Horas de la verdad
El conflicto de Colombia con las FARC se internacionaliza, involucrando no solo a sus principales protagonistas -gobierno y el grupo guerrillero- sino, esta vez, a varios países vecinos y a otros que, inevitablemente, por razones de alianza ideológica, toman parte por uno u otro bando.
Cuando Álvaro Uribe propuso la reelección en Colombia, su popularidad se basaba en el éxito militar que tuvo su primera gestión en recuperar zonas del país que estaban en poder de las FARC y debilitar su capacidad bélica. Presionado por las familias de los rehenes secuestrados por la guerrilla y, luego, por gobernantes de países europeos y latinoamericanos, Uribe se vio obligado a bajar la intensidad del uso del poder militar y entró en una fase diplomática, en la cual, desde una posición de fuerza, negoció el canje humanitario de rehenes, hasta el punto de tener que aceptar lo que siempre trato de evitar: la incómoda mediación del vecino presidente de Venezuela, Hugo Chávez.
Paradójicamente, el protagonismo de Chávez dio resultados positivos en la liberación de rehenes solo cuando este fue desechado oficialmente como intermediario pero, a la vez, la ‘hugolatría’ de un Chávez resentido con Uribe provocó una dinámica que ha sincerado las antagónicas posturas de ambos mandatarios: Uribe aprovechó el momento de debilidad de las FARC para asestarle golpes como el que acaba de crearle el percance con Ecuador, y Chávez se quitó la careta de supuesta imparcialidad al proponer que a las FARC se les otorgara estatus de beligerancia y al dejar de disimular su simpatía a su causa y a sus guerrilleros.
Quien no estaba en la ecuación de la tensión entre estos dos hombres y sus países era el presidente Rafael Correa, que ahora se ve forzado a tomar posición, no solo porque su país fue penetrado por las FARC y, luego, por militares colombianos, sino porque ahora queda en entredicho si tenían una postura displicente o hasta de activo apoyo a esta guerrilla.
Las cartas están echadas y el tiempo de la larga hipocresía de todos los actores de este conflicto quedo atrás, colocando a la región en un momento de la verdad.
