Drogas y Confrontación
No le bastó al Gobierno Bolivariano con protagonizar múltiples tensiones diplomáticas en las últimas semanas, sino que además ha sumado un nuevo capítulo del ping pong de la confrontación con los Estados Unidos, con el tema de la lucha contra el narcotráfico
Si existe un tema de la agenda planetaria que no debería ser motivo de confrontación es precisamente en el de la lucha contra el narcotráfico. Hace más de 20 años se tipificó al narcotráfico en los foros mundiales y regionales como un “delito de lesa humanidad” en el que todos los países acordaron cooperar para combatir este siniestro delito.
En la ONU, la Convención de Lucha contra el Tráfico ilícito de Estupefacientes (1988), da consistencia a una serie de Tratados adicionales sobre la Codificación de las Medidas para impedir el tráfico ilícito de sustancias psicotrópicas, o el lavado de dinero, o el cultivo ilícito o el consumo ilegal de drogas
En la OEA se constituyó la CICAD, (Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas), para planificar acciones acordadas por eventos como la Cumbre de las Américas del 2001 -en la que estuvo el Presidente Chávez- que marcan el compromiso de todo nuestro Hemisferio en cooperar para combatir el narcotráfico.
Pero además de los compromisos que todos los gobiernos adoptaron a través de acuerdos mundiales, regionales o bilaterales, cada país adaptó una legislación nacional por medio del cuál se marca el compromiso por coordinar la lucha contra el cultivo, trafico y uso ilícito de sustancias psicotrópicas para lo cual se tomó en cuenta la participación de agencias especializadas, u organismos policiales para combatir a nivel internacional éste flagelo.
Esa alianza fue considerada por todos como una necesidad para poder combatir de manera eficiente el inmenso poder económico y organizativo del narcotráfico por su enorme efecto corruptor, criminal y desestabilizador que tuvo y que aún tiene. La infraestructura del crimen organizado, gracias a los recursos que maneja, ha logrado obtener complicidades en el campo de la guerrilla, de los para-militares, de los militares, de los financistas, de los parlamentarios, de funcionarios publicos, en las sociedades desarrolladas y sub-desarrolladas, y de allí la necesidad de una acción conjunta.
En vez de dar una respuesta ante las nuevas acusaciones del auge del narcotráfico en nuestro país, en vez de procurar la cooperación, respondemos con prepotencia, y con la pretensión de pensar que nuestras autoridades policiales solas pueden luchar mejor contra el narcotráfico, que con la ayuda de otros países!
Ello aumenta el aislamiento de Venezuela, Pero algo más grave aún: si las denuncias resultan ser ciertas, además de aumentar el puente del tráfico ilegal, corremos el riesgo de convertirnos en un país de cultivo ilícito de drogas, y el riesgo del aumento de consumo de drogas. ¿Por qué no atenernos a los compromisos internacionales?
