Albanización
I
Albania, un pequeño país europeo, separado de Italia por el Adriático, tuvo la mala suerte, al finalizar la 2ª Guerra Mundial, de caer en manos del Partido Comunista albanés, al mando de Enver Hoxha, quien había sido un líder de la resistencia albanesa en contra de los nazis.
Durante cuatro décadas, Hoxha, quien logró el poder total en sus manos, sin darle ni rendirle cuentas a nadie, ni siquiera a su partido al cual controlaba férreamente, ni a sus fuerzas armadas, ni a su parlamento títere, en el cual todos levantaban las manos para aprobar los desaguisados del líder, estableció y rompió las relaciones con diversos países socialistas. Su dictadura era tan oprobiosa que a la muerte de Stalin, ni la URSS quería avalar sus crímenes y desaguisados. El país fue aislado, primero desde el Oeste (Europa occidental), Norteamérica y Australasia). Posteriormente, Hoxha hizo una dura crítica a Kruschev, rompiendo relaciones con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS)y acercándose a China, cuyo lider Mao Zedong, estaba en plena labor revolucionaria “cultural” que le costaría a los chinos más de tres millones de muertos. Hoxha no se quedaría atrás pero afortunadamente no tenía a mucha gente para asesinar. Él pensaba que aislando a su país, ocurrirían dos cosas: a) no se contagiaría su revolución y b) no tendría que rendirle cuentas a ningún órgano internacional por sus fechorías; logró morir impune…
El país en sus manos nunca salió de la carreta de bueyes, y a pesar de que era un país campesino, miles murieron por las hambrunas que se producían constantemente. Para el “líder” todo era culpa del imperialismo capitalista y del capitalismo “socialista”; según él, solo en Albania había socialismo…
II
Como todo no es eterno y no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista, por fin Dios se apiadó de Albania y Enver Hoxha murió en 1985. Ramiz Alia tomó su lugar. Inicialmente, Alia intentó seguir los pasos de Hoxha, pero los cambios en Europa del Este ya habían comenzado: Mijail Gorbachov había aparecido en la URSS con nuevas políticas (Glasnost y Perestroika). Los regímenes leninistas eran presionados por los Estados Unidos (EE.UU.) y Europa. Después de que Nicolae Ceau?escu (líder comunista de Rumanía) fuera ejecutado por el pueblo, en una revolución, Alia muerto de miedo, firmó el Acuerdo de Helsinki (el cual fue firmado por otros países en 1975), por el que se comprometía a modificar la legislación en materia civil. Fueron convocadas elecciones pluripartidistas, que ganó el Partido Demócrata en 1992 con el 62% de los votos y por fin los albaneses comenzaron a salir de la oscuridad, de la pobreza, de la exclusión y de un falso socialismo.
El síndrome albanés significa precisamente tratar de aislar un país para que sus líderes no sean juzgados por tribunales internacionales por crímenes de lesa humanidad. Sin embargo, eso se acabó pues internacionalmente se declaró que esos crímenes son imprescriptibles.
III
Muchos piensan que las políticas que tienen que ver con las relaciones exteriores de Venezuela se deben a errores y mal manejo diplomático. Eso, sin embargo, es considerar que el presidente Hugo Chávez, con nueve años en el poder no es capaz de erigir sus propias políticas y hacerlas realidad.
Las crisis con Colombia, los incidentes en las Naciones Unidas, en la Cumbre Iberoamericana, la alianza estratégica con Irán, país catalogado de terrorista, el apoyo a los guerrilleros árabes y colombianos, los insultos y amenazas a España, la llegada a la reunión con el Presidente de Francia sin nada concreto en las manos, no es un error diplomático. Todo eso es parte de una política muy bien ideada y practicada por el propio Presidente venezolano quien como ser inteligente lleva sus políticas al “borderline”.
Hugo Chávez busca aislarse de la comunidad internacional, como lo hiciera Cuba y Albania, pues piensa que esas políticas le rinden dividendos y que de esa manera todo lo que haga en su país no puede ser criticado por los organismos internacionales ni menos sancionado por ellos, por ejemplo, con la aplicación de la Carta Democrática de la O.E.A.; es más, entre los frutos de esa política está el de crear miedo en la región en donde la mayoría de los dirigentes tienen pies de barros y temen que Chávez les encochine más la alfombra.