Opinión Internacional

La conexión de Ariel

Sharon permanece conectado a un respirador y la gran mayoría de los israelíes conectados emocionalmente a él. ¿Cómo se explica su popularidad entre gran parte de los votantes que lo llevaron al poder, a pesar de haberse marchado del Likud, partido que cofundó, y haber conquistado la simpatía de un importante sector pacifista que históricamente se plantó en su contra?
Al primer grupo de disidentes del Likud Sharon se los ganó por haber aplicado una política de “tolerancia cero” al terrorismo y haber aislado a Yasser Arafat definitivamente como interlocutor valido para negociar un proceso de paz con el pueblo palestino. A sus oponentes tradicionales que desde hace mucho entienden la necesidad imperiosa de Israel de desalojar la mayor parte de los territorios palestinos conquistados en 1967 durante la Guerra de los Seis Días, los convenció cuando demostró con acciones que estaba dispuesto a comenzar a desmantelar los asentamientos de Gaza, que junto a varios de Cisjordania, él mismo incentivó a construir en funciones de ministro de agricultura, defensa y vivienda.

Apenas asumió el poder el Primer Ministro consolidó un estilo de autoridad similar al de la vieja guardia de Jefes de Estado israelí como Ben Gurion, Begin, Rabin y Peres, líderes de una generación que vivió las guerras fundacionales y de supervivencia de Israel. Como ellos y a diferencia de sus dos jóvenes inmediatos antecesores en el cargo, Netaniahu y Barak, Sharon se deslindo de sus formas modernas de hacer política basadas en buena parte en consideraciones mediáticas y de imagen, desdeño encuestas, protocolos y cumbres para oportunidades fotográficas y simplemente gobernó, sin importar caer simpático, tomando decisiones difíciles y llevándolas a la acción con absoluta convicción. El éxito de su gobierno demuestra que a diferencia de Estados Unidos, Europa y otros países, Israel todavía, por los peligros que la acechan, requiere de líderes de la vieja escuela actúan de acuerdo al arte de lo posible – y en el Medio Oriente, también de lo imposible – que es la política, en lugar de supeditarlo a lo que dicen los asesores de imagen.

Éste es el secreto del encanto que Sharon devolvió a la política israelí además, por supuesto, de haberse conectado con la gran mayoría de la sociedad al desconectarse de las minorías nacionalistas y radicales de colonos y políticos que se negaban a crear el precendente imprescindible para futuros desalojos en Cisjordania: la retirada unilateral de la franja de Gaza.

Ariel se conectó con su pueblo por medio de la desconexión de sus antiguos aliados, de su pasada ideología y sus prejuicios y así, de parte de la tierra que difícilmente imaginó que algún día devolvería.

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