficiales de nuestro Gobierno al definir los alcances de ALBA está preñada de propuestas político-ideológicas que han dejado de tener vigencia en América Latina y en el mundo.

Gimenez hace referencia a la “integración de los pueblos”, que es el concepto que han repetido una y otra vez los Mandatarios de Venezuela, Bolivia y Cuba pronunciando sus propuestas en reuniones Anti-Cumbre, con los “pueblos” de Europa y Latinoamérica

Los verdaderos representantes de los pueblos son los Jefes de Estado electos por los pueblos. Es que acaso los votos del Pueblo no le dieron su respaldo mayoritario a Uribe, a Alan García, a Michelle Bachelet? O a Chirac, Blair, Rodríguez Zapatero? Quienes somos nosotros para definir quien es “pueblo” y quien no lo es?

Jacqueline Giménez rechaza mis comentarios sobre el riesgo de que Venezuela deje de formar parte de la OEA. Pero esa no es una afirmación de Política-ficción. Nuestra pertenencia de más de 30 años en la Comunidad Andina se lleva a cabo sin consultar con empresarios, pequeños y medianos industriales, trabajadores ni a ninguna asociación civil ni pro ni anti gubernamental. La Venezuela Bolivariana se salio del G- 3,de la misma manera. Declaramos muerto al ALCA, y cuando los países sustituyen el acuerdo hemisférico para negociar acuerdos comerciales con Estados Unidos a nivel regional, como en Centro América, el Caribe, o la región Andina, o a perfeccionar acuerdos a nivel bilateral, como Chile, México y posiblemente Uruguay y Paraguay, también lo rechazamos con el argumento de que “deberíamos ir unidos”

También estoy de acuerdo con Gimenez cuando afirma que para llevar adelante el proyecto de integración (ALBA) debe fundamentarse en “las constituciones latinocaribeñas, los planes de las naciones, la carta de la OEA, carta de la ONU, Carta Democrática Interamericana”.

Pero en la práctica la Venezuela Bolivariana auspicia movimientos en contra de las “viejas” Constituciones a través de la exportación del Modelo Bolivariano basado en la propuesta de Constituyentes (Morales en Bolivia, Ollanta Humala en Perú), o el rechazo de las medidas de la OEA, o el ir contra-corriente en la ONU al votar de manera aislada en contra del consenso planetario alcanzado por 189 países dispuestos en propiciar la Reforma de la ONU, lo que demuestra un aislamiento de Venezuela.

Sobre la Carta Democrática Interamericana, desde la Cumbre Hemisférica en Canadá, hemos venido no solo rechazando su validez, sino también incumpliendo su normativa en casi cada uno de sus artículos. Como puede ALBA basarse en esas instituciones y al mismo tiempo constatar el rechazo permanente de la “Diplomacia Presidencial” a ese Acuerdo?

En lo que se refiere al tema de PETROAMERICA, desde el inicio de su mandato, el Presidente Chávez retomó la idea sobre la creación de una institución que reuniera a las Empresas Petroleras de América Latina. Al fracasar el proyecto, fue diseñando otras alternativas como Petrosur, Petro-andes y Petrocaribe dándoles a los diferentes Gobiernos las más generosas ofertas para tratar de viabilizar su objetivo.

La cooperación de Venezuela con el Caribe no es nueva. El Canciller Arístides Calvani, abrió espacios diplomáticos de solidaridad a través del criterio rector de la Justicia Social Internacional mientras que la cooperación energética de Venezuela con el Caribe se concretó con el Acuerdo de San José suscrito por México (López Portillo) y Venezuela (Carlos Andrés Pérez) en 1974.La diferencia es que en el pasado, los acuerdos de cooperación nunca fueron utilizados como un arma política sino como instrumento de cooperación.

En lo que respecta al ALBA, a pesar de que ninguno de los países Caribeños suscribieron ese Acuerdo (con excepción de Cuba y Bolivia), se les impuso un “Caballo de Troya”. El mismo Ministro de Energía reconoció que el proyecto es político. El propio articulo 1 de Petrocaribe dispone que «esta basado en los principios de Integración denominado ALBA».mientras que el Fondo que ofrece de 50 millones de dólares, se denomina ALBA-PETROCARIBE.

La intención de abarcar a los países beneficiados con el Acuerdo “PETRO-ALBA” a través de un Tratado «politizado» en contra del ALCA, lo que demuestra es la intención del Gobierno Chávez de utilizar Petro-Caribe como instrumento de su enfrentamiento contra los Estados Unidos , de profundizar su aproximación con Cuba, y de enfocar la búsqueda de votos de apoyo de parte de los países del Caribe en la OEA.

Existen otras afirmaciones que estoy dispuesto a discutir en cualquier forma, y en cualquier lugar, ya que considero que es necesario que la Diplomacia Venezolana proponga ideas llenas de compromiso en lo político, social, cultural y comercial. Pero dentro de los canales internacionales existentes, respetando a los demás países y respetando los acuerdos internacionales suscritos, especialmente en momentos en que los precios del petróleo generan desequilibrios muy fuertes en las economías de los países pobres, teniendo en cuenta tanto el patrimonio diplomático histórico del Estado Venezolano, como la posición consensual del resto de países de nuestra región y el mundo

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