Opinión Internacional

Perestroika a la cubana

I
Pater familiae

Fidel Castro parece haberle dicho adiós a la vida pero no al poder. Esa es una primera impresión que se tiene al observar su larga despedida. Televisada además como para que todos estemos presentes en el velorio. Muy a la cubana, ¿verdad? Como en el “Derecho de Nacer” de Félix B. Cagnet. Porque actores no han faltado y espectadores menos. Más de uno ha enjugado ya una lágrima al ver a aquél “Caballo de Troya” convertido en un anciano hospitalario recibiendo las visitas de enfermo en traje deportivo. Tan poco militar. Ha sido un adiós entre comillas, con puntos suspensivos. Una larga agonía tratando de dejar todo en orden como lo exige el honor de un Pater familiae.

En plano aparte del escenario susurran otras voces. Los hijos legítimos o no, mueven sus cartas. Fidel Castro ya no posee el control de la cotidianidad pero se sabe de una fuerza superior en la que se combinan miedo y respeto. El temor a la orfandad se mezcla con el justo precio ganado en mil batallas, no todas honrosas, celebradas con la fruición del que sabe o supone luchar por “causas nobles”, ligadas a títulos honoríficos como libertad, dignidad, soberanía, pueblo, justicia, patria. Palabras claves para dar una lucha contra el imperialismo, la barbarie, la muerte.

II
El enemigo

Miro a Fidel con afecto en las fotos que Raúl Corral (Corrales) tomara en los días de “Playa Girón” y recuerdo a lo lejos sus palabras frente a aquella multitudinaria concentración en la Plaza de la Revolución: “…porque lo que no pueden perdonarnos los imperialistas es que estemos aquí, lo que no pueden perdonarnos los imperialistas es la dignidad, la entereza, el valor, la firmeza ideológica, el espíritu de sacrificio y el espíritu revolucionario del pueblo de Cuba”. Y no se lo perdonarían.

En castigo cometieron cientos de errores y tropelías políticas, contra Fidel, Cuba y su pueblo. En lo que a ataques personales se refiere nos cuenta el historiador Paul Johnson en sus “Tiempos Modernos”: “…en diferentes ocasiones hubo planes en el sentido de utilizar a pistoleros para atacar a funcionarios cubanos, difundir el rumor de que Castro era el Anticristo y que el Segundo Advenimiento resultaba inminente, enviar un submarino para bombardear la costa, atacar a los trabajadores del azúcar con productos químicos no letales y utilizar sales de Talio para provocar la caída de la barba de Castro, mezclar sus cigarrillos con productos químicos destinados a confundirle la mente o impregnarlo con el letal bacilo botulínico, suministrar a su amante, Marie Lorenz, cápsulas de veneno, utilizar pistoleros cubano-americanos para asesinarlo por contrato, regalarle un equipo de natación submarina impregnado con un bacilo de la tuberculosis y un hongo que atacaba la piel…” (pp. 627 y 628).

En lo político, las decisiones erráticas por parte de los Estados Unidos y otros países u organizaciones internacionales como la OEA que el 31-01-62 en la Octava Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores celebrada en Punta del Este, Uruguay, con el voto salvado de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador y México, decidió expulsar a Cuba del Sistema Interamericano. En octubre de ese mismo año se producen los eventos que dan que hablar de la tensión nuclear más peligrosa que ha vivido la humanidad, al descubrirse que la Unión Soviética, había instalado armas nucleares en Cuba y que ya se encontraban operativas. El ataque nuclear en masa, la invasión o el bloqueo, son algunas de las alternativas que reposan sobre la mesa del Presidente Kennedy. Se decide por el bloqueo que, a pesar del clamor internacional, aún persiste.

Y no se lo perdonan, decía. Así lo convirtieron en isla, más aislado que nunca hicieron de él un héroe, un villano, un archienemigo, una figura histórica, que lo es. Lo pusieron contra la pared, como él puso a muchos, y lo satanizaron de tal manera, que todo el socialismo, el comunismo, el anti norteamericanismo, lograron justificación política y psicológica en un ser excluido. “La historia me absolverá”, respondió.

