Expectativas sobre Globovisión
Desde el momento en que se habló y luego se confirmó que Globovisión sería vendida, una justa expectación mezclada de una sentida tristeza se apoderó de millones de venezolanos pertenecientes al campo democrático y militantes de los valores de la libertad. Compatriotas habituados a contrastar las manipulaciones del enorme holding de medios públicos convertidos en una trituradora y masiva maquinaria de propaganda, estructuralmente engañosa, mendaz, infiel a la verdad y dirigida a tres objetivos vitales: 1. Crear un ritual del culto a la personalidad del caudillo desaparecido; 2. Alterar y modificar, generalmente con calumnias, acontecimientos y personajes del pasado o de hechos ya cumplidos durante su gestión como el 11 de abril y 3; En esa misma tónica, levantar libelos persecutorios contra sus adversarios políticos.
El que la pequeña emisora, zarandeada hasta la extenuación, fuera el blanco de los más arteros y bajos ataques y que no se doblegara jamás, se convirtió dentro de los mandos oficialistas en un objetivo de Estado para acallarla a como diera lugar. En esta cacería se destaparon los más bajos instintos que inspiran la llamada revolución.
Lograron poner fuera del país, víctimas del control que tienen de la «justicia», a sus dos accionistas principales. Era obvia su inviabilidad comercial y el sostén de sus 500 corajudos trabajadores, víctimas también de la sevicia de los revolucionarios. Con un cierto y restaurador frescor se recibió la noticia de su nuevo Director y Gerente, entendiendo que la emisora iba directo a la estolidez en la que trasmutaron a RCTV.
Vladimir Villegas es un periodista que viene de allá pero está acá y es hoy un entusiasta sin esguinces de la causa democrática. El Sr. Castillo no necesita ayudas laudatorias para ubicar sus convicciones.
Pero tampoco es cierto que estamos en una transición, como lo afirma la nueva gerencia. Nos encontramos en plena resistencia en medio de un fraude electoral y de una represión salvaje. El que esté cuestionado por ilegítimo el Poder Ejecutivo y en las turbulencias de una grave crisis de gobernabilidad, no es garantía de que no alcance a cumplir su período. La lucha continúa y urgen canales de difusión independiente para exponerla. Ahora bien, existen lógicas dudas sobre si mantendrá su posición de combate en defensa de la democracia o se transformará en nombre de buscar el «centro» en una nueva Tves o Venevisión. Sigue siendo un acertijo cuáles son las intenciones de sus cuatro accionistas, uno de cuyos nombres sigue oculto. La gente viene preguntándose muchas cosas, mas allá de que sea el tiempo el que defina la línea que tome la emisora:
1. Con la nueva administración se mueve la línea del canal al «centro». ¿Qué significa eso? ¿Acaso Globovisión lo que ha venido haciendo no es inclinar muy ligeramente el peso oceánico de la hegemonía de medios oficiales hacia una visión no gobiernera donde tienen cabida las noticias y voces silenciadas por el régimen? 2. ¿De dónde salió el dinero para la compra? ¿Seguro que no es rojito?
Se viene identificando a los nuevos propietarios (y/o sus muy cercanos familiares) como personas que fueron reseñados por escandalosas quiebras bancarias (Canarias y Barinas) donde dejaron a los ahorristas guindados? ¿Qué hay de cierto en esto? 3. ¿Resulta que un canal que no era viable en el régimen rojo ahora sí lo va a ser? ¿A cambio de qué?