Bilateral, multilateral o trilateral
Nuestra América Latina, y específicamente nuestra América Andina atravesó una situación que por lo menos en el acontecer y contemporaneidad es novedosa. Jamás habíamos experimentado los países andinos y sus ciudadanos una situación tan subida de tonos, tan desbocada en términos de un posible conflicto armado como las horas y días que se registraron en la región, tanto así que se opto por convocar una Reunión Extraordinaria de los Estados pertenecientes a la Organización de Estados Americanos a través de la Cumbre de Rio celebrada en República Dominicana.
Cabe señalarse que en el abordaje llevado a cabo por diversos analistas, y naturalmente las respectivas cancillerías, ministros, asesores y otros, existía un punto de coincidencia y es condenar la incursión que el Estado Colombiano hiciera dentro del Territorio del Ecuador, afectando su soberanía. Sin embargo, ningún gobierno predico conflicto, choque, retiro sus embajadas y movilización de tropas, batallones y armamento, salvo naturalmente el gobierno del Ecuador encabezado por su presidente Rafael Correa, y de forma arbitraria, y un tanto extremista el gobierno del presidente Chávez.
La actitud del presidente Correa era de esperase por razones naturales. Lo que si no tiene justificación alguna es la alharaca y más aún, el retiro de nuestra embajada en Colombia, y peor aún, el envío de batallones, tanques y tropa a la frontera. La actitud del gobierno de Chávez es bajo todo punto de vista legítima pero desproporcionada. En la globalización donde privan los acuerdos en materia humanitaria, económica y demás, las relaciones con los países, vecinos y socios comerciales deben ser de más armonía y ponderación, nunca de zozobra o de propensión al conflicto.
Debemos recordar que el conflicto y la declaratoria de casi guerra de parte del presidente Chávez hacia el gobierno del presidente Álvaro Uribe no tenía asidero y justificación. El conflicto registrado puede asumirse como Bilateral (Ecuador – Colombia) o Multilateral (los países de América Latina) pero nunca Trilateral (Ecuador – Colombia y Venezuela). A ningún país andino y latinoamericano le conviene una escalada militar y violenta. Además, no perdamos de vista que el trasfondo de todo estuvo en una decisión de un gobierno y Estado que está absolutamente convencido de que con la guerrilla y el terrorismo no debe haber tregua, el golpe a la FARC es inobjetable, el asesinato de Raúl Reyes era un riesgo y costo que había que correr y asumir, sin que ello implique legitimar la violación de un territorio. Sin embargo, cabria preguntarse si igualmente no es una violación de la soberanía la forma como incursionan y se instalan por largo tiempo los campamentos de las FARC en territorio ecuatoriano o venezolano.
La cumbre y la intervención y el coraje de algunos presidentes y cancilleres en hora buena, es lo que milagrosamente acabo con el conflicto y posible guerra en la región. Álvaro Uribe fue el gran triunfador en dicho conflicto, nos sólo por descabezar a la FARC con la muerte de Raúl Reyes, y posteriormente Iván Ríos, sino además por colocar la condena a la FARC en la palestra global. Dios quiera y no volvamos a estar cerca de un conflicto planteado. Por lo pronto, deben de recuperase las relaciones entre los países afectados y aprovechar esta semana santa para repensar algunas actitudes y posturas. Venezuela necesita que su presidente y gobierno miren adentro y dejar a un lado un protagonismo que nos ha hecho daño. Que viva Venezuela.