Deporte y política
“El deporte tiene el poder de transformar el mundo. Tiene el poder de inspirar, de unir a la gente como pocas otras cosas. Tiene más capacidad que los gobiernos de derribar las barreras sociales”
Nelson Mandela
Premio Nobel de la Paz
Viendo el acto de despedida del Rey al equipo olímpico español, no pude evitar establecer una comparación del deporte con la política, en este caso circunscrita la idea al ámbito español, y ello, porque no conozco otra circunstancia en la que los españoles se unan como una piña en torno a una idea, a unos colores, a un símbolo, a un sentimiento: el triunfo de España, una aspiración, un deseo y un objetivo, que en su parcela, también se supone que deberían anhelar nuestros políticos, los representantes legales del pueblo español.
«Más rápido, más alto, más fuerte». ¡Que magnífico lema, para que adaptado a su misión, fuera asumido por los políticos españoles!
“Creo que solo podemos hablar desde el corazón, y desde el corazón darle las gracias por estar aquí”, fueron las palabras con las que el presidente del Comité Olímpico Español, representante de los deportistas españoles, agradeció la presencia de S. M. antes de comenzar su misión en las olimpiadas de Río de Janeiro. ¿Alguien se imagina esta expresión sincera de los sentimientos en boca de la representación legal de los diputados, dirigidas al pueblo español?
Sabiendo lo que la sede de la soberanía del pueblo se cuece y amasa, casi resultaría un escupitajo en la cara de los españoles.
Deportistas y políticos, cada uno en su parcela, son representantes de España, aunque con una diferencia esencial. Los deportistas se han ganado su puesto por los méritos obtenidos con su propio esfuerzo y sacrificio. Los políticos, están donde están, porque alguien los colocó en una lista, y no siempre, precisamente, por los méritos de sus excelencias.
“Pase lo que pase en la competición, tenga la seguridad de que el equipo está preparado y va a representar a España, como lo hace siempre, con el máximo honor”, añadió la máxima autoridad del deporte olímpico español. ¡Honor! Pero… ¿Saben lo que esta palabra significa, no sé si pocos o muchos de nuestros representantes políticos, pero desde luego, siempre muchísimos más de los deseables?
Afán de superación, integración, respeto al adversario, tolerancia, acatamiento de las reglas, perseverancia, trabajo en equipo, superación y esfuerzo, autodisciplina, responsabilidad, cooperación, honestidad y lealtad, entre otras, son cualidades inherentes que identifican a todo deportista, atributos que contribuyen a un completo desarrollo físico, intelectual y social de la persona, y por añadidura, a una mejor integración en la sociedad en que vivimos.
¿Podríamos afirmar sin sonrojarnos que son estas las actitudes que presiden la actividad de algunos dirigentes de la actual política española?
Recordaba el Rey en sus palabras de despedida a los deportistas españoles, la emocionada ilusión que sintió hace 24 años, cuando participó, no solo como abanderado, sino también como participante en el deporte de vela.
Cuando un pueblo se une en torno a unos colores, como símbolos que lo representan, es porque como el Rey dijo a los deportistas españoles: «son los mejores embajadores de un país que sabe superar las dificultades y mirar al futuro con determinación».
En palabras del Rey, y el Rey mide siempre muy bien sus palabras, los deportistas españoles “son los mejores embajadores de España”. Por exclusión hemos de entender que no lo son aquellos que precisamente cobran para serlo. Pero añadió, y el que quiera entender que entienda, que España es “un país que sabe superar las dificultades y mirar al futuro con determinación». Y tiene razón, porque los españoles, a veces, muy a pesar de nuestros políticos, como ocurre en el momento actual, lo hemos demostrado con nuestra tolerancia, nuestro sacrificio, nuestra generosidad, con nuestro sentido de la responsabilidad y por supuesto, teniendo presente el interés general del país, por encima del propio, actitud que se encuentra en las antípodas de lo que a diario nos demuestran los partidos políticos.
“Tenemos que presumir de deporte limpio y deportistas excepcionales», manifestó el Presidente del COE a los medios de comunicación. ¿En rigor, se podrían pronunciar estas mismas palabras de referirse a nuestros dirigentes políticos, según las circunstancias en que nos encontramos?
Las palabras del Rey, que siempre encierran un mensaje implícito, entiendo que cuando dijo: “En la carta olímpica, se define al olimpismo como una filosofía de vida, y ese es el camino que habéis elegido y el que al fin y al cabo representáis”, esa misma reflexión se podría aplicar a los políticos de nuestros días, entendiendo como filosofía de vida ese pretendido espíritu de servicio a España del que tanto blasonan. Pero entre los afanes de estos políticos, es difícil muchas veces, encontrar la búsqueda de la excelencia desde la honestidad, de la competitividad acompañada siempre del respeto al adversario, la rivalidad unida siempre al compañerismo y hasta la amistad en beneficio de una causa tan noble como servir a España para encontrar la mejor solución a los problemas que el país tiene planteados y los que ya están llamando a las puertas de nuestro futuro.
Como nadie puede erigirse en posesión de la verdad absoluta, no solamente es bueno, sino absolutamente necesario, que la democracia se asiente en el pluralismo de las ideas, entendido este, no como frentes antagónicos e irreconciliables, sino como complemento, en busca de la mejor fórmula posible para solucionar los problemas, ante los que según las circunstancias, periódicamente se enfrentan los pueblos.
La diversidad ideológica nunca debe servir como pretexto para levantar trincheras, sino para tender puentes en cuyo camino poder encontrarse.
Desgraciadamente, la realidad nos muestra, que mientras el deporte une a los pueblos en pos de un objetivo común, la política practicada en base a intereses partidistas, separa, divide y enfrenta a los pueblos, detiene su progreso, y en ocasiones, hasta los destruye.