¿Quién gobierna y a qué hora?
La investidura sospechosamente conferida por el CNE al señor Maduro como presidente constitucional de Venezuela a menos de 24 horas de haber concluido el dudoso proceso electoral del 14-A, ha transfigurado al Estado en un desquiciado conglomerado de personas llenas de inquina y carentes de civilidad. Los regentes de los poderes estatales, sobre todo del sistema judicial, están subordinados a las señas que envía el Ejecutivo las cuales ejecutan casi siempre con bravatas y echando mano del lado oscuro del poder.
¿Y la gobernabilidad? Ahora «el impugnado» cimenta «su gestión de gobierno»en un burdo ensayo caracterizado más por la ofuscación personal y reflejo demagógico que por la práctica de obras tangibles. Cree que la eficiencia administrativa y estabilidad social, por cierto hoy muy precaria, se logra sujetándose a la farsa arruinadora iniciada hace 14 años por el finado presidente.
Pero el impugnado no está solo. Podría decirse que el cogobierno es ejercido a la par con Ernesto Villegas quien como «Ministro de Información» ocupa todo su tiempo en organizar y transmitir en cadena nacional peroratas delirantes del impugnado en espacios cerrados que ha dado por llamar «gobierno de calle».La mayoría, incluidos los oficialistas, juzga ese palurdo artilugio como un repele defensivo de la campaña electoral recién concluida. Seguramente las encuestadoras que garantizaron el triunfo de Maduro le informaron al ministro que esa es la vía correcta para preservar la clientela.
¿Cuándo y dónde se reúne el Consejo de Ministros? ¿Quién lo dirige? ¿Y los planes de ejecución de obras? Mientras los índices de criminalidad se incrementan; la infraestructura se corroe; la inflación se desata con efectos demoledores y las empresas emigran por inseguridad y falta de divisas; el señor Maduro se regodea con alabanzas ensayadas ante grupos tarifados que da por llamar «gobiernos de calle». No habla de obras porque no las hay. Usa las plataformas montadas por Villegas tratando de calcar al fenecido presidente y exponer sus saberes que van desde la crítica a la Revolución Industrial iniciada en 1769 con la invención de la máquina de vapor, hasta dar con el culpable del asesinato de Martin Luther King en 1968. ¿Y el país?
Pero hay más. Mientras el señor Maduro destellaba ante un «exclusivo gobierno de calle» habilitado para él y su grupo en el célebre Cirque Du Soleil, los exaltados asambleístas del régimen ejercían su propio parlamentarismo no de calle sino callejero para agredir brutalmente a los diputados de la MUD que osaren ejercer sus derechos. Allí también actuó el cogobernante Villegas quien fraguó un hechizo escenográfico, por cierto muy malo, editando y recortando los videos exclusivos de la Asamblea para desenmascarar a «los malvados»que provocaron la jerga y la agresión. ¿Quién gobierna y a qué hora?
La última nueva es la acusación de Maduro y Villegas contra los medios por «invisibilizar» (hacer invisible) la extraordinaria gestión de gobierno en menos de un mes de gestión. Allí también entró el ingenio de Villegas a quien no le basta tener el 70% de los medios de todo el país a su disposición sino que se esmera por batir récord de cadenas compulsivas de radio y televisión así cercene las horas de esparcimiento de la mayoría. Horas de chácharas absolutamente vacías de contenido pero, eso sí, llenas de insultos y provocaciones. ¿Quién gobierna y a qué hora?
Ningún «plan de gobierno» exhibido ante los sacristanes de siempre en cadena de radio y TV puede ser serio por carecer de raciocinio y profundidad administrativa. La metodología gubernativa de gerencias formales demanda discusiones en espacios cerrados, como el Palacio de Miraflores, donde se dice y contradice la viabilidad de proyectos, presupuestos, inversiones, lapsos de ejecución, patrones financieros, proyecciones, seguridad, etc. Ello ha sido sustituido por la filosofía de Eudomar Santos: «cómo vaya viniendo vamos viendo» pero eso sí en cadena nacional. ¿Quién gobierna y cómo?
El caso más aberrante de desgano gubernativo lo constituye el Operativo, no plan, de seguridad recién implementado: desplegar a los componentes de las Fuerzas Armadas por las calles para combatir el hampa. La promesa que hicieran los cacos al entonces candidato Maduro «de portarse bien» si ganaba las elecciones, quedó sin efecto. Fue engañado como lo fuera la señora Valera con «las conversaciones fructíferas» que sostuviera con los Pranes que causaron la masacre de Uribana. Entonces, ¿quién gobierna y a qué hora?