Allá en el Hato Grande
Felizmente al Presidente Chávez no se le ocurrió seguir cantando la conocido Ranchera que evocó al iniciar sus declaraciones el 31 de Agosto en Hato Grande, porque de hacerlo tendría que haber reconocido que Uribe -al igual que la alegre “Rancherita”- comenzó haciéndole los “calzones de lana, y los termina de cuero”.
La diplomacia Colombiana aprovechó la reunión Cumbre para adelantar temas prioritarios de su agenda, logrando que Venezuela suscriba nuevos acuerdos favorables a Colombia a nivel bilateral, y alcanzando el compromiso multilateral que marca el posible regreso de Venezuela a la CAN, institución de la cual nunca debía haberse retirado nuestro país.
Pero el mayor de los éxitos de Colombia, es que mientras se esperaba la irrupción de una “Diplomacia Espectáculo” de un Presidente amigo de las FARC dispuesto a lograr gracias a sus amigos de izquierda una solución mágica, el “negociador” tuvo que reconocer la posición clara del Gobierno Neo Granadino que ha venido tratando el drama de años de secuestros, asesinatos y terror con profesionalismo y firmeza.
Chávez llegó al Encuentro de Hato Grande con una larga lista de reivindicaciones, pero chocó con los puntos “inamovibles” desarrollados en una presentación firme de su homologo Colombiano, muy claro con el papel discreto que puede asignarle a su vecino, que tuvo que contentarse con el único papel que puede cumplir, que es el de una discreta facilitación y no una actuación protagónica.
Uribe negó rotundamente el otorgamiento de una zona de despeje militar, reiteró la condición de “terrorista” a los guerrilleros, se opuso a cualquier calificación que le diera un reconocimiento de “fuerza beligerante” a los grupos irregulares, y resaltó las acciones cumplidas en los años de negociaciones fracasadas para liberar a los rehenes.
La emocionada evocación de Chávez a su amor por el Himno Colombiano, lo dispone a alcanzar la “Gloria Inmarcesible” ofreciendo su concurso para descongestionar también las negociaciones fracasadas con el ELN que se desarrollan en La Habana.
Como venezolanos debemos apostar a una solución humanitaria, no solo porque se ofrecería una solución al drama de los secuestrados colombianos y extranjeros, sino porque al mismo tiempo abriríamos oportunidades a que nuestros propios compatriotas asediados por las guerrillas de la “otra orilla del Arauca vibrador” puedan salir de su pesadilla.
Debemos estimular al Presidente Chávez para que ejerza una verdadera “Diplomacia de Estado” dando su ayuda para solucionar el drama de los rehenes. Pero su actuación debe ser discreta, comprometiéndose a trabajar “con prudencia y pie de plomo” como el mismo reconoció. De esta manera, podrá usar sus calzones como los que usa el vaquero del Rancho Grande.