Cuba dejó de ser el burdel de los EEUU para convertirse en el aliado de los soviéticos y ejemplo parasitario para América Latina. Se produjo una ola de despertar en la izquierda latinoamericana y los movimientos guerrilleros. Si la Guerra Civil Española es un hito para comprender el presente, la Revolución Cubana y la brutalidad internacional también lo son.

III
¿Dónde estamos?

El Muro de Berlín fue derrumbado en noviembre de 1989, pero esa elusiva línea divisoria que separa a Cuba de buena parte del resto del planeta aún persiste. Castro sabe que su muerte puede ayudar a cierta reconciliación y que en vida es muy difícil hacerlo, pues el pasado limita el presente. Se asoman las palabras de Simón Bolívar: “Si mi muerte contribuye a que cesen los partidos y se consolide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro”.

Y resulta que en Cuba se están mostrando unas alternativas para la apertura, pequeños pasos, detalles, gestos que en diplomacia valen oro, que acompañan a la caída física de Castro. ¿Preparando la transición? ¿Hacia dónde? ¿Con quiénes?

El 19 de febrero de 2008 el diario oficial Granma publicó una carta de Fidel, donde desiste, de cara a las próximas elecciones, de ser jefe de gobierno. Igualmente renuncia a ser el Presidente y Comandante en Jefe. Acompasa su caída con la renovación. Hay en el fondo y en la forma ritmo y melodía. Como en la música cubana. Aparecen tres caras. Raúl su hermano, nacido el 3 de junio de 1931, que cuenta con el apoyo de las Fuerzas Armadas y del Partido Comunista; Carlos Lage Dávila, nacido el 15 de octubre de 1951, Vicepresidente de la República, médico como el Ché y licenciado en ciencias sociales; también suena Felipe Pérez Roque, nacido el 28 de marzo de 1965, Ministro de Relaciones Exteriores, quien ha realizado una estupenda labor.

En todo caso lo que pase está, en buena medida, en manos de Fidel. Su poder, a diferencia de su estado físico, no ha cambiado. Al contrario, en horas de despedida debe ser mayor. Una Perestroika a la cubana ronda su mente.

IV
La otra herencia

El Presidente de Venezuela ha sido el mejor aliado no solo de Cuba, sino sobre todo de Fidel. Tener un hijo a los ochenta años no es poco, y si se es rico, mejor. Pero además de los petrodólares, existe una relación afectiva que no se puede ocultar. Que ellos mismos han mostrado, con orgullo, al mundo. Hay un enamoramiento paterno-filial evidente. “Fidel, padre nuestro que estás en la tierra” ha dicho Chávez. Pero Hugo Rafael además de eso calcula y escucha que él puede ser el heredero, como en la “Canción del Elegido” de Silvio Rodríguez: “Siempre que se hace una historia, se habla de un viejo, de un niño o de si…”. Y a Chávez le gusta esa opción. Está hecho para esos escenarios dramáticos, militares, llenos de sangre y fuego, que es como la búsqueda de un destino trágico, aunque al final, tal vez, muera como Fidel, en una cama de hospital. Castro cavila.

¿Pero será que a los cubanos les interesa esa salida? Parece que no está claro, ni siquiera en Fidel. Todo depende de planes, circunstancias y actores. Porque Brasil y Lula da Silva son otra alternativa, que según algunos cubanos abre las puertas de un destino más claro y sólido. Brasil puede entrar a la Casa Blanca y al mundo occidental. Chávez no. Brasil posee una economía más sólida. No habla español pero tiene menos enemigos. Venezuela es volátil, caudillista, petrolera y enemistada ¿A quién preferir? El imperio puede ser un aliado.

Nada es eterno. Todo fluye. Solo los dinosaurios continúan allí.

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