Italia y Venezuela
Al Embajador de Italia, Gerardo Carante, y su esposa María Angela
Italia es mucho más que un país; trasciende el concepto de Nación. Es una civilización que, como Grecia, ha irradiado su esplendor cultural, científico, económico y político-institucional durante 27 siglos. El Renacimiento italiano catapultó el ser humano hacia una modernidad perenne. El espíritu del Renacimiento es tan necesario hoy para humanizar la globalización.
El progreso de la Humanidad tiene en las ciencias y las artes de Italia una fuente inagotable de fecunda creatividad. La República Italiana es fundadora del más acabado sistema de integración de naciones libres y democráticas: la Unión Europea. La Europa unida enterró los totalitarismos de cualquier signo, después de sufrirlos.
La integración europea es la síntesis histórica de cómo países que por siglos fueron adversarios, lucharon y vencieron, con más democracia, los dolorosos experimentos totalitarios del siglo XX. La preeminencia de los derechos humanos, la seguridad social, la igualdad de género, la incorporación de los excluidos, la no discriminación racial, política o religiosa, la apuesta a la sociedad del conocimiento y la tecnología al servicio del hombre y de la mujer, son principios cardinales del modelo social y democrático europeo.
Cómo no creer que la mano de Dios está presente en la Piedad, en el David o en la Capilla Sixtina de Miguel Ángel, en los frescos de Giotto en Padua, en los 56 lienzos de Tintoretto en la Scuola de San Rocco en Venecia, en las catedrales de Florencia y Milán, en la música de Verdi, en las óperas de Puccini, o en las invenciones de Da Vinci. Rafael, Donatello, Veronese, Tiziano, Caravaggio, Ovidio, Virgilio, Horacio, Bocaccio, Julio César, Augusto, Marco Antonio, Pompeyo, Adriano, Marco Polo, Lorenzo de Medici, Andrea del Sarto, Ludovico El Moro, Catalina de Medici, Cristóbal Colón, Machiavello, Pico de la Mirándola, Scarlatti, Garibaldi, Cavour, Fermi, Gramsci, el Papa Juan XXIII.
Italia fue Nación mucho antes de ser Estado. Sus ciudades históricas fueron ejemplos de gobernabilidad y mecenas de las artes. Italia es un museo viviente que navega por los siglos con el vibrar de sus metrópolis eternas. Florencia, Nápoles, Milán, Pisa, Roma, Génova, Venecia, Bolonia, Verona. Desde la ingeniería hasta las artes culinarias y la industria automotriz, la República Italiana despunta con esa efusividad tranquila que le permite a sus gentes dominar las matemáticas y extasiarse en la Scala de Milán.
La inmigración italiana ha sembrado prosperidad espiritual y material en Venezuela durante dos siglos. Juan Germán Roscio, el jurista de la Independencia; Agustín Codazzi, el fundador de la geografía científica; y Luis Razetti, el sabio de la Medicina, han forjado la nacionalidad. Dos millones de venezolanos llevan en su sangre a un abuelo o una abuela italianos. Sólo Argentina supera a Venezuela como el mayor país receptor de inmigración italiana en América Latina.
El merideño Alberto Adriani hizo abandonar el liberalismo mancheteriano para rescatar el papel del Estado en la promoción de la iniciativa empresarial privada; fundó la ciencia económica en un país sin estadísticas. El carabobeño Vicente Gerbasi, en su poema Mi Padre El Inmigrante, nos ilumina para seguir el camino de la hermandad euro-americana e ítalo-venezolana. Con Antonio Lauro la música venezolana se ha universalizado.
El juramento de libertad del Libertador Simón Bolívar en el Monte Sacro de Roma no puede ser olvidado por los venezolanos. Venezuela podrá construir un país mejor si contamos con el apoyo permanente del talento artístico, científico y empresarial italianos.